miércoles, febrero 28, 2007

L'Ultimo Bacio y "El Síndrome de Peter Pan"



Hoy volví a ver esta película italiana, que me encanta. Por qué me gusta tanto, no sé, porque como gran parte del cine francés e italiano, trata temas muy "cotidianos", pero de una forma artística que es propia de ellos. Además, sus paisajes son maravillosos y, bueno...la verdad es que el italiano es mi idioma preferido, lo encuentro apasionado y romántico, me encanta.

En fin, la película nos muestra los sentimientos de un grupo de treintones que se niegan a dejar "la eterna adolescencia". La primera vez que ví esta película, tenía 22 años y los treinta me parecían un horizonte muy lejano. Todavía estaba en la Universidad y más de la mitad de mis amigos aún no se planteaban el casarse o tener hijos. Pero ya desde entonces, yo tenía claro que yo sufría de "Síndrome de Peter Pan Agudo", ya que el titularme, buscar trabajo y formar familia, eran responsabilidades que trataba de postergar el mayor tiempo posible. Y hoy, casi 4 años después, veo que eso es lo que he hecho. Y ¿saben qué? Me encanta, aunque sé que es imposible ser la eterna adolescente y siempre he tenido claro que libertad implica responsabilidad, agradezco el esfuerzo de mis padres por darme la oportunidad de estudiar y yo siempre me he esforzado por responderles y he tenido mis peguitas donde he ganado mi platita.

Mi tema con las responsabilidades adultas no va tanto por lo de ser independiente económicamente ni con el miedo al compromiso. Supongo que se imaginan que después de casi ocho años de pololeo, sería enferma de hueona si me diera miedo el compromiso. Mi negación a ser 100% adulta se debe a que me niego a ver la vida con la seriedad adulta. Todavía me gusta ir a tomarme unos copetitos después de clases, de repente carretear un día de semana y pegarme un viaje sin remordimientos de pensar cómo pagaré las cuentas del fin de mes. Me gusta llegar a mi casa y que me regaloneen y todavía compro agendas de Hello Kitty y Winnie The Pooh. Me niego a ponerme un trajecito de dos piezas para ir a trabajar, aunque sí me visto formal y recatada para la pega y me siento rara o disfrazada con pantalones de vestir.

Talvez por eso me gusta esta película que muestra este grupo de amigos, algo mayores que yo, que se niegan a hacerse adultos y aceptar reponsabilidades. Aunque dan ganas de sacarles la chucha, cuando vez que uno no para de fumar pitos y tirar cada noche con una mina distinta; otro que está chato de su mujer y su hijo y no los pesca; el otro que se niega a hacerse cargo de la empresa familiar cuando su papá muere y el protagonista, que teniendo una polola preciosa, con la que vive en un depto muy piola y va a tener una hija, le baja una crisis hueona, de volver a ser pendex y se mete con una pendejita de colegio, estupenda, pero muy niñita. El "cable a tierra" del grupo es el que decidió tirarse a la piscina de la adultez de una: se casó con su polola y trata de aconsejar a sus inmaduros amiguitos.

No quiero contarles el final, pero pasa como la vida: algunos deciden prolongar su época irresponsable y otros se establecen. Y me gustó eso, porque creo que prolongar la adolescencia un ratito está bien. Sobre todo, cuando tienes 20 y tantos, porque ya superaste los complejos de la primera adolescencia, gozas de más libertad y recursos para pasarlo bien, eres más consciente y te cuidas más. Pero, lega un punto en que hay que chantarse y despegar haciala vida adulta. Pero yo me lo he tomado como un proceso y he ido quemando etapas de a poquito, para poder disfrutar un poco más la "adolescencia adulta", aunque siempre con límites y responsabilidad.

Los personajes de esta pelicula no siempre llegan a ese equilibrio. En general, casi todos trabajan y se mantienen, pero se niegan a comprometerse con algo y por eso planean un súper viaje por África. Algo motivante y atrayente, pero que a veces suena a huída. Y creo que huir, para evitar comprometerse con algo no es la solución.

A veces nos gustaría ser eternamente niños, no tener responsabilidades y hacer lo que queremos, no lo que tenemos que hacer. Pero, ¿saben qué? si hiciéramos eso, finalmente nos aburriríamos. Por eso, para variar, y apelo al eterno equilibrio. Talvez para ustedes esto parezca una obviedad, pero es que yo soy súper extremista y visceral. Y creo que se puede prolongar un poco la eterna adolescencia, en el sentido de no achacarnos múltiples responsabilidades antes de tiempo.

Pero, en el caso de los protagonistas de "El último beso", ellos estaban en una situación intermedia: dos eran padres y se negaban a la responsabilidad y el compromiso. Y yo ahí me enojo. Porque si eres padre, ya te adjudicaste varias responsabilidades de una. Responsabilidades ineludibles y que son para toda la vida. Entonces, asume. Si ya eres padre, ya es imposible no considerarse adulto. Porque ya tienes otra vida que depende de tí y tu libertad se ve, en cierto sentido, limitada. Aunque, me parece que es la más preciosa limitación que podamos poner a nuestra libertad.

Además, creo que ser adulto no significa dejar de pasarlo bien. Significa darse cuenta de que no todo en la vida es pasarlo bien. Cuando ya el deber no nos parece una imposición, porque entendemos que de esos deberes depende nuestra felicidad y la de quienes nos rodean. Los deberes pasan así a ser una opción. Decidimos ser responsables, comprometernos y cumplir. Yo me siento una adolescente aún, porque estoy en proceso de aceptar todo eso. Y mi nula intención por acelerar demasiado ese proceso es una prueba de que aún no maduro del todo.

jueves, febrero 22, 2007

Reflexiones de una ermitaña

Cuando estás lejos, todas las noticias te llegan con una emoción recargada. Hoy, me llegaron dos hermosas noticias de nacimientos: un tío acaba de ser papá por tercera vez, de un rollizo niño de 4 kilos y una amiga, de una niña de 3 kilos 600, con una carita muy simpática. Pero, también supe sobre la separación de una compañera de colegio. Y es un tema que me apena muchísimo, porque aunque yo no la vea mucho, la conozco de toda la vida y sé las ilusiones que tenía puestas en este proyecto.
Caminando por Pamplona, pensaba en estas dos noticias de hoy, una de nuevas vidas, de alegría y emoción y otra de tristeza, de mucho dolor. Me guardaré los detalles, porque es una historia muy complicada y que ha causado mucho daño. Recordaba lo que Pepa escribió el otro día en su blog, sintiendo que todos habían evolucionado, mientras ella sentía que seguía igual (cosa que yo no estoy de acuerdo), y pensaba que, a veces, es mejor estancarse en ciertos aspectos de la vida, como el emocional.
Porque a veces, uno está solo, mientras todo el resto está emparejado y se siente distinto o incompleto. Pero a veces, los que están con alguien están mucho peor que tú. Lo que pasa es que uno no se da cuenta. Creo que por eso no es bueno apurar las cosas. Y si bien, me alegro por mis amigas que ya se han casado y han tenido hijos, y a veces me gustaría estar como ellas; cuando me entero de historias como ésta, me doy cuenta que el matrimonio y la maternidad son temas importantes, preciosos, pero que requieren una tremenda responsabilidad. Es entonces cuando descubro que cada cosa tiene su tiempo y que no hay que apurar las cosas.
Así que a mis lectores les digo: si están urgidos porque su pareja no quiere soltar la roca todavía o, sufren porque están, como dicen acá "más solos que la una" (me fascina esa expresión), no se angustien. Si están solos o emparejados, pero sin perspectivas de altar cercanas, piense que es porque aún no les llega su hora. Ya llegará cuando tenga que llegar. Y si no llega, es porque talvez algo mejor o distinto les espera.
Lo que trato de decir es que NO apuren los procesos. A veces, la gente, y más en concreto, las mujeres, empezamos a urgirnos por el tema de "que se nos va el tren" o el "reloj biológico" va pasándonos la cuenta, y hacemos estupideces. Aunque, también hay hombres así, pero es un problema más femenino, porque las mujeres somos mucho más de tejer grandes planes a futuro, en ese sentido, los hombres "viven más al día".
Si ven que sus amigos ya están casados y criando guagüitas, no se urjan. Mejor ser "el tío solterón buena onda" de los pendex de los amigos, a estar soportando energúmenos de por vida. Si quieren ver un gran ejemplo de soltera urgida, capaz hasta de olvidar su dignidad por buscar un hombre para llevar el altar, vean "El Diario de Bridget Jones" o lean "31", la excelente columna que escribe Claudia Aldana bajo el seudónimo de "Consuelo Aldunate" en la revista Ya.
Con esto, no quiero decir que esta amiga mía que sufre ahora una separación haya terminado así por eso. Para nada, a mí me consta que se casó enamorada y muy ilusionada. Creyó encontrar al hombre de su vida. Lo que digo es que cuando pasan estas cosas yo digo: "para qué la gente anda tan urgida en busca de casarse, si el matrimonio no es el paraíso". Casarse no es sólo ser, por una noche la reina de la fiesta, emperifollada y de blanco. Y el matrimonio no empieza cuando te vas dos semanitas a pasarlo bien, lejos de la rutina, al Caribe.
El matrimonio es un proyecto en común, que conlleva una diaria convivencia, ceder en muchas cosas, trabajar por sacar adelante a la familia, criar a los hijos en conjunto, disfrutar de algo tan sencillo como tomar juntos el desayuno el día domingo. Por lo menos ese es mi concepto. Obvio que me gustaría el anillo, la fiesta, el vestido y el viaje, pero entiendo que no es sólo eso. Y a los hueones que no entienden porqué uno lleva casi ocho años pololeando y no se casa, les digo que porque aún no es el momento y que si acaso ellos me van a mantener. Porque claro, esa gente parece que se queda con la idea del anillo y la fiesta, que es lo que a sus mentes copuchentas les interesa.
Así que, si como yo, llevan años de pololeo, felices y todavía ven lejos (sin complejos) el altar y la gente los huevea, voy a ser muy poco fina, pero: PASENSELOS X LA RAJA. Porque cuando ustedes tengan un hijo llorando a las tres am, no van a ser ellos quienes se van a levantar. Van a ser ustedes, aunque al día siguiente lleguen con ojeras a la pega. Y les va a dar lata y al día siguiente van a andar malgenios, pero lo van a hacer igual y, en el fondo, (talvez muy en el fondo), felices. Porque ese sueño es porque tienen un hijo con la persona que aman. Y cuando vean a su pareja urgida tratando de cuadrar las cuentas del mes o buscando pega, no van a ser ellos los que van a estar al lado de él, tragandose su mala onda y su tensión. Van a ser ustedes. Y lo van a hacer porque es tanto lo que lo aman, que prometieron apoyarlo en las buenas y en las malas. Y si, como mi pobre amiga, los problemas son tantos que ya no hay vuelta atrás, los que sufren con la separación son ustedes. No el hueoncito que te preguntaba cuándo te casabas. Ése, seguramente en ese momento ni siquiera te va a dar su apoyo, capaz que copuchentee con tu desgracia, o te condene al infierno.

jueves, febrero 15, 2007

Brujitas Criollas

Existen mujeres que desde pequeñas tienen el vestido de novia en la cartera. Pero, hay otras peores, que no sólo tienen como única aspiración casarse; sino que para conseguirlo están dispuestas a todo. Después de todo, las del vestido de novia en la cartera, en general son honestas y se les nota desde siempre lo que quieren. Y buscan hombres que califiquen con ciertos requisitos: buena pinta, buena proyección liberal y plata. No digo que ahí no haya amor, obvio que lo hay, porque ellas desde chicas han soñado con un tipo de hombre y, al encontrarlo, es lógico que se enamoren. Algunas tienen mucha suerte y además, se encuentra con que este hombre va con el anillo en los bolsillos.
Eso es algo que yo he visto muchas veces y antes, al ver mujeres de 21 o 22 años casarse, me espantaba. Ya no, porque con los años me he puesto tan tolerante que me ha dado cuenta que si su opción de vida es ser una mamá joven y su mayor proyecto de vida es la familia, me parece muy respetable. Además, porque después he visto cómo se desenvuelven como mamás y dueñas de casa responsables, mientras yo sigo carreteando como si tuviera 15. Yo tomé la opción de prolongar mi época estudiantil y postergar el formar una familia. Pero, porque a mí me fascina estudiar y mis proyectos laborales requieren que invierta más tiempo haciéndolo.
En fin... mis queridos lectores: si se topan con una niña cuyo velo de novia se asoma por el bolsillo, no se asusten. Si están enamorados y también buscan estabilidad, formar una familia o, simplemente, llevan el anillito de rigor en el bolsillo; juéguensela. Será una excelente madre y esposa, porque para eso se ha preparado toda la vida. Eso sí, yo siempre recomiendo que para casarse, hay que estar seguro, conocer bien a la persona, quererla mucho y esforzarse por que todo salga bien.
Pero, si ustedes aún no piensan en caminar de pingüinitos al altar todavía y sólo buscan enamorarse, conocer a alguien especial y en un futuro, más bien lejano, si todo sale bien, llegar a un compromiso, o bien; no creen en el matrimonio, arranquen a perderse.
En todo caso, la aspirante a novia no es tan peligrosa. Hay un especimen muchísimo peor, porque por último, a la que describí antes es fácil distinguirla. En cambio las manipuladoras son lo más peligroso que puede pasarle a un hombre bueno (porque, a pesar de lo crítica que he sido con los hombres en mis dos últimas columnas, sí creo y me consta que hay hombres buenos.)
La manipuladora es aquella que utiliza cualquier artimaña para conseguir lo que quiere sin dar a conocer nunca sus verdaderas intenciones. Creo que, en honor a la verdad, así como dentro de cada hombre hay un pequeño jote en potencia (que muchas veces aflora con el copete, jiji), dentro de cada mujer hay una pequeña manipuladora. Pero, como nada es tan blanco ni tan negro hay que matizar y yo, me estoy centrando en aquellos que concentran demasiado dentro de sí estas características negativas.
La manipuladora puede usar distintas armas para conseguir lo que quiere: el sexo, el demostrar constantemente que es perfecta y que por eso sus opiniones son siempre las mejores, sus debilidades (enfermedades, depresión, un mal momento, una adicción, etc), su físico, etc. Tengan mucho cuidado amigos míos, si se topan con una de ellas. Sé que así como hay mujeres jotes, hay hombres manipuladores, así que mis consejos son para cualquiera en general. Además, la manipuladora, como amiga, también es peligrosa.
El mayor problema es que son absorbentes. Como en general se trata de gente insegura, necesitan constantemente que alguien les preste atención para reafirmar su ego. Lo que a mí, personalmente, me resulta agotador. Y muuy dominantes. Yo prefiero al dominante clásico, que es imponente, porque aunque sea prepotente y a veces pesado, es más directo y honesto. la manipuladora es dominante "por debajo", consiguiendo con lloriqueos, pucheros, jueguitos de seducción o un buen polvo, lo que anda buscando. Y cuidado a los resistentes al compromiso: porque hay mucha manipuladora que además lleva vestidito blanco en la cartera. Peligrosísimas.
Como son dominantes, huevean hasta el cansancio con sus shows para imponer su voluntad. Son las típicas minas que "moldean" a sus pololitos a imagen y semejanza del hombre ideal que se han imaginado en sus perturbadas cabecitas. Yo no digo que sea malo tener ideales: pero seamos honestos: si te enamoras, debes aceptar a tu pareja como es, obvio que con amor pueden ayudarse a corregir ciertos defectos que molestan al otro. Pero yo en general soy partidaria del "me conociste así y es lo que hay".
A veces, la manipuladora, haciendo caso omiso al principio que yo he expuesto anteriormente, puede ser una excelente actriz y para "atrapar" a un hombre es capaz de mutar temporalmente su personalisad. Volverse toda una lady, de taquitos y pelo alisado si su blanco es un cuiquito; una hippie si el cabro es más rebelde; dejar de lado a Danielle Steel y empezar a leer a Doitoievsky si se enamoró de un intelectual; etc.
Pero llega un momento, cuando ya la relación está más avanzada, que la princesita comienza a sacar las garras y transformarse en la bruja que siempre fue. Si antes celebraba cada una de las estupideces que su galán hacía cuando estaba copeteado, ahora le prohíbe tomar; si antes ella era "feliz" porque él se iba un fin de semana con el club de Toby a la playa, ahora cada vez que él le manifiesta su intención de hacer algo así, vienen los llantos y las pataletas. Podría seguir eternamente. Yo soy muy visceral y, generalmente, cuando algo me molesta, no puedo callármelo. Las veces que he debido hacerlo fue para no causar daño. Pero jamás he representado el papel de la novia complaciente y tolerante, dispuesta a mimetizarse con su hombre. Ni cagando, no podría, no me soportaría ni yo.
Una de las cosas más peligrosas que suele hacer la manipuladora es alejar al hombre de sus amistades. Aunque aquí les recuerdo que también hay hombres que presentan estas características, pero cuando un pololo te aleja de tus amistades, suele hacerlo más directamente. Porque los hombres son directos, las mujeres somos más sutiles y estrategas. Es normal que, al empezar una relación, haya ciertos personajes del círculo de tu pareja que no te caigan bien. Ahí yo he apelado siempre a la honestidad: se lo comento a mi pololo, obviamente con tacto. Y a veces, me he dado cuenta que son puros prejuicios míos y pocas veces, por suerte, el tiempo me ha dado la razón. Y mi pololo nunca se ha enojado porque le comento que alguno de sus amigotes me caiga mal, a veces los defiende o no me pesca, diciendo que son prejuicios míos. Nunca ha habido un conflicto por eso. Hay otra gente, que se la aguanta, para evitar problemas y los evita. También es una buena decisión, depende.
¿Qué hace en cambio la manipuladora? Entra al grupo de amigos del pololito como "la amigui de todos" y, en poco tiempo, los conquista a todos. Para después ir dejando ver sus garritas y espantando a los amigos. ¿Y qué hacen estos? Con el dolor de su alma, van dejando de ver a su amigo, otros intentan advertírselo, pero a veces es peor. Muchos optan por juntarse con él en los momentos en que la bruja no pueda ir. Lo encuentro terrible, porque creo que la amistad es súper importante y esas verdaderas "limpiezas", al más puro estilo hittleriano que realizan algunas parejas, me parecen horrorosas. Sólo las apruebo en los casos en que se intenta "salvar" a la persona de una adicción o de alejarla de un grupo de delincuentes. Aunque yo, la verdad, soy un poquitín cobarde y si me encuentro con un hombre heroinómano o de la Mafia, arranco a perderme.
Así que les digo, cuidado con la gente manipuladora. Prefiero mil veces a alguien dominante, a un ultraconservador o incluso a un jote. Porque sabes a qué atenerte. Pero, las manipulaciones, del tipo que sean, a mí me sacan de quicio.

Día de San Valentín

Ayer se celebró una de las gringuerías máximas que llegó a nuestro país impuesta por Hollywood y tiendas hoy inexistentes como Village: El Día de los Enamorados. Una fecha que a mí no me importa mucho, aunque confieso que desde que estoy pololeando la tengo presente y cuando estoy con él, procuro armar un panorama entretenido y, las veces como ahora, que nos separa un océano, me preocupo por saludarlo.
Aunque creo que el día de San Valentín, con sus decoraciones rosaditas, sus cupidos y huevaditas varias en formas de corazón, es una chulería. Creo además que, al igual que el Día del padre, Día de la Madre o Día del Niño, son fechas impuestas por los publicistas y comerciantes para aumentar sus ingresos en la venta de flores, chocolates y peluches (uy, parece que lo mejor de mis sentimientos antiimperialistas estan aflorando, jiji).
Creo que no necesitamos de fechas impuestas por terceros para celebrar que estamos enamorados. Y si queremos fechas, ahí están los aniversarios, algo mucho más significativo, ya que celebras el inicio de "tu" relación. Pero creo que, si queremos hacer un gesto bonito y demostrar amor o celebrar el amor, no tenemos porqué esperar hasta el 14 de febrero. Fecha que, para nosotros los del hemisferio sur a veces puede ser fatal, porque nos puede pillar en vacaciones y lejos de la persona amada...por otro lado, si estás de vacaciones y en pareja, puede ser lo más espectacular del mundo. Ahí a veces se dan celebraciones "históricas"... es cosa de ver cómo en noviembre sube la tasa de natalidad en el país.
Así que les digo: si ayer celebraron San Valentín, muy bien por ustedes. Yo no pude hacerlo, porque estoy muy lejos de mi pololo, aunque igual nos saludamos con muucho cariño. Pero, no se angustien si la fecha les pilló solos o, como a mí, lejos de su amor. Lo ideal sería hacer de cada día un San Valentín, por muy cliché que suene eso.
Por último, quería saludarlos a todos y que espero hayan tenido un muy buen día. Porque, aunque en nuestro país es el Día del amor, en otros lugares es también el día de la amistad. Y a muchos de ustedes, los que me leen, aunque no los conozca personalmente, les tengo cariño, por compartir conmigo un ratito de su tiempo, leyendo mis confesiones.

jueves, febrero 08, 2007

Las desventuras de Caro

(He aquí mi primer "Corín Tellado". Algo que partió con una base real, que luego fui adornando con mil historias más que he vivido o escuchado. Ojalá les guste y no haya salido muy melosa, jijiji.)

No sé porqué de tanto escuchar historias de amores no correspondidos, me puse nostálgica y
recordé una muy, pero muy añeja, de casi diez años de antigüedad:
Mi amiga Carolina era muy inocentona. Tenía 16 años, pero nunca había dado un beso, porque era muy tímida. Soñaba con amores platónicos y con su príncipe azul. A pesar de que todas las que teníamos "algo" más de experiencia, le decíamos que el hombre perfecto no existía y que tuviera cuidado.
Pero ella conoce un día a Sebastián, que la dejó "marcando ocupado"; alguien que parecía muy tierno, muy inteligente y que demostraba mucho interés por ella. El error de ella fue dejarle claro, desde el principio, lo inexperta que era. Y al parecer, a algunos hombres, la inocencia de las mujeres les parece un reto: como que les afloran los genes de descendientes de conquistadores del Nuevo Mundo que llevan en los genes y ven a estas mujeres inexpertas como una nueva tierra a conquistar.
El caso es que mi amiga, como tenía tan poca experiencia, tenía una visión muy idealizada y cartuchona de lo que debía ser salir con alguien. Y cuando este galancito trató de darle su primer beso, ella, a pesar de que se moría de ganas, le dijo que no.
Ustedes pensaran: ¡Qué hueona!, si, la verdad, la pobre fue un poco ñoña. Pero, en su defensa puedo decir que ella consideraba que había pasado demasiado poco tiempo (sólo se habían visto unas dos o tres veces). Y yo creo que le dio miedo, miedo a enamorarse hasta las patas y que después se la cagaran. Aunque ella siempre dijo que sentía que no lo conocía lo suficiente.
Lo que pasó después fue bien obvio: él no llamó más. Ella, ilusamente pensó que le iba a pasar como la canción "dime que no" de Arjona: que al haberlo rechazado una vez, él volvería a la carga. Ella creyó que, si él la había invitado a salir y le había pedido un beso, era porque estaba enamorado. Porque ella sí lo estaba. Fue su primer amor y le costó mucho olvidarlo. Ahora, han pasado 10 años y ya es tema superado.
Pero le costó mucho. Sobre todo, porque después de él, tuvo un "clavo": su primer pololo, un verdadero desastre. Si el otro era un galancete agazapado, que se las daba de tiernucho, pero en el fondo lo único que quería era agarrársela, éste era el típico jote chileno (que Pepa describió con gran acierto en su columna de LUN). Y desgraciadamente sus amigas tuvimos el mal ojo de fomentarle la relación con ese patán. Porque nosotras veíamos a un tipo muy preocupado por sus amigas, que las trataba como si fueran reinas del mundo y capaz de cruzar la ciudad entera a pie por ir a verte. Con ella fue así al principio. Carolina conoció a ese hombre al mismo tiempo que al otro. Eran amigos, de hecho, me parece que todavía lo son. Sé que suena feo, feísimo, pero ahora lo voy a explicar: cuando Sebastián dejó de llamarla, él dio vuelta la página y se olvidó de ella. Pero Carolina, como buena adolescente enamorada quedo un poco "pegadita" y trataba de que él volviera a pescarla, sin resultado. Necesitaba un "aliado", alguien que la ayudara a recuperar su amor perdido. Y ahí acudió a Cristóbal. Sabía que Cristóbal había tenido miles de pololas y aventuras, pero ella se acercó a él como a un "amigo". Lo que ella quería en ese momento era información sobre Sebastián, para poder coincidir en los mismos lugares y emprender una "reconquista". La pobre, todavía pensaba que Sebastián sentía lo mismo que ella y que era taan tímido, que su rechazo lo había cohibido.
Pero en uno de esos "encuentros casuales", se encontró con que Sebastián tenía polola. Ya habían pasado un par de meses desde lo que NO había pasado entre ellos y sus encuentros siempre habían sido distantes. Su "amigo" Cristóbal, en cambio, estaba cada vez más cercano a ella: llegaba a verla de sorpresa, la invitaba al cine después de clases, le ayudaba con sus trabajos de inglés...el "amigo perfecto". Hasta ese momento, eso sí, no le había contado nada sobre sus sentimientos hacia Sebastián. Y al parecer, Sebastián nunca contó a sus amigos lo que había pasado esa noche. Porque ellos le preguntaron y él siempre contestó con evasivas. Y Carolina, con nosotros, tomó la misma actitud, hasta que mucho tiempo después, nos confesó que se moría por él, que la había cagado y que él no la pescó más.
Nosotras la animamos a acercarse a Cristóbal para llegar a Sebastián. Pero, cuando después de las vacaciones de invierno, ella llegó a una fiesta y vio a Sebastián de la mano con Trini, su polola hace 4 días, la Caro se quería morir. Puso su mejor cara de cínica y hueveó toda la noche con Cristóbal y con las que estábamos ahí. Pero, apenas pudo, se fue a su casa a llorar. No podía creer lo tonta que había sido.
Pasaron unas semanas y Cristóbal cada vez estaba más cerca de ella. Hasta que, por fin, decidió invitarla formalmente a salir. Para ese entonces, él ya sabía que ella estaba enamorada de su amigo. Ella le había contado y él le dijo que se olvidara del Seba, porque estaba muy enamorado de la Trini.
Caro empezó a convencerse de eso y decidió darse una oportunidad con Cristóbal. Sabía de su fama de mujeriego, pero, ingenuamente, pensó que era así porque nunca se había enamorado de verdad. Y ella, tan tierna e inocente, pensó que podía cambiar a un hombre. Uffff...en fin
Salieron como dos meses. Al principio, ella le dejó claro que no estaba ni ahí con él. Pero despues...empezó a confundirse y un día me confesó que le gustaban los dos. Era raro, salía con uno y lo pasaba increíble, hasta que llegaba el otro, feliz con su pololita y ella se empezaba a imaginar que ella debía estar ahí en su lugar. Pooobre.
Ahí es cuando ella debió escapar, desaparecerse un tiempo. Además, esos hombres no valían nada. Qué pena no haberlo sabido para aconsejarla. Además, yo en esa época estaba muy preocupada en mis propios rollos pseudointelectuales, ermitaños y sufriendo por culpa de un maldito jote.
Bueno, pero el cuento es que finalmente la Caro cayó en las garras de Cristóbal. Aunque, según me confesó, mientras estuvo con él, nunca pudo olvidar al Seba. Por eso, durante los tres meses que estuvo con Cristóbal, evitaba hablar con su antiguo amor. Su primer mes de pololeo fue muy lindo. Fue su primer pololo y ella estaba con toda la ilusión de un primer romance, sintiéndose querida. Además, él era atento, preocupado y, para mi gusto excesivamente complaciente con ella, no me gustan los macabeos. El segundo mes ella empezó a sentirse ahogada. Él era demasiado absorbente, quería estar todo el tiempo con ella y Caro a veces necesitaba su espacio. Y sentía que él no se lo daba. Y el tercer mes fue horrible; el hombre cariñoso y preocupado desapareció, dando lugar a un hombre celoso y absorbente unos días, indiferente otros y que se desaparecía otros tantos. Ahí, Caro comenzó a sospechar que se la estaban cagando. Ya no quería más: no entendía cómo alguien podía cambiar tanto. Y ahí fue cuando mi amiga, por fin!!!! aprendió dos sabias lecciones acerca de los hombres: que muchos (no todos) mienten o mutan de personalidad para atraer a una mujer y que es muuy difícil que cambien. Osea, éste era mujeriego y siguió siéndolo. Por suerte, mi amiga se dio cuenta a tiempo y lo mandó a la mierda.
El problema fue que su ruptura coincidió con la del Seba y la Trini. Y mi amiga empezó a creer que ahí podía pasar algo. A pesar de que nosotros la tratamos de convencer por toodos los medios de que no hiciera nada, ella se la jugó. Y al final, logró pillar al Seba volando bajo, borracho pasando las penas por haber peleado con la Trini, y le dio ese beso, que un año antes se había negado a darle. Caro ya había aprendido algo de su mala experiencia anterior y no se hizo muchas ilusiones. Cuando supe que se lo había agarrado, la reté. Le dije que no se esperara que él la llamara. Además, nos íbamos en un par de semanas a Viaje de Estudios (qué tiempos aquellos!!!! juventud divino tesoro...) y para qué iba a empezar una relación, para pasar las dos semanas siguientes separados (eso, a mi edad ya no importa tanto, pero a los 17, ufff). El caso es que el Seba la llamó. Y ella salió con él, hasta antes de irse al Viaje de Estudios. Nunca hubo ni un "te quiero" o un intento de formalizar algo. Sí, unos besitos locos y tomaditas de mano. Nada más, porque mi amiga sabía perfectamente que ella era "el clavo" del Seba. Se lo dijimos, pero nos dijo que no le importaba. Había sufrido arrempetida de no darle ese primer beso y ahora se estaba desquitando. Necesitaba cerrar esa historia y si la única forma de hacerlo era siendo la amiguita con derechos, no le importaba.
Llegó el famoso viaje de estudios y él fue a despedirla al bus. Un romántico y pequeño beso de despedida y un "nos vemos a la vuelta". Ella ya no se hacía ilusiones. Durante esas dos semanas, no habló con él. Ella decidió no llamarlo y él tampoco la llamó.Tampoco Caro se lo esperaba: no tenían nada serio y, le tincaba que él estaba tratando de volver con la Trini.
Dos días después de volver a Santiago, él la llamó. La invitó a su fiesta de graduación. Sería el fin de semana antes de Navidad, es decir, en dos semanas. Ella intuyó que durante su ausencia, él trató de volver con la Trini, sin resultados. Decidió aceptar, porque todavía le gustaba y lo quería, aunque esas dos semanas lejos de él, con sus amigas y paseando por las playas del norte, le hicieron darse cuenta de que ella valía demasiado como para ser el segundo plato. Fue a la fiesta con él y lo pasó muy bien. Pero, no pasó absolutamente nada.
Durante la noche él trato varias veces de besarla. Nosotros siempre pensamos que él nunca la había querido y que sólo quería una aventura con ella, deseando ser "el primero". Después temíamos que como su amigo había sido el primero en besarla, éste buscara ser el primero en ir más allá. Nunca lo sabremos. Lo que sí supimos es que las sospechas de Caro con respecto a su relación con la Trini, eran ciertas. Ella no quiso saber nada más del Seba y cuando éste intentó volver con ella, ésta, muy educada, le dijo que ya no sentía lo mismo que antes. Después, se enteró de sus encuentros con la Caro y lo mandó a la mierda.
Caro supo todo esto una semana antes de la fiesta. Pero, no fue la única razón para rechazar a Sebastián esa noche. Simplemente se aburrió. Le pareció que andar con el amigo de su ex era feo y más cuando la tenían de reemplazante. Decidió que esa noche sería la despedida. La noche del adiós. Alguien dijo, medio broma, medio en serio, que porqué no se lo comía a besos esa noche, si es que era su despedida. Y ella dijo: "Porque sé que si vuelvo a besarlo, ya no habrá una última vez".
Lo extraño de todo es que después, él empezó a perseguirla. La llamaba, la invitaba a salir y se aparecía donde estaba ella. Ella, divertida, nos comentaba que ahora "se había dado vuelta la tortilla". Pero, cumplió su promesa. Y un buen día, antes de rechazarle, por quinta vez, una invitación, le dijo: "tu problema Seba es que no sabes estar solo. Y yo quiero estar con alguien que me quiera a mí, no con alguien que esté conmigo por estar con alguien. "
Él nunca más la llamó. Pero yo me lo encontré hace dos años, pololeando con una conocida mía. Y me dio gusto ver que al parecer, las palabras de mi amiga lo hicieron entar en razón. Porque después de lo que le dijo Caro, él pasó dos años solo y luego de algunas experiencias fallidas, conoció a su actual polola, con la que está hasta ahora.
Pero, más gusto me dio ver a Caro aprender una importante lección de vida. Hoy está casada y con ganas de ser mamá luego. Algo que me recuerda que la "adultez" se me acerca a pasos agigantados. Pero ésa es otra historia.

miércoles, febrero 07, 2007

El jote pamplones

El otro día hablaba con dos hombres que conocí, nacidos y criados en Pamplona. Estaban con nosotros varios amigos latinoamericanos y estábamos comentando algunas particularidades del carácter de los navarros: son muy directos, muy cerrados en su círculo de amigos, muy tímidos, sobrios para vestirse, más conservadores que el resto de España, etc.
Pero, me llamó la atención la imagen que los mismos pamploneses tenían de las mujeres de Pamplona: decían que eran frías y muy pesadas, indiferentes y cortantes cuando se les acercaba un hombre. Yo después de un tiempo acá me he dado cuenta porqué las mujeres actúan así. Me carga generalizar acerca del comportamiento de la gente según su lugar de origen, pero acá he visto que muchos hombres, de entre 20 y 30 años, se acercan a las mujeres con la única intención de hueviar. Y veo que las mujeres de esa misma edad buscan algo más serio. Entonces, comprendo la actitud de ellas: les pasa como a mí. Tienen un "radar antijotes", desechando a todo aquél galán que llega creyéndose Brad Pitt o "el cachero de las pampas", con una actitud de "aquí te las traigo Peter". Porque éstos son jotes agresivos: o se quedan pegados mirándote una hora o llegan galanes, abordándote con una actitud que molesta.
Yo ya tengo varias amigas que han caído en las garras de estos jotes. Se han creído, por un par de días, correspondidas. Pero, después, ellos les salen con que sólo quieren ser amigos o con que fue algo del momento y nada más. O peor: no les han dicho nada y después los han pillado acarameladitos con otra.
A ver, no estoy diciendo que toodos los hombres de acá son así. Más aún, cuando ese especimen también existe en Chile. Y tampoco estoy desproticando contra los hombres (de hecho, creo que la maldad femenina es diez veces peor que la masculina).
Lo que me da rabia es que los dos navarros que alegaban contra la actitud de la mujer de Pamplona, son los mismos que después hicieron sufrir a mis amigas con su actitud "fuego de noshe, nieve de día", como diría Ricky Martin (sorry x lo chulo del ejemplo, pero es el único que se me ocurrió).
Y eso me da rabia: se quejan de que las mujeres son frías y distantes. Pero, cuando son cálidas y tiernas, las usan sólo para un rato. Osea, están en todo su derecho de hueviar y de agarrarse a medio mundo si quieren; pero no se quejen. El mismo derecho que ellos tienen de hueviar, las mujeres de su ciudad lo tienen para buscar a alguien que realmente valga la pena. Por eso, que se busquen mujeres que quieran lo mismo que ellos. Y a las que quieren algo serio, que no las molesten.
Lo más divertido de todo es que después, una noche salí a bailar y me dí cuenta porqué las mujeres reaccionan tan pesadas: el jote español es mucho más agresivo que el jote chileno. Tampoco es como el jote argentino, ése sí es para salir arrancando. Yo, desgraciadamente, tuve un par de malas experiencias con jotes (chilenos eso sí) durante mi adolescencia y eso me hizo desarrollar un radar hacia los jotes. Y a ellas, me imagino, les debe haber pasado lo mismo. Porque esa noche me ví convertida en una pamplonesa cualquiera: pesada, fría y distante con los que trataron de acercárceme. No porque se hayan acercado, sino por la forma grosera y descarada de hacerlo, demasiado entradores y galancetes. Yo en Chile tengo un pololo y estoy feliz con él; por lo tanto, no estoy ni ahí con andar con aventurillas. Y si conozco gente, los veo como amigos y les dejo claro desde el principio que no se pasen rollos. Pero, tampoco soy ingenua: si alguien llega con una actitud así de entradita, me queda claro que no le interesa ser mi amigo.
Así que llegué a la conclusión de que las mujeres de aquí no son pesadas o frías: son inteligentes. Se dan cuenta altiro cuando éstos andan ganosos y no los pescan. Porque, a lo mejor ellas no andan buscando hueveo. A lo mejor ya han hueviado mucho y quieren algo serio o, simplemente, buscan que las quieran y las respeten. Como muchos de nosotros. Y, aunque no saben quién es el que les dará cariño y respeto, saben perfectamente quién no se los dará.
Y ahí me sentí afortunada. Porque yo sí tengo una relación estable y me siento querida y respetada. Mayor razón para "espantar" al jote pamplonés. Personaje que empiezo a odiar, no porque sea jote (cada cual tiene sus opciones en la vida), sino por hacerse la víctima cuando una noche no pueden cazar.

martes, febrero 06, 2007

"El Sindrome Zamorano"

Estando en España, he reflexionado sobre un curioso síndrome que le viene a algunas personas cuando viven un tiempo fuera de su país. Algo que, incluso ha sido parodiado en esa exitosa y chistosa serie de Me gavisión que es "Casado con hijos": el "síndrome Zamorano".
Es una extraña cuestión que ocurre cuando a una persona se le pega el acento del país que lo ha acogido. Se ha bautizado así, porque el célebre futbolista, después de vivir varios años en España (jugando muy bien, por cierto), volvió nuestro Chilito lindo hablando como español, siendo que es más chileno que los porotos (como la que escribe y como la gran mayoría de los que me lee).
Yo lo encontraba una chulería (entiéndase en el sentido chileno: siutiquería, no en el mexicano ni en el español, que sería algo atractivo). Hasta que, llegué a España y me encontré con una realidad un poco triste: nadie entendía lo que hablaba. Es cierto, hablo rápido, no modulo y uso muchos, muchísimos, modismos propios de Chile y también demasiados garabatos. Entonces, no me entendían qué decía. Por eso, para poder comunicarme, he tenido que "neutralizar" mi acento. No me malentiendan, no hablo como doblaje de película del Showbiz (qué horror!!!), sino que trato de hablar más lento y de "traducir" mis chilenismos a sus modismos españoles (aunque, de vez en cuando introduzco algún chilenismo, xq son tan bonis algunos...)
La famosa "zeta" no se me ha pegado y no se me va a pegar. De hecho, cuando, x hueviar, trato d imitarla, no me sale y termino pronunciando las "s"como zetas y las zetas como "s". Osea, todo al revés. Y cuando me enojo, no digo "coño", ni "joder", sino el chilenísimo "puta la huea" (q ha causado sensación en estas tierras). Y no puedo decir "en seguida", sino "altiro" (se cagan de la risa cada vez que lo digo, y todavía no lo cachan).
Pero bueno, entiendo que a la gente, por tratar de darse a entender, se le pegue "algo" de la forma de hablar. Aunque es un proceso muuuy lento. Hay que vivir más de cinco años para que se te pegue bien. Por ejemplo, yo tengo un tío que vive hace 15 años en México. Habla como chileno, aunq obvio q se le han pegado palabras mexicanas, pero el "hueon" sigue presente en su vocabulario.
Es que es eso: más que ponerse a hablar como español, a uno se le pegan las palabras. Muchas veces, porque la palabra que usabas siempre, aquí no la conocen o significa otra cosa (que es peor, xq se presta para malentendidos).
Cada país de habla hispana tiene sus modismos. Nosotros, compartimos algunos con nuestros vecinos (por ejemplo, "mina", con Argentina o "huevón" con Perú). Hay otros vocablos propios de Latinoamérica, como "gringos", expresión desconocida para los ibéricos. Pero lo peor, es cuando en un lugar algo significa una cosa distinta al sentido que nosotros lo usamos. Ejemplos hay muchos: la misma palabra hueón (huevón) es flojo en México y España. O guagua, en Ecuador, Perú y Chile es un niño chico; en cambio, en Venezuela, Colombia y las Canarias, es la micro.
Y hay otros ejemplos más graves. Hay cosas que en algunos países mejor ni decir. X eso, un consejo: si salen d Chile, piensen bien cada palabra q usaran, para que nadie se enoje o no les entiendan cualquier cosa. Traten de usar los sinónimos más de la RAE que encuentren. Bueno, o si no, hablen nomás como quieran, pero les advierto que les tocará después dar explicaciones idiomáticas. En todo caso, generalmente los mal entendidos producen situaciones chistosas, rara vez son incómodas.

viernes, febrero 02, 2007

época de exámenes

Estoy temporalmente fuera de servicio, xq estoy en plena época de exámenes. Y eso tiene mi cabecita ocupada, sin inspirarme a escribir nada. El 8 tengo mi último examen y hoy comienzo un enclaustramiento intensivo, ya que es el más difícil. Es que la historia medieval, para uno que es chileno y su continente no vivió esa etapa, aunque es apasionante, es muuy difícil. Así que tengo que aprenderme para el 8 unos 500 años de historia, además de manejar decentemente la geografía europea.
Ya volveré a "confesarme" cuando termine mis exámenes. Muchos han pasado por esto mil veces y me entenderán. Además acá, en España, tienen la maldita costumbre de que el examen valga entre el 60 y el 100%. Al revés que en Chile, donde, exceptuando carreras como Derecho, el examen vale como el 40%. De hecho, si eras mateíto todo el año, el examen era un trámite y había universidades donde bastaba con ponerle el nombre para aprobar. En la mía no, pero me aguantaban sacarme hasta un tres. Allá el examen era para salvarte o para darte el último empujón; acá, lo decide todo. Así que en esa estoy, preparándome para sacar buenas notas.