jueves, abril 29, 2010

Secretos y Mentiras

No tenía ganas de hablar acerca de este tema, pero creo que es bueno hablar claro. Más silencio y hacernos los tontos, hacer la vista gorda, creo que es peor y a la larga, hace más daño. He seguido, como todos los chilenos, el nuevo escándalo donde un sacerdote está involucrado. Ya estoy chata de escuchar cómo le echan la culpa de la pedofilia y las perversiones al celibato o a la homosexualidad. ¡Por favor! existen pedófilos casadísimos, que hacen una doble vida de engaños, igual que los curas acusados de lo mismo. Y no podemos tampoco achacarle la culpa a los homosexuales, no tiene nada que ver una cosa con la otra.
El problema, para mí, es porque la gente, por diversos motivos, genera trastornos de personalidad. Gente que públicamente demuestra un comportamiento ejemplar (sea cual sea su estado civil o su labor en nuestra sociedad), pero en la clandestinidad, da rienda suelta a todo tipo de perversiones. Desgraciadamente, la Iglesia no está libre de ello y hemos sabido de muchos casos, tanto en Chile como en otros lugares del mundo. No es mi tema defender o acusar a Karadima. Para eso, hay un proceso judicial en marcha. Pero está claro que lo que se denuncia es algo que está ocurriendo y que es necesario denunciar. Para que NO siga pasando. Y creo que el gran error de la Iglesia ha sido el hacer la vista gorda. El esconderlo, para no generar escándalo. El problema es que al esconderlo, se transforma en cómplice, aumentando el escándalo cuando finalmente se descubre. Además, y mucho más importante, cuando ocultamos algo, acabamos por avalar lo que ocurre, ya que no lo cortamos de raíz. Un abuso, de cualquier tipo, debe ser denunciado a tiempo, para que NO se repita. Es mejor un escándalo que tener generaciones de personas traumadas de por vida. ¡Hasta cuándo!
Yo no soy quién para juzgar si un cura cumple o no su voto de castidad. Entiendo que la Iglesia está formada por personas y las personas tenemos inclinación a romper compromisos, a ser egoístas y ambiciosos, a pecar y a hacer daño a otros. Sé que ni ahora ni nunca, ha sido una comunidad de santos inmaculados (soy historiadora, sé de lo que hablo). Lo que no tolero es la hipocresía, el llevar una doble vida. Y peor todavía, cuando esta doble vida está basada en abusos, mentiras, actitudes hipócritas, manipulaciones, y lo que más me enfurece, en hacer un daño gigantesco, con esa vulneración física que paraliza de terror al estar adornada con chantajes emocionales.
No es mi idea atacar a la Iglesia. Soy bastante inteligente como para darme cuenta de que estas situaciones ocurren, pero que no es lo normal, no es aceptado y aunque hay varios casos en el mundo, todavía son excepcionales. Pero creo que se han equivocado al ocultar casos e intentar negarlos. Estoy consciente de que, talvez, han habido falsas acusaciones (así como existen pervertidos, también hay retorcidos capaces de inventar el haber pasado por algo tan terrible), pero es bueno aclarar, investigar y si se es inocente, gritarlo a los cuatro vientos. Y si es culpable, denunciarlo y castigarlo, además de darle algún tratamiento (porque para mí, quien es capaz de abusar sexualmente de una persona, es un enfermo). Para evitar que siga ocurriendo.

viernes, abril 09, 2010

La vida en "Kukilandia"

La vida en "Kukilandia" va bien, pero un poco cansada. Este año asumí muchas más responsabilidades laborales que antes y acostumbrarse al ritmo lleva su tiempo y el final de la semana me pilla un poco malgenio y con ganas de dormir 20 horas. Normal, el cuerpo tiene que acostumbrarse al nuevo ritmo, pero vamos bien. Contenta, por lo demás. Hacer clases me fascina y más cuando los temas son lo mío y el público está interesado. Alrededor mío, veo muchas penas y pérdidas, y a veces quiero evadirme un poco. Por eso, hablo de "Kukilandia", porque siempre he vivido entre dos mundos: el real, en el que soy una mujer de 29 años, felizmente casada, me relaciono con otras personas, trabajo, carreteo, pago cuentas, salgo de compras, etc. Pero por otro lado, está "mi" mundo, en el cual me abstraigo cuando leo, cuando escribo en el blog, cuando voy pensando en mil cosas mientras camino, todas mis reflexiones cuando estoy sola. Cuando me pregunto hacia dónde voy y si voy bien. También estoy en "Kukilandia" cuando duermo. Y sueño las cosas más fantásticas, o a veces las más terribles. Porque mi mundo interior, como es de fantasías, sueños y proyecciones, no está exento de temores. Además, a mis 29 años, ya sé que la vida no es rosada y hasta desconfío de lo que se ve demasiado perfecto.
Hace unos meses leí "La Historia Interminable". No sé porqué no la había leído antes. Ví las famosas películas y en su momento, me encantaron. Pero, aunque suene cliché, nuevamente el libro es mil veces mejor que la película. Aunque ésta capta bastante bien el mensaje: es necesario soñar, las fantasías nos enriquecen como seres humanos, nos dan las fuerzas para seguir adelante, cuando estamos cansados, "terremoteados", llenos de pena o aparentemente vencidos. Quien no tiene fantasías, acaba por perder la voluntad y puede ser manipulado a su antojo por otros...horror de horrores!
Es cierto, debemos poner los pies en la tierra, pensar bien qué estamos haciendo y no vivir de sueños. Pero volcarnos hacia un racionalismo total y prescindir de toda fantasía es casi un suicidio. El racionalismo es frío y peligroso. Es necesario ser metódico y reflexivo , pero sin sueños nos hace falta esa energía creadora que nos motiva a emprender nuevos proyectos, que nos da la alegría de vivir. Nos convertimos en máquinas productoras de dinero, corriendo el riesgo de "vendernos" y ser dominados por otros. Y con esto, no me refiero a aquél que trabaja en algo que no le gusta, sino que voy a algo muchísimo más profundo. Puedes trabajar en algo que detestas, sin perder tus sueños y alegrías, si comprendes que tu trabajo es tu forma de ganarte el sustento, pero No es tu vida. Cuando además, te ganas el sustento haciendo lo que amas, muchísimo mejor. Pero la vida es más que eso. Es nuestro bienestar, no sólo material, sino con uno mismo y sus seres queridos. La amistad, la familia, el disfrutar de las pequeñas alegrías de cada día, ¡ésa es la vida! No ganar trillones en un día, ¿de qué sirve tanta plata si no hay tiempo, salud ni con quién disfrutarla? Obvio que muchos queremos más de lo que tenemos. Pero es (o debe ser) para vivir mejor con los que amamos. Si ya lo hemos conseguido (premiados por su esfuerzo de años) podemos retirarnos y disfrutar. En "Kukilandia" se sueña a menudo con un futuro próspero, donde abundan los viajes y los buenos momentos. Esos sueños dan la fuerza para levantarse a trabajar, a pesar del sueño, del frío o lo que sea. Sin "Kukilandia" la vida en el mundo real sería mucho más dura y talvez hubiese tirado la esponja en varios aspectos de mi vida hace tiempo.