viernes, noviembre 27, 2009

Be yourself..noone else can do it! The black sheep

No sé porqué hoy, mientras bailaba (lo que pasa es que hace casi un año ya, con interrupciones, cuido mi figura yendo al Ti5 y a pesar de coordinación nula, descubrí que no sólo ayuda a mantenerme bien, sino además, menso tensa y más contenta...el tema de las endorfinas y cansarse "botando stress"), me puse a pensar que, cuando no pesco si alguien mira o no cómo bailo, siento que lo hago mejor. Es que cuando deja de importarte lo que piensa el resto, te relajas, lo haces mejor y, en el caso de que sigas haciendo el ridículo, lo pasas mejor por lo menos. Ahí caí, con esa metafóra del baile, en una realidad que hace muchos años me daba vueltas: la verdadera razón por la cual nunca me esforcé en integrarme del todo en el ambiente de mi colegio ni me he preocupado por mantener muchos vínculos, a pesar de que haya mucha gente valiosa que nunca me preocupé de conocer (y ellos tampoco a mí, hay que decirlo).
Ya sé porqué para mí todos los eventos masivos de ex compañeros son un tema ("me da lata", "voy o no? tengo otro carrete más chori"...). Felizmente, muchas veces no he debido plantearme esa disyuntiva, porque no he estado en Santiago cuando se han juntado o he tenido cosas mucho más importantes (realmente qué hacer). No sabía qué era lo que siempre me hacía sentir fuera de lugar en esos carretes...la misma sensación que tuve durante 14 años de colegio, más fuerte cada año, cuando me sentía como enjaulada y el acabar el colegio fue sentir una liberación tremenda.
Del mismo modo, en mi año en España también sentí una sensación parecida, no igual. En ese entonces lo capté y fue porque allá la gente va más de frente y menos pendiente de lo que hace el resto. Aunque, allá también existe el pelambre...creo que es un mal universal del que yo tampoco estoy libre para tirar la primera piedra. Pero la gente allá juzga menos y es menos "uniforme", menos "oveja", hay más libertad para actuar como se te antoja y menos prejuicios acerca de lo que el resto puede opinar. amí me habían criado un poco así y por eso en Chile, a pesar de mi carácter tímido y "ermitaño", mucha gente encuentra que soy muy segura de mí misma y tengo mucha personalidad...yo no encuentro! lo que pasa es que yo actúo impulsada por el corazón y la cabeza, no por encuestas...
En fin, mientras bailaba comprendí que la razón de mi incomodidad con el ambiente pelolais de mi cole es que desde muy chica, se me juzgó mucho. El ser bajita, usar anteojos (con parche, para más horrores, como "Brunito" de los '80, personaje que aunque nerd, se ganó mi total ternura), ser malgenio, potoncita, el gustarme la historia y ser mala en matemáticas, el leer libros en inglés desde quinto básico en la hora de estudio (me los regalaban y me encanta leer...nunca me planteé que fuera raro, vi a mi abuelo y mi papá leer cotidianamente en inglés), amar los mitos griegos (cómo no hacerlo, me parecen grandiosos y mi abuelita me los contaba como cuento). Y en la adolescencia, los motivos para ser juzgada no faltaban. "Que no le gusta ir a los interescolares!", "no fue a la fiesta porque le dio lata!", "dice que no le gusta nadie, que rara!" (siempre me gustaba alguien, pero ni cagando! les iba a decir, eran muy hociconas). Obvio que también dí razones, me mandé condoros, era insoportablemente malgenio y ácida, mi adolescencia fue un período oscuro...imagínense que a los 18 años me gustaba leer Rimboud y Baudelaire, y escribí poemas de ese estilo...ufff! intensísima, la madurez templa todo...
El sentirme siempre juzgada y catalogada de "rara", "amargada", "perna" y no sé cuántas maravillas más, me hizo crearme una coraza, en la que me hice más dura, más malgenio, más introvertida y más rara. Obvio, si me iban a pelar por tonteras, que lo hicieran con fundamento. Me convertí en un ser muuy pesado. Y nunca me sentía 100% cómoda, en el colegio o donde quiera que fuera con ellas, porque sentía sus ojos inquisidores sobre mí toodo el tiempo, hasta que llegaba a casa o me juntaba con otras amigas. Ahí podía ser yo misma, como ahora, como desde que entré a la universidad y en España, más que nunca. Sólo una vez que dejé de sentir ojos censurantes sobre mí, conocí la verdadera amistad y el amor. A veces me pasa que siento que mis amistades del cole están viciadas por ese sentimiento tóxico de no poder ser siempre yo misma, porque si digo o hago algo fuera de lo común, saltan los "pero Ana!" igual que en el cole. Puajs!
Obvio que es un tema trabajado y yo hoy me planto frente a ellas y ante el que sea importándome un rábano lo que piensen. Si no lo hubiese superado, hoy no podría parame frente a desconocidos a hacer clase o disertar. Y sé que ellas me estiman, como yo a ellas, pero no puedo acercarme demasiado, porque me ahogan. Sin que hagan nada en especial, me ahogan. De a una, muy bien, buena onda, pero en conjunto me saturan, porque siento que soy un lobo disfrazado de oveja negra, contemplando un rebaño.

lunes, noviembre 23, 2009

Farkas, el nuevo Batman?

Este país está, realmente, patas arriba. Ya estoy aburrida de oír cómo los políticos malgastan, guardan bajo siete llaves o roban el dinero fiscal, mientras muchos necesitados siguen esperando. Para el caso, cualquiera de las tres opciones dan lo mismo. Por eso, un personaje tan excéntrico como Farkas se convierte de la noche a la mañana en celebridad al hacer donaciones tan generosas. Y no hablo del regalar lucas en la calle o sandwiches en el festival. Hablo de gestos mucho más significativos, como el donar un ecotomógrafo para Putre o asumir el mecenazgo de Tomás. Obras que me parecen loables y que hacen que este llamativo personaje gane mi respeto. Pero, no dejo de pensar: ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, aún haya lugares de Chile cuyas instalaciones médicas sean tan precarias? ¿saben cuántas vidas pueden salvarse con una simple ecografía? Tuvo que llegar un programa de televisión, el CQC y dar a conocer el tema con su "Cadena de Favores", para que nos enteráramos (los santiaguinos al menos) de lo que pasaba allá (osea, no soy inocente, sé que la vida allá es muy pobre, pero jamás pensé que tanto como para no contar con algo tan indispensable como el ecotomógrafo). Al año siguiente, a través del mismo programa, ayudó a reconstruir una escuela rural. Muy bien por CQC. Farkas y todos los que colaboraron en la cadena. Pero, ¿dónde está el gobierno? ¿los ministerios correspondientes no deben velar justamente por eso? Dejo la pregunta abierta.
Y mi rabia sigue al recordar a Tomás González, un talento cuyos padres, con mucho esfuerzo han logrado potenciar (me suena conocido, ¿no? ¿cúántos ejemplos más así tenemos?). Y no sé porqué entonces uno prende la tele y aparece a cada rato ADO Chile, vendiéndose como "creador de medallas olímpicas", cuando quienes han conseguido una ha sido por puro talento y esfuerzo personal y ni ellos ni su antecesor. Chile Recortes, les han ayudado. Me alegra que Farkas, quien se está convirtiendo en una especie de Batman cuya arma es su generosa billetera, haya acusado recibo de la simpática "broma" de González y haya decidido ayudarlo. A veces creo que deberíamos tener más Farkas. Aunque, si ciertos organismos hicieran bien la pega, no los necesitaríamos tanto.
Una reflexión que, aunque es en época de elecciones, lanzo libremente y sin reivindicar a ninguna de las cuatro alternativas. Porque cada uno sabrá a quién más creerle para que aquello cambie. Y el tiempo nos dirá si teníamos razón o no. Tampoco caeré en el proclamar a Farkas como candidato, porque para mí la política es una fuente de eterna corrupción, es como la Tierra de Mordor del Señor de los Anillos: si cae en ese pozo, talvez lo perdamos.

miércoles, noviembre 11, 2009

Lucha de Gigantes

(Nota: para leer este post, lo mejor es escuchar la canción "Lucha de Gigantes", de Nacha Pop)
¿Qué les dice esta frase?: "Un duelo salvaje advierte lo cerca que ando de entrar en un mundo descomunal, siento mi fragilidad". Amo este mundo descomunal, aunque a veces no lo comprenda y mi fragilidad la tengo muy bien asumida. Mis problemas son con los duelos salvajes, ¡porque ojalá fuese uno! y peor, a veces el "contrincante" es invisible ¡o múltiple! Esta canción puede interpretarse de muchas formas, pero para mí, es casi una marcha de guerra. Cada vez que necesito fuerza (y estamos terminando el año, la fuerza es escasa), la escucho y me inyecta demasiada energía para enfrentar todas las batallas o "duelos salvajes".
Talvez muchos hayan conocido la canción por la película "Amores Perros", que a mí me encantó. Pero la verdad, la canción es muy anterior, es de los años '80. Y en la película se le dió un sentido muy distinto, pero para mí, esa canción es un grito de apoyo, como diciéndome " tranquila, aguanta, estamos todos igual, sigue adelante, falta poco o ya se va a solucionar, ten paciencia". Y por eso me encanta, además que me gusta la voz, la melodía, y por supuesto, ¡la letra!, que como yo tengo cero oído, aunque bastante inclinación literaria, siempre privilegio la letra sobre la música, otra gente es al revés, aunque una buena canción debe ser las dos cosas. Y el intérprete también ha ce mucho. Por ejemplo, se están escuchando muchos dos covers de "El Tiempo en las Bastillas" de Fernando Ubiergo, maravillosa canción, letra y voz en su original. La versión de los Difuntos Correa me encantó, en cambio, la Francisca Valenzuela, a la que respeto mucho como cantante aunque no me gusta, para mí asesinó la canción.
Últimamente, mis posts han sido terriblemente combativos y melancólicos, las alergias de primavera me atacaron con fuerza, agotaron mi cuerpo y me quitaron la poquita paciencia que tenía. Por eso hoy, a unos días de mi cumpleaños y tras protagonizar la quinta pataleta de la semana (y recién es jueves), quiero acabar con esa nubecita negra que me tiene malgenio y recordar todo lo bueno que me está pasando, porque a diferencia de otras personas, cuando la vida me da la espalda no me derrumbo y pienso que todo está mal, sino que chillo un rato y luego sigo.


Debo alegrarme, porque llevo 29 años de vida, una vida fácil, cómoda y afortunada, rodeada de seres queridos, que me ha dado la oportunidad de viajar y dedicarme a lo que me apasiona. Un amor de verdad, con el que llevo más de un año casada y más de diez juntos. Un amor basado en la comprensión, la confianza, el respeto y la admiración mutua. un amor blindado, donde ninguna opinión ni comentario externo importa, porque es un amor de a dos. Nunca hicimos caso a ninguna presión, nos casamos cuando quisimos y continuaremos así, sin pescar la opinión de nadie (porque, de nueve años de pololeo, seis fueron escuchando "y, ¿cuándo se casan?", "¡cómo te vas sola a España!" y hoy escucho " ya es hora de tener guagua, ¿no?" a todos les sigo diciendo que se vayan ya saben adónde).


Así que también me alegro de haber heredado este carácter porfiado y llevado de mis ideas, porque soy feliz de hacer siempre (mientras se puede, obvio) lo que quiero. Estudié lo que quise y he podido demostrar que no me moriría de hambre como todos pensaban y he demostrado que la Historia es importantísima y que esa imbecilidad de los racionalistas de que no sirve para nada no es más que eso. Un pueblo sin historia es un pueblo desmemoriado y le pasa lo mismo que una persona sin memoria: repite los errores, no sabe lo que tiene, olvida dónde dejó sus cosas, etc. ¡Un desastre! La amiga Historia ayuda mucho a los pueblos y en los llamados países desarrollados la conciencia histórica es fuertísima. Así que, señor racionalista: su economía le hará rico y su ciencia poderoso, pero sin la Historia no tendrá idea cómo manejar su poder y riqueza. Aprenda de los errores del pasado, tal como hacen las personas. Me alegra ser descendiente de inmigrantes, que me heredaron ese espíritu aventurero y emprendedor, el siempre querer ir tras cosas nuevas y no complicarme a la hora de adaptarme a nuevos desafíos. Me gusta no querer uniformarme con el resto, sin miedo a ser tachada de "rara" (palabra muy usada en el ambiente pelolais en el que me crié, donde así se catalogaba cualquier cosa que rompía con el molde y equivalía a algo de terror, cuando para mí lo raro siempre ha sido fascinante). Por eso, hago caso a la canción y pido lo mismo "deja que pasemos sin miedo", yo por lo menos, y aunque tengo mil fobias, trato de pasar siempre, sin miedo a ser yo misma. Prefiero ser juzgada y malinterpretada a sentirme miserable por fingir ser alguien que no soy.
Me alegra el rumbo que está tomando mi vida, aunque estoy aterrada, porque no todo es miel sobre hojuelas. Mientras más me da por un lado, más me quita por el otro. Y me da rabia, porque es imposible acabar con todos los gigantes que me atacan. Por eso me fascina esa canción de Nacha Pop. Me da una fuerza gigantesca. Cuando dice "no sé contra quién voy", es justo lo que yo pienso cuando me siento muy aproblemada, "corriendo con una bestia detrás" y aunque me gustaría pensar que es "un sueño tonto nomás", sé que en realidad no es sólo un sueño. Sé que nadie ha "pasado sin tropezar", todos nos caemos, todos somos frágiles, pero todos tenemos la fuerza para levantarnos una vez más y enfrentar los monstruos, sean de papel o no.
Una cosa no concuerdo con la canción: a mí no me da miedo "la enormidad, donde nadie oye mi voz", porque a veces, cuando estoy realmente sobrepasada, quisiera estar en un desierto y gritar hasta quedar afónica, sacarlo todo, sin que nadie me oyera. Porque, aunque la gente jure que yo soy pensamiento hablado, soy como dice la canción "Signos" de Gustavo Ceratti: "no hay un modo, no hay un punto exacto, te doy todo, y siempre guardo algo". Así soy. Escorpiona hasta la médula. De hecho, para mí el mejor desahogo no es hablar, sino exteriorizar mis sentimientos. llorar, gritar, rabiar. Y eso se hace sola. No hay que asustar a nadie y en esos momentos, para mí la gente sobra. Como sobran los consuelos y las palabras de apoyo. Ésas para cuando uno quiere hablar o escribir lo que le pasa. Por eso, muchas veces, cuando alguien está mal, yo sólo escucho o abrazo. No hablo. Sé que a veces, la pena o rabia es tanta, que cualquier discurso está de más y empeora las cosas. Mejor un gesto.
Les dejo la letra de la canción, a ver si concuerdan conmigo:

Lucha de gigantes
convierte,
el aire en gas natural
un duelo salvaje
advierte,
lo cerca que ando de entrar
En un mundo descomunal
siento mi fragilidad.
Vaya pesadilla
corriendo,
con una bestia detras
dime que es mentira todo,
un sueño tonto y no más
Me da miedo la enormidad
donde nadie oye mi voz.
Deja de engañar
no quieras ocultar
que has pasado sin tropezar
monstruo de papel
no sé contra quien voy
o es que acaso hay alguien mas aquí?
Creo en los fantasmas terribles
de algun extraño lugar
y en mis tonterías
para hacer tu risa estallar
En un mundo descomunal
siento tu fragilidad.
Deja de engañar
no quieras ocultar
que has pasado sin tropezar
monstruo de papel
no se contra quien voy
o es que acaso hay alguien más aquí?
Deja que pasemos sin miedo.

jueves, noviembre 05, 2009

Guerra de los Cien Años....¿sweet november again?

Noviembre, mes de locos. Seguro les suena, sobre todo a lo familiarizados con el mundo educacional o académico (y eso que yo no tengo nada que ver con lo de la deuda histórica, que los que están involucrados en eso sí que viven una vorágine...at both side of the river). En fin, sumado a las mil cosas típicas de esta época, más compromisos sociales interminables y que tienden a juntarse dentro de la misma semana, y peor ¡dentro del mismo día!, vivo un momento complicado en lo personal. Estoy agotada en la mitad de una batalla, con ganas de rendirme y salir huyendo a Narnia, pero no se puede, life is a battlefield, I know, but I´m really tired and afraid of the end.
De mi curso polémico ya no voy a referime más, ¡porque ha sido un partooo! (sí, los dos atados han sido en el mismo curso, ¡horror!, ¿no?), pero por suerte, lo demás, laboralmente hablando, va muy muy bien. Incluso ese curso se está desarrollando normalmente, con un quórum pequeñito, pero participativo y que aporta mucho.
Es una guerra pequeña, comparada con la Guerra de los Cien Años, que es mi forma metafórica de llamar a una grave prueba que me ha puesto la vida. Le llamo así, porque fue violenta, traicionera, con grandes treguas, ataques sorpresa y pérdidas progresivas. ¡Ojalá aquí apareciera Juana de Arco y nos liberara del yugo! El yugo acá, por supuesto, no son los ingleses del Príncipe Negro, sino una maldita enfermedad. No mía, afortunadamente soy achacosa pero sana, sino que de un ser muy querido. Ya viví una situación similar hace siete años, una guerra que me desangró, pero no logró botarme. En ese entonces me pasó igual que ahora: épocas de grandes treguas y luego la batalla de Poitiers...ufff! al final, todo acabó con el Tratado de Troyes...ahí se produjo el fin, Juana de Arco no llegó. Ojalá esta vez fuera diferente, pero no puedo cegarme a la realidad, como tampoco hizo entonces.

lunes, noviembre 02, 2009

No comments

Necesito compartir esto, porque estoy realmente anonadada, es una situación que realmente, no logro comprender. Yo hago varios cursos, entre ellos el que hago actualmente en mi casa. Y la semana pasada, inesperadamente, un alumno decidió dejar el curso, porque descubrió que el curso no era lo que esperaba: él buscaba algo más de cultura y sociedad, en lugar de la historia política que yo explicaba. Le expliqué que sólo faltaba una clase para empezar con cultura y sociedad, pero no quiso seguir. "No es lo que esperaba" me dice, que no le gusta la "historia de los historiadores" (no sé entonces qué tipo de Historia le gusta), pero resulta que tuvo acceso al programa 2 meses antes del inicio del curso. Osea, tuvo tiempo para leerlo y releerlo, antes de tomarlo. Y no sé si no lo entendió, porque yo me preocupo por hacerlo lo más claro posible y lo he cumplido.

Para mí, ésta es una actitud propia de alguien que no sabe lo que quiere. Quiere tomar un curso, por cultura general, pero no sabe qué tomar y si en la mitad el curso le aburre (a pesar de mis esfuerzos por hacerlo entretenido), lo deja. Le expliqué cómo la segunda parte trataba de cultura y sociedad, pero dijo no querer seguir, porque pensaba que en el tiempo que queda, no se daría el tema entero y que diciembre era un mes complicado (cuando resulta que el curso acaba a mediados de diciembre, antes de la vorágine navideña).

Yo no entiendo el dejar las cosas a la mitad. Yo si tomo un curso, después de leer el programa y me doy cuenta de que no era lo que quería, me paso de tonta. No le echo la culpa a quien lo ofrece. Pero que me venga a insultar la historia de los historiadores, criticando el hecho de que uno explique la sucesión de acontecimientos y fechas (es historia política, porque la primera parte es Política Europea), no sé que pensó que era. Además, si le aburría la historia política, podía comentarlo antes o darse cuenta antes. Su único comentario fue hace unas semanas, cuando me preguntó que porqué no enfatizaba en la vida cotidiana de las personas comunes y corrientes del período estudiado y le expliqué cómo eso se vería en la segunda parte, a través del arte, la religión, los problemas de la época, etc. Pasan unas clases y me sale conque se va. Y tan estúpidamente, que lo hace justo antes de comenzar el tema que más acerca a lo que le gusta.

Me desilusionó. Era un alumno muy interesado, participativo, un gran aporte. Además, un caballero. Der hecho, todo me lo planteó con muy buenos modos. Pero igual, su actitud me dolió. ¡Es que no lo entiendo!¿Cómo no se da cuenta de lo que quiere? Es como si yo, quisiera tomar un curso de literatura y viera uno cerca de mi casa y a buen precio, porque quiero aprender a escribir cuentos. Veo el programa y el curso se llama "Introduccíón a la poesía chilena" y hablara de Neruda, Tellier, Guzmán Cruchaga, etc., para terminar con un taller de redacción de poemas. Y en la mitad, casi acabando las clases de poetas, lo dejara porque "yo quiero escribir cuentos, no recitar poesía", ¡Absurdo! Si fuera así, lo dejo en la primera clase, ¡no después de dos meses! Y para aprender a escribir cuentos, la teoría poética igual me sirve. Acá pasa algo similar. Si lo que le interesa es un curso de "Vida cotidiana en la Edad media" (tema que no trabajo, aunque otros lo hacen estupendamente, yo me voy más hacia religión, arte, educación, filosofía y actitud ante la muerte cuando veo cultura y sociedad) y saber cómo vive el campesino y el artesano en el siglo XIV, es mucho mejor saber antes qué realidad política y cultural vivía ese artesano o campesino.

Es cierto, la historia política ya no es el único enfoque historiográfico (de hecho, en mis investigaciones, me inclino más hacia mentalidades), pero para iniciarse en el estudio de la historia, es "la columna vertebral". ¿Cómo entender la mentalidad del campesino francés del siglo XIV sin comprender el feudalismo, la crisis política de su país, las crisis económicas, las revueltas que organizaron, quiénes les gobernaban, en qué creían y qué educación tenían? Me parece más válido comenzar con eso y no con el "cómo viven, qué comen, cuánto viven, etc."

Osea, he llegado a pensar que abandona el curso por otras razones y, como no quiere decirme (que además no tendría por qué), saca esta excusa. Hubiese preferido un simple "por razones personales, abandono el curso" y bien. Pero no esta divagación teórica, cuestionando la calidad del curso, cuando ha sido exactamente lo ofrecido en el programa. Sobre todo, porque el único que queda pésimo es él. Como un indeciso, que no tiene idea lo que quiere o peor, como alguien tan ignorante, que no comprende un simple programa cuando lo lee. Prefiero pensar lo primero. Pero prefiero pensar que algún problema de otra índole tiene que le impide seguir asistiendo a clases y prefirió inventarse este descontento. Porque (y perdón por lo repetitiva) ¡no me cabe en la cabeza que, sabiendo a lo que iba, después de dos meses, "decida" que no es lo que quiere! Osea, era mejor acabarlo, aunque no fuera lo que buscaba aprender, si igual le sirve de base para ese futuro curso que anhela tomar. ¡Quedaba un mes y medio! ¡De un curso de tres meses y medio! El absurdo más grande.

Y lo que parece casi chiste es lo de la "historia de los historiadores", me dijo que el problema no era mío, sino de todos los historiadores. Eso sí que es injusto. Si le lateó mi curso, ¿porqué mete a todos mis colegas en el mismo saco? Además, claro, lo que le molestó es que en historia política siempre hablara de reyes y no de "gente normal", ¡por Dios! historia política medieval...obvio que los protagonistas son los gobernantes...¿y quienes gobiernan? las grandes dinastías europeas. Y si el tema es "cambios dinásticos", ¡obvio que hablaré de reyes, no de mercaderes!

Y si la historia política es la columna vertebral de la historia, es por una razón mucho más válida que el capricho de los historiadores (que es lo que da a entender al decir "la historia de los historiadoes"): es porque donde más fuentes se encuentran es en crónicas reales, documentos de cancillería e historias, encargadas por esos reyes. Diarios de vida de un campesino no tenemos, es una lástima, pero es así. De hecho, la historia de esos grupos hoy se estudia, pero a través de otras fuentes (religiosas, institucionales, etc), y es difícil de reconstruir. Además, no es mi tema. Yo estudio lo político y lo religioso. En eso me he concentrado. Y respeto mucho a quienes rescatan la historia de los grupos sociales más "olvidados". Pero como los respeto tanto, considero que mis conocimientos en esa área son muy precarios como para dictar un curso y por eso no ofrezco esos temas en mis cursos. A medida que aprendo más, los voy incluyendo, porque me parece poco serio desarrollar en profundidad un tema del que no sé mucho.

Nunca me había pasado algo así. No se crean que no he recibido críticas y que soy incapaz de aceptarlas. ¡Para nada! Soy de lo más autocrítica y me gusta que me hagan saber los comentarios, tanto buenos como malos. Que hablo muy rápido, que me voy por las ramas, que doy demasiados detalles, etc. Está bien, lo acepto e intento corregirlo. Y si no alcanzo a acabar el programa y me alegan, ¡están en su derecho! Son críticas que acepto, porque son constructivas y me ayudan a hacerlo mejor. Pero que me salgan conque "no es lo que quería", cuando antes tuvo acceso a los temas a desarrollar...GRRRRRRRRRRRRR!