miércoles, diciembre 13, 2006

Merry Christmas

Como cada año, diciembre llega de repente, sin avisar, y nos encuentra en medio de mil cosas. Este año diciembre es un poco distinto, porque desde que tenía dos años que no pasaba una navidad en el invierno. Eso yo creo que dificulta que el espíritu navideño me empape, a pesar de las luces, los villancicos, los pesebres (acá les llaman belenes) y los ricos turrones y polvorones.
Yo nunca he sido muy navideña. Creo que dejé de serlo, cuando dejé de creer en el Viejo Pascuero. Qué pena decir eso, pero para mí esa vorágine de compra que se produce en Santiago me llevó a odiar la navidad. Acá, como Pamplona es casi un pueblo, a pesar de su categoría de ciudad y capital de la comuna foral de Navarra, eso no se ve.
Pero, esta navidad será especial. Y muuuy distinta. Primero que nada, porque me pasaré el 24 de diciembre entre aviones y aeropuertos y como la canción de Alejandro Sanz "Por Bandera", volveré a casa por Navidad.
Volver a Chile para Navidad y Año Nuevo hace que esta sea una época de reencuentros. Y eso es mucho más significativo que los regalos o los banquetes casi báquicos que a veces nos pegamos en esta época.
Por eso, esta Navidad sí la espero ansiosa y feliz. Acá todos andan con el espíritu y ojalá se me pegara un poco. Además, como acá los regalos los traen los reyes, eso alaarga la Navidad.
De hecho, tienen costumbres muy interesantes para mi gusto, incluso podríamos imitarlas, para tener más épocas de fiesta, jiji.
Allá el 24 y 25 son parecidos a los nuestros, pero sin regalos: comidas y almuerzos familiares, villancicos y misas del gallo para los todavía practicantes, etc. Después, el Año Nuevo hacen las fiestas de NocheVieja: estas varían según el lugar, por ejemplo, en San Sebastián son formales y acá en Pamplona, la gente se disfraza y comen sus 12 uvas por campanada. Y el 6 de enero, en la madrugada, los niños descubren que sus cartas a los Reyes Magos han sido leídas y encuentran sus regalitos.
Para ellos, una Navidad como la chilena, con 28 grados de calor, se les hace rarísimo. Me preguntaban cómo decorábamos y yo le dije que igual que ellos y que los pobres viejos pascueros de los malls se derretían de calor. Pero en fin, nuestra Navidad es así, un poco gringa, pero así nos gusta y así la gozamos. Porque yo debo reconocer, que aunque no logro empaparme del espíritu navideño como cuando era niña, igual lo paso bien.

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