domingo, septiembre 16, 2007

Un año en Pamplona

Hace un año llegué a esta pequeña ciudad del norte de España. Una ciudad que, a pesar de las diferencias culturales (que tampoco son tantas) y de lo diferente que es la forma de ser de su gente, me ha recibido muy bien. Me siento, con orgullo, una 'guiri adoptada'. Orgullosa por partida doble: de ser una guiri (extranjera), porque soy chilena y amo mi país. Y de que esta tierra me haya acogido con los brazos abiertos, también me pone contenta.
Con Pamplona me ha pasado algo curioso: la amo y la odio. Algunos días la encuentro preciosa y otros, horrible. Todavía no me acostumbro a sus horarios y echo de menos a mi gente y el pisco sour. Lo gracioso, es que cuando estoy en Santiago, me pasa algo parecido: también amo y odio mi ciudad. Y sé que cuando vuelva, echaré de menos a mis amigos de acá y los pintxos.
¡Un año! Han pasado muchas cosas: he viajado, he estudiado, he llorado, he reído, he rabiado, he carreteado, tuve un lindo reencuentro con mi pololo en diciembre y luego vino una nueva despedida, más triste que la primera...¡y lueguito se viene el reecuentro definitivo!¡qué emoción!
Vengo de una familia que ama Europa y a España. Pero, la imagen que yo me había forjado de este país era muy distinta. La verdad, debo confesar que me voy con un mejor concepto de España y su gente del que tengo ahora. También me di cuenta lo diversa que es esta tierra. Por otro lado, he conocido a gente que viene de países hispanoamericanos y me he dado cuenta lo parecidos que somos todos. Y ahí viene lo paradójico: hay más similitud entre un mexicano y un chileno, que están a miles de kilómetros de distancia, separados por un montón de países; que entre un andalúz y un navarro, que pertenecen al mismo país y que sólo los separan unas ocho horas en tren.
Es gracioso pensar que las dos ciudades en las que he vivido, Pamplona y Santiago (también viví en Chicago, pero de esa época no me acuerdo, porque era guagüita), me producen la misma sensación: amor-odio. De Santiago, odio que sea tan grande, tan desordenada, peligrosa y contaminada. De Pamplona, su clima cambiante, sus horarios (cierran TODO de dos a cinco y los domingos no hay nada abierto), el carácter de su gente (un poco bruscos y directos para lo suaves y ambiguos que somos los chilenos) y sus horrorosos edificios de ladrillo. De Santiago, amo su cordillera nevada, el centro con sus iglesias y mansiones antiguas, el parque Forestal, el Santa Lucía, y algunos barrios, donde se conserva la armonía y las áreas verdes, sobre todo aquellos donde se conservan preciosas casas antiguas o edificios modernos, pero con estilo. De Pamplona, sus parques, su casco viejo, que sea pequeñita y poderla recorrer completa a pie, sus plazas llenas de niñas jugando, el claustro gótico de su catedral.
Otras ciudades que he visitado, las he amado u odiado. Por ejemplo, Florencia, Siracusa o Barcelona, ¡las amo! De Chile, Viña del Mar y Puerto Varas. En cambio, odié Nápoles, y Calama la encuentro simplemente espantosa. Pero yo no sé que pasaría si me tocara vivir en ellas. No sé si a Pamplona y Santiago las amo-odio porque vivo en ellas y conozco sus dos caras. Yo creo que es eso. Imagino que toda ciudad tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Y cuando vamos de viaje, sólo vemos una cara. La que nos muestra quien nos pasea o la guía turística que consultamos.
A mí me pasó eso cuando estuve en Phnom Pehn, capital de Camboya: estando ahí tres días, conociendo sus mercados, palacios y monumentos, nunca me enteré que existía un enorme basurero donde niños pequeños trabajan ahí, recolectando basura para venderla para el reciclaje, sufriendo todo tipo de explotaciones y abusos. Obviamente, ví pobreza en sus calles, niños que mendigaban, algunos menores de siete años. Sobrecogedor, realmente. Fue la primera vez que ví a mi abuelo con lágrimas en los ojos. Pero jamás imaginé lo que hacía otros niños: trabajando unas veinte horas diarias recogiendo la basura, maltratados y perseguidos por las mafias, pésimamente mal alimentados. Sin comentarios. Me enteré de eso dos años después y por casualidad, porque conocí a una familia española que iba a pasar allí sus veranos haciendo voluntariado, para intentar acabar con esa situación.
Volviendo a mi estadía en Pamplona, recuerdo lo difícil que fue al principio. El primer mes, aunque todo es novedad y yo soy bastante optimista, fue complicado. Echaba mucho de menos y casi no tenía amigos. No me atrevía a contar en Chile que estaba nostálgica, porque no quería preocuparlos y además, como vine porque quise, tenía que bancármelas solita y apechugar. Sabía que todo era cuestión de tiempo. Y lo fue. Con mis compañeras de depto, unas españolas del Opus Dei, me llevaba bien, pero no conseguí nunca tener con ellas la confianza que me hubiese gustado. Yo les conté mi vida entera, pero ellas jamás fueron tan abiertas conmigo. Después de casi un año viviendo con ellas, creí que se había generado algún vínculo entre nosotras, pero ahora lo dudo. Ya escribiré algún día sobre eso. Todavía no puedo, debe pasar más tiempo.
La cosa es que, aunque en mi 'piso', el ambiente era bueno y tranquilo (talvez demasiado, jijiji, a mí igual me gusta carretear); yo necesitaba algo más: gente con la que yo sintiera que nuestra amistad era recíproca, que si yo les contaba todo, ellos también a mí. Hoy, un año después, puedo decir orgullosa que lo encontré. Conocí mucha gente, pero como siempre en la vida, uno conserva pocos amigos de verdad, pero buenos. Debería decir buenísimos, con los que, guardando las proporciones, he forjado amistades como las que me esperan en Chile. Aobviamente, no es lo mismo, porque las circuntancias no lo son. Pero, me siento querida a ambos lados del Océano. Y eso me hace muy feliz. Tengo varios rincones del mundo a los cuales llegar y ellos saben que, en el fin del mundo, esta chilenita rubia, bajita, que habla hasta por los codos con su voz chillona y sus deslenguados modismos, les espera con los brazos abiertos.

miércoles, septiembre 12, 2007

Gracias!

Después de tanta mierda, todo se va solucionando. Es impresionante saber cómo la gente me quiere y me ayuda cuando tengo problemas. Por eso hoy, doy las gracias. Entregué mi tesis para corrección...a ver cómo me va...y además empecé a recibir ofertas de trabajo desde Chile. Todo eso me hace ver que, después cuando recuerde esta época, sólo recordaré la buena onda de mis amigos y no a los que demostraron no serlo.
Vuelvo a estar optimista, a dejar de lado el malgenio y dejo de tirar dardos contra el muro. Al menos por un tiempo. A los que me han leído y aguantado mis berrinches, muchas gracias. También se pasaron por sus consejos y palabras de apoyo, me han ayudado mucho. Lo gracioso de esto, es que por este episodio, conocieron el lado B de mi personalidad: mi malgenio. Ya lo advertía en mi perfil: soñadora, impulsiva y malgenio. Como buena escorpiona, pero, no soy un mal bicho, y mis enojos se pasan rápido.

lunes, septiembre 10, 2007

Malas Personas

Creo que merecen saber el origen de mi mala onda. Paso por una época complicada, son semanas cruciales, ya que mañana entrego el primer avance de la tesis y estos psicológicamente agotada. Mientras imprimo, pienso que me tomaré unos días de descanso. Sin embargo, la raíz de mi furia no es esa. Es normal que está neura por eso y ansiosa, xq el regreso a casa se acerca, y no he viajado tanto como me gustaría, aunque no me quejo. Eso influye, pero la raíz es otra.
He sido víctima (ODIO esa palabra) de malas personas. Gente, incapaz de pensar por sí misma, que, a pesar de pedirles un favor con meses de anticipación, me lo han negado a último minuto. Porque, como son incapaces de pensar por sí mismos, deben consultar con otros sus decisiones. En fin...la cosa es que en esta historia soy la que sale perjudicada. Sin embargo, no se asusten, siempre hay buenas personas que te tienden la mano y te salvan. Sé que después, cuando pase esto, sólo me acordaré de ellas. Así que eso me tiene tranquila.

No quiero dar muchos detalles, porque no viene al caso. Sólo dire que no soporto la hipocresía. No soporto la gente que va por la vida dándoselas de santo y es incapaz de ayudar al prójimo. Son capaces de irse un mes a hacer voluntariado, pero si un amigo les pide un favor, le hacen creer que lo harán, para luego darte la espalda. Ahora ya sé que NO son amigos y nunca lo fueron. Gente farisea, falsa e hipócrita. Me dan pena. Me dan asco. Imagino que todos han pasado alguna vez por lo mismo y me comprenderán.

Mi temperamento impulsivo y malgenio me inspira a vengarme. Pero no lo haré, porque me doy cuenta que ya tengo 26 años y que es inmaduro hacer berrinches. Me han enseñado a ser dama y actuar digna. Eso haré. Creo que es mejor actuar así y hacer lo que dice mi madrina "sentarte en tu puerta a ver pasar el cadáver de tu enemigo". No se asusten: es una metáfora, que quiere decir que al final todo se devuelve en esta vida.

viernes, septiembre 07, 2007

Después de la tormenta

Ayer tuve un mal día y escribi, en medio de mi ira, los descargos propios de un día fatal. Por eso, eran dardos contra el muro: cuando estamos muy colapsados, es bueno desahogarse y tirar lo malo pa'fuera. Aunque, en mi caso, sea una queja sin fin, un darbo contra la pared. Despés de eso, me fui x ahí de pintxos y cañas y volví a mi casa, contenta y despejada. Y aunque la resaca hoy me tenga a medias, valió la pena.
No le hagan mucho caso a lo que escribí ayer. No es mi intención pintarme como una pobrecita en otro país que lo pasa fatal, xq no hay nada más alejado de la realidad. Ayer, como muy acertadamente dijo Borrego, andaba idiota. Y cuando ando así, ni yo me hago mucho caso.
Y bueee, aquí estoy, con la sensación de ya ir terminando. Hay que ver qué me dicen después de la corrección. Porque el pasaje de regreso ya está reservado y no quiero atrasarlo más. Tengo bastante que hacer a mi vuelta a Santiago. Porque tengo que preparar mi vuelta al mundo laboral. Yo por mí, sería estudiante eterna, pero todos sabemos que no se puede :( y es lo q hay, y así hay que asumirlo.

jueves, septiembre 06, 2007

Dardos contra el muro

Estoy neura. Debe ser la típica crisis que le viene a los que esté en procesos de titulación. Espero que sea eso. La cosa es que llevo tres días histérica, con ganas de mandar todo a la mierda. Siento que mi trabajo está casi terminado, y cada libro nuevo que leo, ya no me aporta nada. Quiero defender ya!, me da igual sacar un simple aprobado. Nunca he sido mediocre, pero ya estoy saturada y no sé qué más decir acerca de este tema.
Tengo ganas de acabar este proceso luego y dedicarme lo que me queda de tiempo en este país a puro pasear. Ando muy malgenio estos días y con la sensación de que todo lo que hago, me sale mal. Voy corriendo contra el tiempo y ya no me quedan ganas. En estos momentos odio todo: mi tesis, mi universidad, esta ciudad, este país, todo!
Yo pense que la mentalidad borreguil era propia de Chile. pero me equivoqué: es propia de los hueones sin personalidad. Y eso, existe en todos lados. Más aquí, donde existen poderosas influencias que hacen a la gente pensar como un rebaño. Es cierto que acá se dicen las cosas a la cara, pero son cero originales. Si son conservadores, te recitan los credos, evangelios y demases. Si son liberales, a algún guru de moda. Y a mí, me tiene por 'lista', porque no condeno ni a unos ni a otros y digo lo que pienso, con la virtud de expresar ideas propias. Les impresiona que esta pequeña rubia, que viene desde el fin del mundo, sea capaz de forjar en su cabecita un pensamiento individual y no colectivo.
Estoy aburrida de oírles escuchar los mismos argumentos y excusas para todo. Cuando los oigo, entiendo a qué se refería Spengler con la decadencia de Occidente. Acá se respira la decadencia, en una juventud pesimista, que ha perdido la capacidad de soñar: o son conformistas o son rebeldes. Pero incluso en su rebeldía, son poco originales. Los mayores están demasiado ocupados en vivir al día como para cuestionarse nada y los viejos se sientan en las bancas a ver pasar el mundo.
Sumidos en sus viejas glorias, y llorando penas anacrónicas, heredando los traumas de sus antepasados. Me temo que algo de eso tenemos en Chile, con el episodio ése que se conmemora por estos días...espero que nuestros hijos y nietos sólo lo estudien como un hecho histórico, y no basen su vida, sus relaciones personales y sus opiniones, en acontecimientos que tan mal nos han hecho, porque nos han dividido.