viernes, agosto 14, 2009

Al niño que conocí y que hoy ya no está

Ya no sé que pensar, ya no qué decir, estoy absolutamente consternada y muy triste. El viernes por la tarde recibí una noticia muy triste. Fue entonces cuando comencé a escribir esta columna, en medio del dolor irracional. Por eso, no la publiqué de inmediato, porque sé que a veces el dolor nos enceguece. Esperé a estar más tranquila, para expresar mis sentimientos de una forma serena, aunque triste, pero sobre todo, respetuosa. Que fuera una forma de despedir y homenajear al que se fue, para ese niño que conocí cuando tenía 11 años. Recuerdo la primera vez que lo ví: un niño de cuatro años, de preciosos ojos oscuros, muy expresivos.

Quise escribir para deshagorme, para sacarme la profunda pena que siento por su partida. Hace más de siete años que no lo veía, pero eso no hace que duela menos. Conozco mucho a su familia, que son personas muy cariñosas y preocupadas, de los que siempre están ahí, tanto para celebrar nuestras alegrías, como para consolar nuestras penas. No quería hablar del tema, pero siento que si no lo hago, explotaré. Saber que un niño al que viste crecer, al que viste reír, que vivía en la casa de al lado, que jugaba con tus hermanos chicos, ya no está, es demasiado triste. Me destroza, me da demasiada impotencia, demasiada rabia, ya no entiendo qué pasa en este mundo. ¿Por qué Dios se ensaña con la gente buena?

El tema de la muerte es un tema que siempre me asustó y que, como buena occidental del siglo XXI, siempre rehuí e ignoré. Pero, por alguna razón, al comenzar a estudiar el mundo medieval, empezó a llamarme la atención la cotidianeidad con que en esa época se enfrentaba la muerte y cómo se exhortaba para enfrentar ese momento con tranquilidad. Me llamó la atención, sobre todo por el contraste con el mundo actual. Y estudiando, aprendí que esa actitud era mucho más correcta que la de hoy. Pero, no dejo de enrabiarme cuando un joven muere. No puedo aceptar que alguien con toda la vida por delante se vaya tan luego.
Un niño maravilloso, tierno, creativo, amante de la naturaleza y los animales. Muy entregado a la hora de demostrar su cariño por sus seres queridos: excelente amigo, buen hermano, hijo preocupado y cariñoso. Comprender las razones de su partida es difícil, sobre todo porque se veía tan completo como persona, lleno de fe y de proyectos. Como dijeron sus amigos en su funeral, él quería volar, como las aves a las que tanto amó. Sé que cuando alguien parte, lo peor es para los que deja atrás. Y para ellos hoy, un gran abrazo, un gran beso y todo mi apoyo. Me duele lo que están viviendo, me duele que les halla pasado a ellos. Admiro la entereza con que han enfrentado esta partida: los ví tristes, destrozados, pero con grandes esperanzas y fe. Una familia que sabe que siempre ha entregado lo mejor por los suyos y sabe que esto es una prueba, difícil de entender y de enfrentar, pero que sabe que ésto finalmente los fortalecerá más que nunca, ahora con su niño que los cuida desde algún lugar. Apoyo no les falta para encontrar fuerza y consuelo, y eso se vio con la gran cantidad de gente que fue a despedirse, más allá de los compromisos sociales. Gente como yo, que sentía que debía estar con ellos, de corazón, tal como han estado siempre. Para tí, querido niño, te deseo que vueles feliz con tus aves, mientras desde allá, nos ayudas a cuidar a los tuyos.

lunes, agosto 10, 2009

Situaciones Dolorosas

Hoy ando inspirada. ¿Será la melancolía del invierno la que me inspira? No creo, hoy el día estuvo maravilloso y todo va bien en mi vida, salvo el pequeño incidente del post anterior y un familiar que está muy enfermo. Life isn`t perfect aniway, but that´s the way it is. El post anterior fue para desahogarme de algo que hasta ahora, no había tenido tiempo en meditar. En fin...las batallas de la vida. Pero, mientras escribía eso, no podía dejar de pensar que hay problemas mucho mayores en la vida que un evidente alejamiento de una amistad de años.
Lo pensaba mientras escribía, recordando una grave situación que vive un conocido mío. Tras un quiebre matrimonial doloroso, escandaloso y bullado, su relación con sus hijos se deterioró mucho. De hecho, sólo mantuvo la tuición de su hijo menor, muy pequeño y muy apegado a su madre. Los otros, ya adolescentes, se pusieron del lado del padre. Yo no sé detalles, ni me interesa saberlo. Sé que ambos cometieron errores y que para todos, sobre todo para los niños, debe ser terrible. Pero, la situación cada vez se vuelve peor y ahora sus hijos, no sólo tomaron partido por el padre, sino que rechazan a la madre, descalificándola en público.
Es triste ver cómo una madre pasa por una situación así. Talvez ella cometió errores, pero ciertamente no merece un rechazo de ese calibre por parte de sus hijos. Me hace pensar que el padre está tan dolido, que los ha puesto en contra. Y eso no debe ser así. Creo firmemente, que cuando un matrimonio se acaba, si la ex pareja quiere matarse (en sentido figurado) es problema de ellos. Pero jamás deben caer en criticar al ex delante de los niños o en hablarles mal del otro. Creo que es importantes para una persona tanto la imagen materna como la paterna. Y si uno de los padres ha sido de lo peor como pareja, eso no significa, bajo ninguna circunstancia, que sea un mal padre. Muchas parejas caen en ese error. Obviamente, hay situaciones de violencia, desequilibrios y vicios que afectan una relación y además pueden afectar a los niños.
Es terrible que una persona deba recurrir a la justicia para solucionar sus asuntos familiares. Está muy bien que existan los tribunales de familia, porque desgraciadamente, estos problemas existen constantemente, pero si lo analizan: ¿cómo va a ser posible que dos personas que se quisieron, que formaron una familia, ahora recurran a la justicia para decidir cómo organizar sus tiempos con sus hijos? Eso deberían ser capaces de conversarlo civilizadamente. Pero no suiempre es así. Por eso existen los tribunales y está bien que existan, no cuestiono eso. Cuestiono la capacidad que tiene el ser humano para odiar, despreciar, despotricar e intentar perjudicar lo mayor posible a una persona que amó, pero que lo lastimó. ¿Hasta qué punto llega el rencor? ¿Hasta cuándo veremos ex parejas perjudicándose y sacándose los ojos, manipulando a los hijos como botines de guerra? Lo encuentro terrible. Yo soy hija de padres separados. Sé lo que es. Sé lo que se siente. Pero agradezco a mis padres por hacer su separación de forma civilizada y sobre todo, por no involucrarnos. Nosotros tenemos nuestra postura sobre lo que ocurrió, nuestra opinión y sabemos que en eso, nunca se puede hablar totalmente de una "víctima" y un "culpable", que a veces hay uno que las caga más que el otro, pero a veces, para que se llegue a eso, es porque la relación ya agonizaba. Y, como dije en mi post anterior, una relación agoniza porque los involucrados ya no la alimentan. Es bilateral. Pero, en el caso de una relación de pareja, los niños jamás deben ser ni mediadores ni parciales. Y los padres no deben caer en eso, aunque a veces por desahogarse con alguien, acuden a sus hijos e inconscientemente, los vuelcan de su lado. Por favor, eviten eso. Acudan a amigos, padres, hermanos o a un psiquiatra. No a sus hijos.

Renuncias

Las batallas continúan. Y ya he descubierto cuál es mi batalla más dura: la renuncia. Siempre creí que era la paciencia o la tolerancia. Talvez ésas me cuestan mucho, pero no duelen como la renuncia. Dejar algo atrás se hace muy difícil. A mis sueños no renuncio jamás, por muy imposibles que sean. Pero renunciar a los amores, a las amistades, a los trabajos, a un estilo de vida, es complicado. Por estos días decidí renunciar a una amistad de años. Porque me hace mal. Porque no puedo seguir tratando de mantener algo que ya murió. Para mantener una amistad, se necesitan dos. Yo no puedo enojarme si el otro no llama, si yo tampoco llamo. Y como los esfuerzos, en los últimos dos años, por reunirnos y acompañarnos, los he hecho yo, y siempre recibo reproches por no llamar, me aburrí, no llamo más, no insisto más, no invito más.
Cuando ya no sabes qué esperar de una persona, cuando te manipula que ya no la pescas, pero después te deja plantada, ya no queda nada más que hacer. La amistad se murió. Con ella pasa lo mismo que el amor y que con cualquier relación: hay que mantenerla, con esfuerzo, reciprocidad. Es una relación bilateral, de a dos. Cuando deja de alimentarse, muere. Mi amistad agonizó estos dos años, y yo decidí darle el golpe de gracia. No soy confrontacional, no me peleo con casi nadie, pero cuando alguien me hace daño o me agota, me alejo. Y así ha sido. Después de un episodio, "me cayó la teja" de que esa persona ya no es mi amiga. No fue nada terrible, no le guardo ningún rencor y talvez nuestros caminos vuelvan a cruzarse. Pero, en este momento, no quiero seguir insistiendo en mantener una amistad donde soy la única que se esfuerza. Y me da pena, sobre todo porque creo que ella no está bien. Pero ya no puedo ayudarla. No puedo así, no sé si esa persona la que me alejó de su vida y que terminó por cansarme con sus actitudes envidiosas y amargadas. Es triste para mí no llamar más, pero no lo hago y hace un mes me he mantenido firme, porque sé que no saco nada.