viernes, diciembre 28, 2007

Un año más, que se va

Y la Navidad llegó, casi sin avisar, lléndose con la misma rapidez. Eso me hizo darme cuenta lo rápido que pasó este año, un año lleno de alegrías, logros, aventuras, también penas, desilusiones y para algunos seres queridos, un año muy difícil. Yo este 2007 lo califico de muy bueno, pero para mí, para otros más cercanos fue muy complicado.
Al pensar en este año, creo que, en lo personal, la mejor forma de resumirlo es con el brindis que hice en la comida de despedida que tuve con mis amigos de Pamplona: "salud por un año distinto, pero a toda raja". Y espero que el próximo sea aún mejor.

sábado, diciembre 08, 2007

Anecdotario

He aquí una recopilación de conversaciones, teorías y frases célebres, recopiladas durante mi estancia en España:

I) Preguntas Curiosas:

1.- ¿Dónde queda Chile?
(colombiano veinteañero)
respuesta: lo dejé hablando solo

2.- Chile es como un chorizo...¿de qué parte del chorizo eres tú?
(gallega cuarentona)
respuesta: de la mitad del chorizo

3.- ¿Por qué no tienes rasgos indígenas?
(canaria veinteañera)
respuesta: ¿sabías tú que Chile fue colonia española y esos colonos se reprodujeron allá? Por otro lado, ha habido siempre mucha inmigración europea.

4.- ¿Los indios chilenos andan de tarrabos?
(asturiana de 18 años)
respuesta: si los mapuches anduvieran así, seguro mueren de pulmonía

5.- ¿tienen radios en Chile?
(alemán de 18 años)
respuesta: no hueon, recién entramos a la edad de bronce

Bonus Track:
- Profesor, ¿es cierto que los romanos llegaron a América?
(alumno de primero de Historia)
- No lo sé, y si lo hubiesen hecho, no nos lo han contado
(profesor de Historia Antigua)

II) Comentarios Curiosos

1.-"Cómo puedes encontrar guapo a González. Tiene cara de primitivo."
(asturiana de 18 años)
respuesta: Es harto más agraciado que Rafael Nadal, con su cara de mono mallorquín. Por otro lado, si González tiene cara de primitivo, es por ser descendiente de españoles, ya que su apellido no es ni mapuche ni kechua.

2.- "¿Cómo pueden tener una presidenta mujer en Chile?¡a poco! Las mujeres no pueden ser presidentes. Que trabajen si, pero no pueden gobernar"
(mexicana doctoranda!!!! de mi edad)
respuesta: No comments. ¿qué se puede responder a eso? que no estoy de acuerdo con su mentalidad machista, que aunque sea muy crítica al gobierno de Bachelet, no le achaco sus errores al hecho de que sea mujer.

3.- "Chile es un país pequeño, pobre, que ha perdido todas las guerras"
(alemán de 18 años)
respuesta: ¡pequeño! es más grande que Alemania, por si no sabías. Lo de pobre te lo acepto, pero te cuento que todas las guerras que Chile ha peleado, las ha ganado.

4.- "Santiago es más pequeño que Pamplona"
(el mismo del comentario anterior)
respuesta: Pamplona cabe en un barrio de Santiago

5.- "La panda que fue a conquistar América era de lo peor"
(madrileño veinteañero, doctorando en Historia!)
respuesta: Perdón!!!!!????????? Cuidaito!Sin generalizar

6.- "Las mujeres que toman la píldora tienen problemas psicológicos. Porque, como lo hacen cuando quieren, se sienten objetos sexuales de sus maridos"
(castellana cuarentona)
respuesta: what?

7.-"¿Cómo puedes usar bikini?"
(numeraria mexicana)
respuesta: Porque me queda mejor que el traje de baño
-"El bikini es más sentador, es cierto, pero no es elegante"
(numeraria gallega)
respuesta: Puede ser, pero no voy a una boda con él, voy a la playa.

Curiosas, cierto? No puedo negar que me reí en mi año en España. No sólo por este tipo de cosas, también viví varias situaciones graciosas. Ya les contaré.

sábado, noviembre 10, 2007

ME CASO!!!!!

Como ya saben, hace poco volví de Chile y este miércoles me llevé la sorpresa de mi vida, cuando, luego de tomarnos unos traguitos, mi pololo me pidió matrimonio y me regaló un anillo maravilloso. No puedo explicar lo feliz que estoy...todavía no me la creo!!!! Aunque muchas veces pensé y soñé casarme con él, aunque alguna vez algo habíamos hablado, el momento fue absolutamente inesperado y precioso. Me siento en las nubes.

martes, noviembre 06, 2007

Back Home: Hasta Siempre Pamplona-Iruña

He vuelto a Chile, después de una vorágine de defensas de tesis, viajes, celebraciones y despedidas. A la vuelta, me esperaba un poco más de lo mismo (celebraciones) y reencuentros. Después de unas semanas de mucho regaloneo, empecé mi lenta vuelta a la realidad: trámites, buscar trabajo, etc.
Muchas gracias a todos los que me postearon deseándome ánimos y tirándome buena onda. También gracias a todos esos lectores anónimos, que no postean, pero sé que andan por áquí de vez en cuando.

jueves, octubre 18, 2007

Kuadrilla

Si tuviera que resumir en una palabra lo mejor que me pasó en este año en Pamplona, diría, sin dudar, que mis amigos. Más allá de los viajes y el aprendizaje, más allá del nuevo título conseguido. Aunque tuve algunas desilusiones, de las cuales no me referiré, porque no valen la pena, lejos lo mejor que me ha pasado acá han sido mis amigos. Gente de distintos rincones del mundo. Que me hicieron ver que aunque mi familia, mi novio y mis amigos de la vida estaban lejos, yo jamás estaría sola. Gente con la que viví momentos increíbles y que siempre me apoyó.
De alguna forma, ellos se convirtieron en mi familia durante este precioso año. Ayer uno de ellos, al que considero una especie de hermano chico, me dijo que en realidad, uno lo que extraña no es la patria, sino lo que deja atrás: los amores que deja atrás. Y es cierto. No son los pintxos de Pamplona ni el pisco chileno lo que me da nostalgia: son los seres queridos y los recuerdos.
Recuerdo una canción de U2 que dice "love is the only thing you can´t never leave behind". Y es cierto: yo llegué de Chile pensándolo, y jamás olvidé a mi gente de allá, tal como ahora siento que un pedacito de mí se queda en Pamplona. No quiero llorar, porque en el fondo estoy feliz: vuelvo a mi casa, me reencontraré con mi niño, estaré con mi familia...todo eso bastaría para hacerme feliz. Pero, el hecho de dejar a mi kuadrilla, aunque me da penita, porque los echaré mucho de menos, en el fondo me deja feliz; porque me hace feliz sentirme tan querida.

domingo, octubre 07, 2007

Congelado

Son semanas de mucho trabajo y de muchas últimas veces en Pamplona. La tesina tiene mis neuronas consumidas. Por eso, este blog no recibirá entradas por algún tiempo. Ya volveré y les contaré qué tal todo. Seguiré visitándoles cuando tenga un minuto.

domingo, septiembre 16, 2007

Un año en Pamplona

Hace un año llegué a esta pequeña ciudad del norte de España. Una ciudad que, a pesar de las diferencias culturales (que tampoco son tantas) y de lo diferente que es la forma de ser de su gente, me ha recibido muy bien. Me siento, con orgullo, una 'guiri adoptada'. Orgullosa por partida doble: de ser una guiri (extranjera), porque soy chilena y amo mi país. Y de que esta tierra me haya acogido con los brazos abiertos, también me pone contenta.
Con Pamplona me ha pasado algo curioso: la amo y la odio. Algunos días la encuentro preciosa y otros, horrible. Todavía no me acostumbro a sus horarios y echo de menos a mi gente y el pisco sour. Lo gracioso, es que cuando estoy en Santiago, me pasa algo parecido: también amo y odio mi ciudad. Y sé que cuando vuelva, echaré de menos a mis amigos de acá y los pintxos.
¡Un año! Han pasado muchas cosas: he viajado, he estudiado, he llorado, he reído, he rabiado, he carreteado, tuve un lindo reencuentro con mi pololo en diciembre y luego vino una nueva despedida, más triste que la primera...¡y lueguito se viene el reecuentro definitivo!¡qué emoción!
Vengo de una familia que ama Europa y a España. Pero, la imagen que yo me había forjado de este país era muy distinta. La verdad, debo confesar que me voy con un mejor concepto de España y su gente del que tengo ahora. También me di cuenta lo diversa que es esta tierra. Por otro lado, he conocido a gente que viene de países hispanoamericanos y me he dado cuenta lo parecidos que somos todos. Y ahí viene lo paradójico: hay más similitud entre un mexicano y un chileno, que están a miles de kilómetros de distancia, separados por un montón de países; que entre un andalúz y un navarro, que pertenecen al mismo país y que sólo los separan unas ocho horas en tren.
Es gracioso pensar que las dos ciudades en las que he vivido, Pamplona y Santiago (también viví en Chicago, pero de esa época no me acuerdo, porque era guagüita), me producen la misma sensación: amor-odio. De Santiago, odio que sea tan grande, tan desordenada, peligrosa y contaminada. De Pamplona, su clima cambiante, sus horarios (cierran TODO de dos a cinco y los domingos no hay nada abierto), el carácter de su gente (un poco bruscos y directos para lo suaves y ambiguos que somos los chilenos) y sus horrorosos edificios de ladrillo. De Santiago, amo su cordillera nevada, el centro con sus iglesias y mansiones antiguas, el parque Forestal, el Santa Lucía, y algunos barrios, donde se conserva la armonía y las áreas verdes, sobre todo aquellos donde se conservan preciosas casas antiguas o edificios modernos, pero con estilo. De Pamplona, sus parques, su casco viejo, que sea pequeñita y poderla recorrer completa a pie, sus plazas llenas de niñas jugando, el claustro gótico de su catedral.
Otras ciudades que he visitado, las he amado u odiado. Por ejemplo, Florencia, Siracusa o Barcelona, ¡las amo! De Chile, Viña del Mar y Puerto Varas. En cambio, odié Nápoles, y Calama la encuentro simplemente espantosa. Pero yo no sé que pasaría si me tocara vivir en ellas. No sé si a Pamplona y Santiago las amo-odio porque vivo en ellas y conozco sus dos caras. Yo creo que es eso. Imagino que toda ciudad tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Y cuando vamos de viaje, sólo vemos una cara. La que nos muestra quien nos pasea o la guía turística que consultamos.
A mí me pasó eso cuando estuve en Phnom Pehn, capital de Camboya: estando ahí tres días, conociendo sus mercados, palacios y monumentos, nunca me enteré que existía un enorme basurero donde niños pequeños trabajan ahí, recolectando basura para venderla para el reciclaje, sufriendo todo tipo de explotaciones y abusos. Obviamente, ví pobreza en sus calles, niños que mendigaban, algunos menores de siete años. Sobrecogedor, realmente. Fue la primera vez que ví a mi abuelo con lágrimas en los ojos. Pero jamás imaginé lo que hacía otros niños: trabajando unas veinte horas diarias recogiendo la basura, maltratados y perseguidos por las mafias, pésimamente mal alimentados. Sin comentarios. Me enteré de eso dos años después y por casualidad, porque conocí a una familia española que iba a pasar allí sus veranos haciendo voluntariado, para intentar acabar con esa situación.
Volviendo a mi estadía en Pamplona, recuerdo lo difícil que fue al principio. El primer mes, aunque todo es novedad y yo soy bastante optimista, fue complicado. Echaba mucho de menos y casi no tenía amigos. No me atrevía a contar en Chile que estaba nostálgica, porque no quería preocuparlos y además, como vine porque quise, tenía que bancármelas solita y apechugar. Sabía que todo era cuestión de tiempo. Y lo fue. Con mis compañeras de depto, unas españolas del Opus Dei, me llevaba bien, pero no conseguí nunca tener con ellas la confianza que me hubiese gustado. Yo les conté mi vida entera, pero ellas jamás fueron tan abiertas conmigo. Después de casi un año viviendo con ellas, creí que se había generado algún vínculo entre nosotras, pero ahora lo dudo. Ya escribiré algún día sobre eso. Todavía no puedo, debe pasar más tiempo.
La cosa es que, aunque en mi 'piso', el ambiente era bueno y tranquilo (talvez demasiado, jijiji, a mí igual me gusta carretear); yo necesitaba algo más: gente con la que yo sintiera que nuestra amistad era recíproca, que si yo les contaba todo, ellos también a mí. Hoy, un año después, puedo decir orgullosa que lo encontré. Conocí mucha gente, pero como siempre en la vida, uno conserva pocos amigos de verdad, pero buenos. Debería decir buenísimos, con los que, guardando las proporciones, he forjado amistades como las que me esperan en Chile. Aobviamente, no es lo mismo, porque las circuntancias no lo son. Pero, me siento querida a ambos lados del Océano. Y eso me hace muy feliz. Tengo varios rincones del mundo a los cuales llegar y ellos saben que, en el fin del mundo, esta chilenita rubia, bajita, que habla hasta por los codos con su voz chillona y sus deslenguados modismos, les espera con los brazos abiertos.

miércoles, septiembre 12, 2007

Gracias!

Después de tanta mierda, todo se va solucionando. Es impresionante saber cómo la gente me quiere y me ayuda cuando tengo problemas. Por eso hoy, doy las gracias. Entregué mi tesis para corrección...a ver cómo me va...y además empecé a recibir ofertas de trabajo desde Chile. Todo eso me hace ver que, después cuando recuerde esta época, sólo recordaré la buena onda de mis amigos y no a los que demostraron no serlo.
Vuelvo a estar optimista, a dejar de lado el malgenio y dejo de tirar dardos contra el muro. Al menos por un tiempo. A los que me han leído y aguantado mis berrinches, muchas gracias. También se pasaron por sus consejos y palabras de apoyo, me han ayudado mucho. Lo gracioso de esto, es que por este episodio, conocieron el lado B de mi personalidad: mi malgenio. Ya lo advertía en mi perfil: soñadora, impulsiva y malgenio. Como buena escorpiona, pero, no soy un mal bicho, y mis enojos se pasan rápido.

lunes, septiembre 10, 2007

Malas Personas

Creo que merecen saber el origen de mi mala onda. Paso por una época complicada, son semanas cruciales, ya que mañana entrego el primer avance de la tesis y estos psicológicamente agotada. Mientras imprimo, pienso que me tomaré unos días de descanso. Sin embargo, la raíz de mi furia no es esa. Es normal que está neura por eso y ansiosa, xq el regreso a casa se acerca, y no he viajado tanto como me gustaría, aunque no me quejo. Eso influye, pero la raíz es otra.
He sido víctima (ODIO esa palabra) de malas personas. Gente, incapaz de pensar por sí misma, que, a pesar de pedirles un favor con meses de anticipación, me lo han negado a último minuto. Porque, como son incapaces de pensar por sí mismos, deben consultar con otros sus decisiones. En fin...la cosa es que en esta historia soy la que sale perjudicada. Sin embargo, no se asusten, siempre hay buenas personas que te tienden la mano y te salvan. Sé que después, cuando pase esto, sólo me acordaré de ellas. Así que eso me tiene tranquila.

No quiero dar muchos detalles, porque no viene al caso. Sólo dire que no soporto la hipocresía. No soporto la gente que va por la vida dándoselas de santo y es incapaz de ayudar al prójimo. Son capaces de irse un mes a hacer voluntariado, pero si un amigo les pide un favor, le hacen creer que lo harán, para luego darte la espalda. Ahora ya sé que NO son amigos y nunca lo fueron. Gente farisea, falsa e hipócrita. Me dan pena. Me dan asco. Imagino que todos han pasado alguna vez por lo mismo y me comprenderán.

Mi temperamento impulsivo y malgenio me inspira a vengarme. Pero no lo haré, porque me doy cuenta que ya tengo 26 años y que es inmaduro hacer berrinches. Me han enseñado a ser dama y actuar digna. Eso haré. Creo que es mejor actuar así y hacer lo que dice mi madrina "sentarte en tu puerta a ver pasar el cadáver de tu enemigo". No se asusten: es una metáfora, que quiere decir que al final todo se devuelve en esta vida.

viernes, septiembre 07, 2007

Después de la tormenta

Ayer tuve un mal día y escribi, en medio de mi ira, los descargos propios de un día fatal. Por eso, eran dardos contra el muro: cuando estamos muy colapsados, es bueno desahogarse y tirar lo malo pa'fuera. Aunque, en mi caso, sea una queja sin fin, un darbo contra la pared. Despés de eso, me fui x ahí de pintxos y cañas y volví a mi casa, contenta y despejada. Y aunque la resaca hoy me tenga a medias, valió la pena.
No le hagan mucho caso a lo que escribí ayer. No es mi intención pintarme como una pobrecita en otro país que lo pasa fatal, xq no hay nada más alejado de la realidad. Ayer, como muy acertadamente dijo Borrego, andaba idiota. Y cuando ando así, ni yo me hago mucho caso.
Y bueee, aquí estoy, con la sensación de ya ir terminando. Hay que ver qué me dicen después de la corrección. Porque el pasaje de regreso ya está reservado y no quiero atrasarlo más. Tengo bastante que hacer a mi vuelta a Santiago. Porque tengo que preparar mi vuelta al mundo laboral. Yo por mí, sería estudiante eterna, pero todos sabemos que no se puede :( y es lo q hay, y así hay que asumirlo.

jueves, septiembre 06, 2007

Dardos contra el muro

Estoy neura. Debe ser la típica crisis que le viene a los que esté en procesos de titulación. Espero que sea eso. La cosa es que llevo tres días histérica, con ganas de mandar todo a la mierda. Siento que mi trabajo está casi terminado, y cada libro nuevo que leo, ya no me aporta nada. Quiero defender ya!, me da igual sacar un simple aprobado. Nunca he sido mediocre, pero ya estoy saturada y no sé qué más decir acerca de este tema.
Tengo ganas de acabar este proceso luego y dedicarme lo que me queda de tiempo en este país a puro pasear. Ando muy malgenio estos días y con la sensación de que todo lo que hago, me sale mal. Voy corriendo contra el tiempo y ya no me quedan ganas. En estos momentos odio todo: mi tesis, mi universidad, esta ciudad, este país, todo!
Yo pense que la mentalidad borreguil era propia de Chile. pero me equivoqué: es propia de los hueones sin personalidad. Y eso, existe en todos lados. Más aquí, donde existen poderosas influencias que hacen a la gente pensar como un rebaño. Es cierto que acá se dicen las cosas a la cara, pero son cero originales. Si son conservadores, te recitan los credos, evangelios y demases. Si son liberales, a algún guru de moda. Y a mí, me tiene por 'lista', porque no condeno ni a unos ni a otros y digo lo que pienso, con la virtud de expresar ideas propias. Les impresiona que esta pequeña rubia, que viene desde el fin del mundo, sea capaz de forjar en su cabecita un pensamiento individual y no colectivo.
Estoy aburrida de oírles escuchar los mismos argumentos y excusas para todo. Cuando los oigo, entiendo a qué se refería Spengler con la decadencia de Occidente. Acá se respira la decadencia, en una juventud pesimista, que ha perdido la capacidad de soñar: o son conformistas o son rebeldes. Pero incluso en su rebeldía, son poco originales. Los mayores están demasiado ocupados en vivir al día como para cuestionarse nada y los viejos se sientan en las bancas a ver pasar el mundo.
Sumidos en sus viejas glorias, y llorando penas anacrónicas, heredando los traumas de sus antepasados. Me temo que algo de eso tenemos en Chile, con el episodio ése que se conmemora por estos días...espero que nuestros hijos y nietos sólo lo estudien como un hecho histórico, y no basen su vida, sus relaciones personales y sus opiniones, en acontecimientos que tan mal nos han hecho, porque nos han dividido.

jueves, agosto 30, 2007

Fotos


Lo vi en el blog de M y C y...no me aguanté de hacer uno!!!! Es q encuentro tan boni la idea! Teniendo fotos tan lindas con mi niño, quise hacerme uno. Qué tal?

sábado, agosto 25, 2007

Cambios: I don´t know wich way the wind will blow

Ayer me quedé hasta las cinco am conversando con dos grandes amigos de la vida. Me contaron tantas cosas, tantas novedades, que a veces me parece que en lugar de un año llevara diez fuera de mi país. Lo gracioso es que estuve allá por tres semanas para Navidad y todo seguía igual que cuando me fui. Pero desde marzo, todo comenzó a cambiar. Y a veces eso me da miedo. Yo no conozco todavía la era del Transantiago, me perdí uno de los inviernos más fríos de nuestra historia, y cada vez más me entero de nuevos cambios que ocurren allá.
Lo irónico, es que, para todos, la de las grandes novedades soy yo, cuando vuelva será el gran acontecimiento...pero yo sigo igual! Soy yo la que menos cosas tiene que contar. Es cierto, he viajado, he aprendido, conocido gente nueva, y este año ha sido una experiencia increíble. volveré en octubre, tan malgenio y polvorita como siempre, más directa y con menos complejos. Si algo he aprendido en este país es a cagarme en lo que el resto pìensa, en hacer lo que quiera y en ir siempre de frente. No sé cómo les caeré a la vuelta allá, más acostumbrados como están a no decir lo que piensan y a no atreverse a caer mal. Pero, me da lo mismo. Soy la Kuki y esto es lo q hay. Al q le gusta bien y al q no...ya sabe.
Anoche, antes de mi gran conversación con mis amigos, había estado carreteando con unos amigos de acá. Y desde entonces, no puedo dejar de pensar que estoy atrapada entre dos mundos. En los dos, lo paso increíble, pero sé que nada es eterno y que en esta pequeña ciudad, capital de un antiguo reino, que enorgullece a su gente, mis días están contados. Pero trato de no pensar en eso. Es raro: yo que me lo cuestiono todo, siempre evito pensar en los cambios. Creo que temo las desilusiones. Por eso, para no hacerme falsas expectativas, no trato de pensar en los cambios inminentes. Sólo los vivo. Y así es mejor. Hay que disfrutar la vida, cada momento y no pensar en el pasado (para qué, si ya no se puede volver atrás) y no enrollarse con el futuro.
Y bueno, hay que ver qué pasa. Sé que siempre todo es para mejor.

miércoles, agosto 22, 2007

Una criolla en el reino de Navarra

Ya casi hace un año que llegué a esta tierra singular. Todavía me quedan un par de meses y me encuentro enclaustrada, leyendo, escribiendo y analizando cómo pensaban los hombres del Viejo Mundo hace siete centurias. Cuando la Peste asoló estas tierras y el hombre se vio impotente, con su precaria medicina, y su profunda fe, pareció insuficiente para sobrellevar esta desgracia. Las precauciones fueron inútiles y las oraciones parecían no tener respuesta. ¿Qué hacer?, ¿cómo escapar?
Diversas fueron las reacciones: unos optan por rezar, cada vez más frecuentemente, intensificando sus penitencias y sacrificios. Otros, perdieron la fe y decidieron, ante la precariedad de una vida fugaz, ante la amenaza de una muerte inminente, gozar de los placeres de la vida al máximo, entregándose a todo tipo de excesos y desenfrenos.
Pero, siempre hay algunos, que, muy pragmáticos y demasiados ocupados en sobrevivir, no tienen tiempo de cuestionarse acerca de la vida y la muerte, y sólo dan las gracias por vivir un día más.
Y esta criollita, extranjera en la tierra de sus ancestros, se pregunta: ¿Cuáles serían nuestras reacciones si una Peste comenzara a diezmar nuestra población?

viernes, agosto 17, 2007

melendi - caminando por la vida

Melendi es un asturiano, a pesar de que por su estilo rumbero parece del sur de España. Lo descubrí estando acá. Me encanta la letra de esta canción. Me identifico mucho con la frase "Voy caminando por la vida, sin pausas, pero sin prisas".

miércoles, agosto 15, 2007

Mascotitas!!!

Aunque soy una fanática de los perros, al momento de adoptar dos animalitos para mi blog, opté por dos fuera de lo común: primero llegó Constantino, un lindo tigre guaguito, q me hace consolarme del hecho d q jamás podré adoptar en la vida real a un cachorro felino, a pesar de que me encantan. Y luego llegó Pintxo, el puerco espín. Un animalito muy simpático, con una carita adorable. Creo q le dieron un toque muy tierno al blog, no?

sábado, agosto 04, 2007

De todo un poco: Reflexiones de un sábado descansado

Después de sanfermines, Pamplona volvió a la normalidad. Eso me gustaría decir. Pero, en realidad, después de las fiestas, la ciudad murió. Sí volvió a ser la ciudad tranquila, limpia y aburrida de siempre, pero más aburrida de lo normal. Es como Santiago en febrero, para los que alguna vez han tenido que quedarse allí. Casi todos los conocidos y amigos de vacaciones, muchas tiendas y locales cerrados por vacaciones y pocas actividades. Por suerte, yo estoy tan ocupada que, al menos durante la semana, no tengo tiempo de aburrirme.
Hablé con una amiga que tendrá un hijo en septiembre, y me contó las últimas noticias de mis compañeros de Universidad. Esos a los que, por distintas razones, ya no veo. sobre todo porque la última vez que lo hice, ví que nada teníamos en común y que muchos de ellos decían ser amigos cuando tenían algo que conseguir con eso, pero que a la hora de la verdad, no les intersabas. También me hizo darme cuenta lo mucho que han cambiado las cosas desde que los dejé de ver, cosa que me alegra, porque están más maduros y talvez, sólo talvez, menos interesados y más leales. A mí me da igual, porque para mí sólo son una anécdota en mi vida, salvo honrosas excepciones.
Es raro ver cómo las cosas cambian tanto en poco tiempo. Ver a mis amigas de toda la vida casadas, trabajando, llevando una casa y con hijos, es raro. Me da mucho gusto verlas felices, porque en general lo están, pero es chistoso. La niñita que tú viste llorar a los doce años, porque su mamá la dejó sin ir a una fiesta porque en el colegio la suspendieron por pésima conducta, ahora es una súper mamá, con una casa preciosa y súper estricta con sus retoños. La que era súper rebelde y escandalizaba con sus pintas, ahora es una señorita elegante y perfectita. Y la floja podrida, que pasaba cada año de milagro, una profesional exitosa.
A veces siento que todos cambian y yo sigo igual. Pero, he descubierto que eso es lo que uno cree. Porque a las que han cambiado, les parece que siguen iguales y que yo he cambiado. Porque en realidad, a veces uno cree que en cuatro años no ha hecho nada. Hace cuatro años egresé de Licenciatura en Historia. En estos cuatro años, estudié, viajé y trabajé. Algunas cosas siguen igual, pero sí ha habido una evolución. Aunque tenga síndrome de Peter Pan y me sienta todavía como una quinceañera, creo que igual, a pesar de todo, he madurado.

miércoles, julio 18, 2007

San Fermín













"Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril. Cinco de mayo, seis de junio, siete de julio, San Fermín."




La semana pasada, los pamplonicas y muchos "guiris"(extranjeros), entre los cuales me cuento, ya que ni cincuenta años fuera de mi tierra me harían dejar de ser chilena; vivimos la celebración más importante que ocurre en esta pequeña ciudad: los sanfermines. En origen, una fiesta religiosa, dedicada a este patrono que, según la leyenda, fue un mártir, oriundo de Pamplona, que luego de ser condenado a muerte en Tolousse, su cadáver fue arratrado por un toro. Historia trágica, como muchas de las que se cuentan acerca de los primeros cristianos popularizadas con la publicación de La Leyenda Dorada en el siglo XIII. Sin embargo, no existen pruebas concretas de la existencia de San Fermín.




Pero, a los pamploneses, o pamplonicas, como les gusta que les digan; eso les da igual. Además, su fiesta es la excusa perfecta para que la ciudad más tranquila y conservadora de España, se transforme, durante siete días, en un antro de desmadre, sobrepoblada de extranjeros, que ni idea tienen de las raíces históricas de esta fiesta y sólo ven en ella la excusa para carretear, emborracharte y correr como hueones delante de unos toros de lidia maravillosos. Culpable de esta invasión de "guiris", gringos y australianos en su mayorís, dicen que es el inolvidable Ernest Hemingway, un amante de los sanfermines, que los hizo conocidos en todo el mundo por su novela La Fiesta.




Lo más conocido de esta fiesta es el encierro. Pude presenciar, desde la plaza de toros, cómo los toros, en su traslado desde los corrales a la plaza, deben enfrentarse en el camino con unos hueones de blanco y rojo que corren delante y detrás de ellos. Algo peligrosísimo y por eso muchos terminan heridos. Los toros llegan a la plaza y son encerrados nuevamente (pobres, no saben lo que les espera). Luego, para "entretener" a los corredores que han sobrevivido a este "encierro" (que son la mayoría, por cierto, de unos 50 corredores, un promedio de dos o tres son coneados y no siepre hay heridos graves), tiran al ruedo a unas pobres vaquillas, que son molestadas por los corredores, con pésimas consecuencias para ellos. Presenciar eso desde la plaza de toros es como volver a la época de los romanos, cuando a los cristianos los tiraban a los leones.




Hay que aclarar, que existen dos tipos de personas que corren en los encierros: atletas, que se preparan para ello, igual que cualquier deportista para una competición, que se levantan tempranito para ir a correr a las 8 am, y borrachos, alentados por los litros de cerveza y kalimotxo (jote), que pasan de largo carreteando hasta la hora del encierro. Obviamente, los más perjudicados generalmente son los segundos.




Lo que ocurre con esos toros por la tarde, y que es la razón por la cual cada año hay protestas que piden acabar con esta tradición, es algo que yo me negué a ver. Como chilena, no estoy acostumbrada a las corridas de toro, ya que desde la primera mitad del siglo XIX, están prohibidas. Por lo que yo no veo mucha gracia en presenciar el espectáculo que hace un hombre, generalmente muy guapo, vestido con un traje dieciochesco, cuyo objetivo final es matar a uno de esos pobres toros que corrieron el encierro por la mañana.Y como sanfermines dura siete días, son siete corridas de toros, donde las víctimas son seis toros diarios. Yo no soy vegetariana ni lo más ecologista del mundo, pero me parece una crueldad presenciar la matanza de un animal como espectáculo.






Talvez los amantes del mundo taurino me odien por lo que dije, pero me da lo mismo. Lo cierto es que me dan pena las corridas de toro. Alguien puede decirme: ¿Y no te da pena los heridos en los encierros? Si, pero menos, no porque sea la gran defensora de los animales, sino porque ellos han decidido libremente correr delante del toro. Nada más que decir.






Pamplona en Sanfermines se transforma: de ser una ciudad tranquilita, pasa por siete días a convertirse en un desmadre total, donde la gente usa las plazas y esquinas no sólo para juntarse a carretear, sino también de hotel y baño. Eso hace que la ciudad, normalmente limpia, sea un asco. De hecho, ir a la plaza del castillo, experiencia agradable el resto del año, porque es un lugar limpio y precioso, para los que somos hipersensibles a los olores puede convertirse en una experiencia vomitiva.






Por suerte, en sanfermines no todo son toros y kalimotxos. También hay actividades más familiares, como ferias, juegos, bailes y música regional, desfiles, procesiones y fuegos artificiales. Todo muy bonito. Si uno quiere vivir los sanfermines como corresponde, hay que vivir un poco de las dos cosas. Digo yo, para hacerse una idea completa de lo que es. Porque es mucho más que los dos minutos que dura cada encierro, que es lo que normalmente muestran por la tele. Una fiesta donde, por una semana, guiris y pamplonicas celebran, vestidos de blanco y con "pañuelico" rojo a San Fermín...¿personaje histórico o leyenda? En estos días es lo que menos importa.

martes, julio 10, 2007

"When everything feels like the movies, you bleed just to know you are alive"
Sé que había prometido que mi próxima columna estaría dedicada a los sanfermines. Pero ayer supe algo de lo que no puedo abstraerme. Gente a la que le tengo mucho cariño está pasando por momentos muy tristes. Es cuando pasan ese tipo de cosas cuando más recuerdo lo lejos que estoy, porque tengo ganas de acompañarles y de darles todo mi apoyo, tal como ellos lo hicieron conmigo cuando yo pasé momentos difíciles.
La vida está llena de contradicciones. Cuando crees que todos los problemas y las penas han quedado atrás, cuando te sientes feliz porque todo va bien, algo pasa que nos recuerda que la vida no es como una película. En el fondo, siempre he pensado que es gracias a esos malos momentos que valoramos los instantes felices.
No quiero entrar en detalles, ya ustedes saben lo cuidadosa que soy protegiendo la intimidad de quienes me rodean. Quienes lean esto y me conozcan fuera de la blogósfera, imagino que ya sabrán de que hablo. Saben que es una situación triste, que está provocando un gran dolor a gente que me es muy cercana.
Desde aquí les mando un gran beso y un abrazo, mucho ánimo. Sé que va a costar que pase la pena y es un dolor que estará ahí siempre. No tengan miedo de llorar: deben vivir el duelo.

domingo, julio 08, 2007

De vuelta después de casi diez días paseando. Descansada intelectualmente, pero físicamente agotada. Eso sí, un cansancio que vale la pena, por todo lo que he conocido. Les agradezco a todo por sus saludos y buenos deseos. Ya estoy de vuelta en Pamplona, una ciudad que por los sanfermines he encontrado absolutamente transformada. Ya les contaré, cuando se acabe la semana.
Estuve unos días em Madrid, disfrutando de esa gran ciudad, que me encanta, por su elegancia y su gran cantidad de museos, parques y actividades culturales. Anduve por Toledo, ciudad mudéjar que me encanta y en la que uno se siente transportado a la época de caballeros y princesas. Y en la amurallada Ávila, ciudad de santos y místicos. Luego, tuve un lindo encuentro con mi padre en la ciudad de los tres nombres: Bizancio para los griegos, Constantinopla para los romanos y Estambul para los turcos. Una ciudad caótica, preciosa, donde coexisten las culturas, llena de mezquitas, palacios de sultanes y mercancías exóticas. A mi vuelta a España me junté con dos amigas en la pequeña y elegante capital del principado de Asturias: Oviedo.
Ahora estoy de vuelta y después de reencuentro con amigos y carretes de rigor (es Sanfermines, por lo que salir a hueviar es un must), mañana vuelvo al laburo: a sacar esta tesis de una vez.

domingo, junio 24, 2007

Cerrado por Vaciones


Mañana parto de vacaciones (me las merezco). Así que en este blog no habrá entradas x un tiempito. Ya les contaré de mi viaje y otras cosillas. Ya habrá nuevas confesiones. X mientras, una foto antigua, de un viaje a Indochina el 2004. Pero esta buena no?

Saludos a todo mis fieles confesores!

jueves, junio 21, 2007

thinking blogger award


He sido nominada por Pay (Águila Libre), quien ha mencionado mi blog como uno de los que al leer, le hacen reflexionar. Qué bonito es saber que otros leen lo que escriben y comparten, por medio de los posts, las ideas que les vienen a la mente a partir de algo que tú les estás contando. Por otro lado, a mí me encanta leer los blogs, porque al leerlos, reflexiono acerca de lo que ellos escriben y, lo más bonito de todo, es saber que mucha gente, muy distinta a mí, y talvez muy lejos de donde yo estoy, tiene sentimientos e inquietudes parecidas a las mías. También es interesante ver cómo otros piensan de una forma radicalmente opuesta.
Yo llevo poco tiempo en esto de los blogs. Comencé con un primer intento hace casi un año, comentando las noticias que llamaban mi atención. Por mi viaje lo dejé y decidir comenzar de nuevo, pero ya no sólo escribiendo mi opinión acerca de la contingencia, sino también acerca de los que yo siento y pienso. Un blog más íntimo, donde confesar todo lo que pasa por mi cabeza. Es impresionante cómo mis momentos de soledad, en este exilio voluntario por razones académicas, me han convertido en una escritora muy fructífera. El otro día un amigo visitó mi blog y se impresionó de cuánto escribo. Aunque, sé que hay bloggeros mucho más productivos que yo y que escriben casi a diario. Pero, mi amigo no está muy inserto en este mundo de los blogs y no lo sabe. Le expliqué que para mí escribir es una necesidad y cómo a veces, en mis noches de insomnio, necesito prender la luz, tomar lápiz y papel y confesar lo que estoy sintiendo. Sólo entonces puedo dormir tranquila.
Volviendo a lo de los thinking blogger award, se supone que debo escoger los cinco bloggs que más me hagan pensar. Pero, no sé si seré capaz de elegir sólo cinco. Porque, si se fijan en mi lista de "Amigos y Confesores", verán que no son muchos. Porque sólo están ahí los bloggs que constantemente visito, porque sus autores tienen mucho que decir. Las razones por las que están ahí son distintas: con algunos comparto pensamientos, otros me impresionan por su estilo de escritura, otros me hacen reír. Ninguno de ellos está ahí por azar. Si están en esa lista, es porque sus bloggs han logrado cautivarme y, aunque no los conozca personalmente, siento que van creándose vínculos entre nosotros.
Un profesor una vez nos dijo en clases que el escritor jamás debe escribir para sí mismo. Yo pensé toda la vida que yo escribía para mí, porque plasmar en papel lo que estaba sintiendo, era una necesidad. Pero, al crear este blogg y ver que la gente lo leía, y sentirme orgullosa de ello, me hizo darme cuenta de que es cierto lo que mi profesor decía: "escribimos para que nos quieran".

domingo, junio 10, 2007

Far Away, So Close

Lo paso muy bien aquí. He aprendido mucho y he conocido lugares preciosos y gente muy valiosa. Me siento una privilegiada por esta oportunidad. Más afortunada me siento al recordar que la gente que he dejado allá me espera con los brazos abiertos y comprende las razones de este viaje y se alegra por lo que estoy viviendo. Sobre todo, me alegra saber que él me comprende y no condiciona sus sentimientos hacia mí. Acepta mi distancia y mi ausencia, con una paciencia y un amor que me tienen impresionadas. Estos meses han sido para nosotros una prueba de fuego, que hasta el momento hemos enfrentado muy bien.
Soy feliz con él. Muy feliz. Juntos hemos pasado por mil cosas. En general, lo hemos pasado bien. También hemos sufrido juntos, hemos peleado e incluso llorado. Mis 8 años con él han sido preciosos. Ahora lo echo mucho de menos y sé que él a mí también. Pero, no estoy triste, porque sé que eso es una prueba del gran amor que nos tenemos. Es raro. Muchas veces hemos escuchado que el amor duele. Y es cierto. Pero, a veces, es un dolor que nos hace sentir bien. No lo sé. Creo que es mejor el sufrir un poco por amor que nunca haber amado.
Por eso, no hago caso a los malintencionados que me presionan diciendo cómo podemos estar tanto tiempo juntos y no casarnos, cómo aguantamos tanto tiempo separados y todas esas huevadas. A la gente le encanta meterse en la vida de los demás y, con tal de no analizar su propia vida, para tratar de mejorarla, se meten en la del vecino. Estamos juntos. A pesar de nuestras diferencias, sin presiones ni condiciones. Siempre ha sido así. Y ahora, a pesar de las distancias.
Él, por suerte, tiene la misma actitud que yo. Vivir el momento y aprovecharlo al máximo: 7 años espectaculares juntos, uno separados en el que cada uno ha tenido la oportunidad de desarrollarse un montón y...espero, toda la vida por delante. Si no, bueno, será lo que tenga que ser y lo mejor para los dos. Lo importante es que los dos decidimos no postergar nuestras etapas y hemos apostado por esta arriesgada prueba. Hasta ahora, hemos ido bien. Y creo que ha sido porque lo nuestro siempre ha estado claro: entre nosotros hay un amor muy grande, mucho respeto y admiración por el otro. Y, muy importante, mucha confianza. Eso es lo que nos ha permitido que ésto funcione.

viernes, junio 08, 2007

Epoca de Examenes II

Nuevamente con exámenes, esta vez los últimos. Al igual que el semestre anterior, la Historia Medieval tiene consumidos mi tiempo y mi inspiración.

martes, mayo 15, 2007

Abajo el centralismo

Cuando vi las respuestas a la columna anterior, al momento de responderlas, salió un tema del que me gustaría hablar. La Hormiguita Cantora confesó que, a pesar de ser santiaguina, se siente pueblerina. Muy bien, me parece, porque la cultura chilena es muy campesina en sus orígenes y creo que en los pueblos se conoce el Chile auténtico. X supuesto q Santiago no es Chile! Yo soy santiaguina, pero consciente de que el centralismo es un mal q debieramos arrancar d raíz. Desgraciadamente, x ser santiaguina, muchas veces desconozco q pasa en el resto del país, q es lo q las gente d las demas regiones nos reprocha, con toda razón. Ese pensamiento me rondó durante los días posteriores al terremoto de Aysen. Me puse a pensar qué sabía yo de Aysen y, en realidad, era bastante poco, lo q me hizo sentir muy mal.
Algo parecido me ocurrió cuando me enteré del caso Pascua Lama. Yo lo supe hace unos dos años, por casualidad. Porque un amigo periodista fue a reportear a Huasco y me contó lo que pasaba. Meses después encontré, por otra casualidad, un artículo en la revista Fibra sobre ese tema (por cierto: es una lástima que ese medio haya desaparecido, porque aparte de tener una propuesta visual curiosa y algunas locurillas geniales, los artículos eran muy buenos).
Me pregunto: ¿Cuántos temas más desconozco? Diariamente hojeo los diarios y cuando vivía en Chile, veía las noticias. Pero, los temas siempre eran los mismos y el 95% de hechos ocurridos en Santiago. Sé que ahora cada región tiene su sección local en algunos noticieros. Y me parece genial, pero creo que también los medios centrales debería ocuparse de temas graves que le afectan a gran parte de la población.
Yo tengo muchas ganas de algún día, cuando termine mi master y vuelva a mi país, emigrar a alguna región. Me gustaría trabajar en otra ciudad, criar a mis hijos allí. No sólo por darles un aire más limpio y una mejor calidad de vida, sino porque siento que una de las formas de acabar con el centralismo es fomentar la emigración hacia las regiones de profesionales jóvenes, dispuestos a aportar en lo que allí se necesite. Porque yo muchas veces oigo santiaguinos quejarse de que odian Santiago, pero que no se van, porque ahí tienen " de todo", que en algunas ciudades no hay universidades, que en algunos pueblos no hay buenos servicios de salud o buenos colegios, etc. Otros se quejan de que su carrera es inaplicable fuera de Santiago, porque la sucursal de las empresas de su área están sólo allí. Creo que eso es lo que deberíamos tratar de cambiar.
Talvez sueno muy utópica, pero ese tema me ha dado vueltas en la cabeza durante mucho tiempo. Y al venir a España, al comparar cómo aquí "Madrid no es España", me dan ganas de que las cosas no fueran así. Tampoco idealizo lo que ocurre aquí: en el tema político y en todo lo que es gestión gubernamental, Madrid domina y hace lo que quiere. Pero, no existe ese concepto tan peyorativo que tenemos en Chile de "provincianos". Barcelona no me parece nada de provinciana. Para qué decir de Estados Unidos, ¿alguien se atrevería a llamar provinciano a un neoyorkino?

viernes, mayo 11, 2007

¿De dónde eres?

Cuando acá conozco a alguien y viene esa pregunta inevitable, siempre respondo: "de Chile". Pero, a veces me gustaría decir: "Vengo de un pequeño país al sur de Sudamérica, casi cayéndose del mapa. Vengo de esa larga y angosta faja de tierra, bautizada por los quechuas como el 'lugar donde se acaba el mundo', bañado por el Pacífico y cercado por Los Andes".
No importa si me dicen "latina", "sudaca" o "criollita". Para mí, no son insultos, ya que estoy orgullosa de lo que soy y de donde vengo. De ese maravilloso país, con sus imponentes paisajes, país de "alocada geografía" y de poetas.
Un lugar cuya historia ha sido forjada por personas de distinta procedencia: indios, conquistadores e inmigrantes. Yo soy hija de todos ellos y de cada uno he heredado rasgos que han marcado mi personalidad.

viernes, mayo 04, 2007

Reflexiones de una ermitaña desvelada

Estoy cansadísima, muerta de sueño. Pero, no puedo dormir. Tengo mil cosas en la cabeza. Por fin se están cumpliendo todas esas metas que deseaba alcanzar antes de casarme. Hace un año y medio, el tema matrimonial me daba mucho miedo. No sabía por qué. Ahora lo sé: no tenía la madurez suficiente y además, aunque toda mi vida dije que ni muerta me casaba antes de los 25, cuando esa edad llegó, agradecí haber pensado así y decidí que el momento llegaría cuando tenga que llegar. Había un montón de cosas que ambos debíamos hacer antes de dar ese gran paso. Cosas que tienen que ver con sueños de toda la vida y con entrar al temido mundo de la adultez. Y aunque ambos prolongamos nuestra adolescencia lo más posible, sabemos que tenemos los días contados. Él más que yo, porque se ha insertado de lleno en el mundo laboral. Yo, como sigo siendo una estudiante, todavía puedo prolongarlo un poco más. Aunque, ya no me queda nada y se me viene lo más pesado.
Temo hacerme muchas ilusiones con mi regreso y que no pase nada. Así, que prefiero no pensar. Sólo soñar...porque eso no le hace mal a nadie. Sueño con que estamos juntos de nuevo. Me da lo mismo ahora el anillo, el vestido y la fiesta. Obvio que lo quiero tener algún día, mentiría si digo que no. ¿Qué mujer no sueña con eso? Son tantas las ganas de estar con él, que las circunstancias ya pasan a segundo plano. Sueño con que llega de sorpresa, sueño con mi regreso, sueño con que nos casamos, sueño con una simple tarde de domingo aburridísima en que estamos juntos, sueño que vamos a la playa. Al final, da igual. Porque da lo mismo el escenario o el estado civil en el que me vea en mi sueño: lo que añoro es el reencuentro. ´
Yo creo que por eso duermo tanto. Porque es en mis sueños donde vuelvo a estar con él. No importa cómo ni dónde.Durante el día, aprovecho que estoy aquí, lo paso bien, estudio, salgo o leo. El internet es mi gran aliado, porque me permite mantenerme en contacto con él y con todos mis seres queridos que están lejos.
Una vez leí que los chilenos somos buenos viajeros, pero pero pésimos inmigrantes. Lo dijo una mujer que sabe del tema: Isabel Allende, que lleva más de 30 años fuera del país. Y creo que algo de razón tiene. Porque añoramos constantemente nuestra tierra, por mucho que amemos el país que nos acoge. En todo caso, como he conocido muchos inmigrantes aquí, puedo decirles que no es algo propio del chileno, que de hecho, es uno de los que mejor se adaptan.
En mi caso, mi negativa de no quedarme para siempre en España no tiene que ver con un odio hacia este país, al que le tengo muchas simpatías (por algo vine). Mi añoranza por mi país está muy relacionada con los amores que dejé allí. Mi vida está allá, no acá. Este año es sólo un capítulo de la novela que hace 26 se escribe allá. Mis raíces están en Chile y es ahí donde quiero que sigan.
España es un país bonito, de gente simpática, donde se pasa bien. He conocido gente espectacular. He visitado lugares preciosos. Pero aquí, siempre seré una extranjera, siempre seré "la chilena", que llamará la atención por su pinta de "criollita" y su acento exótico, cantadito y sin modular, que se expresa con palabras rarísimas. En Chile soy una más, soy parte de una maravillosa familia, allá tengo mis amigos de toda la vida y al amor de mi vida. Si decidiera quedarme y echar raíces aquí, sólo sería con él.

lunes, abril 30, 2007

Rubia Tarada

En mi perfil pueden ver que uno de mis placeres culpables es la farándula. Y por eso, esporádicamente hojeo revistas como la Cosas, la Tv y Novelas, aquí en España también lo he hecho, aunque hace mil años que no compro una revista de ésas. Bueno, y una de mis prácticas diarias es hojear x internet el Emol, a veces La Segunda y el LUN. En éste último, a veces se encuentran visiones y anécdotas más "sabrosas" de las noticias serias presentadas en El Mercurio y La Segunda, pero lo más habitual son sus pelambres puros o sus noticias de gente ignorada. Es como un anecdotario.
Bueno, la cosa es que casi a diario hojeo el LUN. Y me topé ayer con esa extraordinaria exponente de que entre la silicona y la actividad neuronal existe una proporción inversa: La Quenita Larraín. Hace tiempo que le tengo sangre en el ojo a esa peliteñida siliconada. Desde que dejó plantado al pobre Bam Bam en su ostentoso altar y luego se hacía la víctima cuando le preguntaban si era verdad que le puso los cuernos con un tenista español (y luego se arranca a España, en fin...). Luego va toda engalanada al estelar donde trabaja y cuenta "su verdad".
Pasa unos meses desapercibida, nuestro goleador rehace su vida y ella vuelve a hacer noticia por un romance. Que, por supuesto, no es con Juan Pérez, nooo, es con otro destacado deportista, otro número uno de billetera pesada: el Chino. Y se casa con él en secreto, para escándalo de papá Ríos que jamás se queda callado. Y después de unos meses de idilio, llega como de Vietnam, en silla de ruedas y con cuello. Nuevamente tenemos un despliegue de lágrimas, de dimes y diretes y una víctima con un cuero envidiable, enjuaga sus ojos azules mientras describe el "maltrato" que le hizo el tenista.
En fin, sólo un resumen de las aventuras de esta rubia tarada. La cosa es que como ahora ningún chileno en su sano juicio se arriesgaría a tener algo con ella, leí que está probando suerte en Perú. Bueno, bien por ella, a mí me da igual que se meta con el jet set peruano y se haga después la víctima, me molesta que todavía la gente le crea. Pero, si la mina va a Perú a hacerse famosa, que haga lo que ella sabe hacer (modelar, seducir y quién sabe) y que no se las dé de opinóloga política. Habría que ponerle un bozal: quién la manda a ella, que yo no sé desde cuándo sabe de política, a pelar a la presidenta en un país vecino.
La presidenta no es mi jefe de Estado favorito en la Historia de Chile. Pero, es la presidenta y, como tal, se merece nuestro respeto. Si no es en privado, por lo menos en público. Y sobre todo, si ese público son personas de otro país. Hay que tener dos dedos de frente (cosa que la rucia una vez más ha demostrado que no), para saber que hay ciertas cosas que NO se pueden decir por televisión. TODO el mundo sabe eso. Y qué raro que sea ella, justo ella, la que abre su desatinada bocota.
Lo más gracioso es que una periodista peruana dijo que deslumbró a todos con su inteligencia, por favor! Qué le pasa a los peruanos! Por favor, un llamado de utilidad pública a los periodistas sensacionalistas: en lugar de sacar noticias falsas, háganle un favor a la sociedad peruana y cuéntenle a sus colegas del país vecino las andanzas de Larraín por el jet set chileno. Porque esa modelo es lo más peligroso que he visto: de físico destacable (hay que decirlo, es regia), aparentemente simpática y dulce, manipuladora, ambiciosa, calculadora, seca para actuar como víctima. Cuando ya creíamos que este modelo de virtudes no daba espacio para una más, hace noticia, sacando a relucir otra habilidad: su desatino.
Hay mucha lacra en la televisión actual. Mucha rubia teñida, inflada en silicona y colágeno, famosa por exhibir sin pudor su cuerpo o contar, con igual desinhibición, sus peripecias sexuales con las estrellitas locales o internacionales. Pero para mí, ésta es de las peores. Porque siempre he creído que si una mujer es perra, que lo reconozca y todo bien. Ahí tienen a Angelina Jolie, famosa por sus gustos sadomasoquistas, con dos divorcios a cuestas y causante de la ruptura de una "golden couple" de Hollywood. Ella jamás se las ha dado de dama. Bueno, ahora se redime con su labor humanitaria, es cierto, pero jamás se ha hecho la señora bien. En cambio, la señorita Larraín sigue tratando de vendernos esa imagen de inocencia, cuando todos sabemos que entre ella y la Luciana Salazar o la Amalia Granata, la única diferencia son centímetros cúbicos de silicona o milímetros de tela.

sábado, abril 28, 2007

Las Memorias de Godswinta

Yo, Godswinta, dos veces reina de los visigodos, he decidido escribir estas líneas narrando los acontecimientos que han sucedido en mi familia. Escribo dominada por la ira, ya que me siento absolutamente traicionada por mi querido hijastro Recaredo, quien, al poco tiempo de ser coronado rey en Toledo, sucediendo a Leovigildo, mi difunto esposo, ha decidido abjurar de la religión de sus padres, convirtiéndose al cristianismo romano y condenando la doctrina de Arrio.

Ahora, ha convocado a todos los nobles y eclesiásticos a un Concilio, donde pretende reconocer esa vil mentira que afirman los católicos al reconocer en Jesús una divinidad similar a la de Dios Padre, su creador. En ningún momento, Recaredo, ese niño ingrato, ha pensado en mí. Y a mi dolor, por haber perdido recientemente a mi amado esposo, se suma ahora mi indignación contra mi hijo, que parece olvidar que he sido como una madre para él y los esfuerzos que hicimos con su padre para convertirlo en un hombre virtuoso, educándole en los valores de la fe arriana, la misma que mis padres y abuelos profesaron, así como todos los godos desde que el gran Ulfilas nos bautizara, dejando en el olvido nuestros antiguos dioses.

Hoy, la que parece haber quedado en el olvido soy yo. Para mí, la conversión de mi hijo es una puñalada en la espalda. Afortunadamente, no estoy sola en mi dolor. Tengo amigos que me apoyan y al igual que yo, permanecen fieles al cristianismo arriano. Esto me convierte en enemiga de mi hijastro.

Una vez más, la fe divide mi reino y mi familia, como ocurrió hace un par de años cuando aquél traidor de Hermenegildo, influido por la intrigante Ingundia y el insoportable de Leandro, no sólo abjuró del arrianismo, sino que además cometió la osadía de dividir el reino que tantos esfuerzos costó a mi querido Leovigildo unificar. Hermenegildo, después de hacerse bautizar católico, se declaró rey en Sevilla, uniéndose a todos los enemigos de mi esposo: bizantinos, suevos y esa plaga de senadores romanos que abundan en la Bética. Los unía su oposición a la política unificadora de mi amado Leovigildo y esa creencia absurda en la Santísima Trinidad.

Aunque ahora mi hijo Recaredo pretende conservar la unidad por la que su padre tanto luchó, no puedo sentirme orgullosa, porque lo hace con una fe equivocada. Que la doctrina defendida por Atanasio y Constantino sea adscrita por todo el reino, no hace que ésta sea menos errónea y herética.

La unificación del reino de los godos en Hispania es algo que he presenciado muy de cerca. Soy viuda de dos de sus reyes, además de ser como una madre para quien lleva actualmente la corona. Mi historia como reina de los visigodos comienza cuando yo era muy joven y fui dada en matrimonio a Atanagildo. Cuando lo conocí, jamás pensé que junto a él llegaría a lo más alto de las cortes de Hispania.

Recuerdo el día en que lo vi por primera vez. Yo era muy joven y soñaba con casarme con un hombre guapísimo, de buena familia y trabajador. Cuando lo conocí, el día que nuestros padres arreglaron nuestro compromiso, me desilusioné un poco. Porque no era tan guapo como me lo imaginaba. Además, quería casarme con un príncipe merovingio, me habría encantado ser reina de los francos. ¡Lástima que sean católicos! En lugar de un guapo príncipe franco, fui casada con este magnate visigodo. Con el tiempo me conformé, porque después me di cuenta que había cosas más importantes en la vida que la apariencia física.

Atanagildo y yo fuimos muy felices. Aunque no me casé enamorada, llegué a quererlo mucho. Aunque en un principio estaba furiosa con mis padres, por las razones que ya les comenté, me bastó hablar con él un par de veces para darme cuenta de que era un hombre inteligente, astuto y ambicioso. Yo desde pequeña soñaba con ser princesa, como todas las niñas. Pero cuando me casé, pensé que mi sueño jamás se cumpliría. Sin embargo, poco después me di cuenta de que él compartía mis sueños y yo lo motivé a luchar por el poder.

Llevábamos ya algún tiempo juntos, cuando Agila fue elegido como nuestro rey. Nosotros no estábamos de acuerdo con esa elección. Mi Atanagildo era un hombre carismático y muchos de los godos confiaban en él. Había llegado nuestra oportunidad. Así fue como un día, se despidió de mí, diciendo que lideraría una rebelión contra nuestro rey. En esta lucha, no se encontraba solo: además de nuestros fieles godos le apoyaban los bizantinos y esos ingratos hispanos, en los que yo jamás confiaría. Angustiada, esperé en casa, hasta que supe que mi esposo había salido victorioso y era alzado en el escudo, convirtiéndose en el nuevo rey.

Pero el reinado de mi Atanagildo no fue tan feliz como esperábamos. Los bizantinos, a los que mi esposo había solicitado ayuda, le cobraron instalándose en el sur de nuestro territorio. No sé si llegaré a ver el día en que esos griegos vuelvan a Oriente y nos devuelvan lo que usurparon.

Ese Liberio, líder de las tropas bizantinas enviadas desde Ceuta, nos fue de gran ayuda para derrotar a Agila en la Bética. Pero, mientras nosotros nos reorganizábamos tras la victoria, ellos se extendieron por las costas del sureste, alcanzando el Guadalete y el norte de Cartagena, ciudad que es ahora su capital en estas tierras. Esta expansión bizantina fue clave para el triunfo de Atanagildo, aunque después se convertiría en su dolor de cabeza. Porque cuando los bizantinos ocuparon el sur, los seguidores de Agila, percatándose de su ruina, mataron a su líder en Mérida, reconociendo a mi esposo como su rey.

Hubo una época en la que nuestro reino era dirigido desde Rávena por nuestros primos, los ostrogodos. Cuando mi Atanagildo llegó al poder, en el año 555, esta situación ya se había acabado, pero aún había mucho por hacer: lo primero fue fijar un lugar definitivo para nuestra corte, itinerante hasta ese momento. Decidió que nos instalaríamos en Toledo, a orillas del Tajo. Un lugar central, desde donde podríamos controlar toda la península y, además con poca presencia de los odiosos romanos y sus ritos católicos.

Mi pobre Atanagildo tuvo que enfrentarse, sin mucho éxito, a todos nuestros enemigos, para poder lograr cierta estabilidad en el trono. En la zona que los romanos llamaban Galecia y la Lusitania estaban los desagradables suevos, que a pesar de ser germanos, como nosotros, decidieron jurar su fidelidad a la Iglesia de Roma. Ellos habían creado un reino, que se oponía a nuestro deseo de dominar la Hispania. Pero no eran el único obstáculo al que el pobre Atanagildo tuvo que enfrentarse: en el norte estaban esos pueblos rebeldes, que se hacen llamar astures y vascones.

Y en la Bética se concentran esos hispanos que se jactan de ser de la nobleza senatorial romana, que nos desprecian y llaman “bárbaros”. Muy bárbaros seremos, pero igual somos militarmente superiores. Por si fuera poco, tenemos que soportar además la presencia de esos griegos enviados por Justiniano, que han ocupado desde Gadez hasta Murcia, en ese afán quimérico del Basileus de recuperar el control del otrora “Mare Nostrum” de los romanos.

Atanagildo y yo tuvimos dos hermosas hijas: Brunequilda y Gelesuinta. A cada una le dimos un marido digno de ellas, hijas del rey de los visigodos. El año 566 llegaron a nuestra corte los embajadores de Sigeberto I, rey franco de Austrasia, para pedir la mano de Brunequilda. Segiberto quería una esposa de noble estirpe, a diferencia de sus hermanos, que se habían rebajado a casarse con mujeres del pueblo.

Eso me parece inconcebible: si un hombre es hijo de reyes o noble, debe casarse con alguien de su misma condición. Además, el matrimonio es el mejor modo de establecer alianzas. Bien lo sé yo. Por eso, casé a mis hijas con príncipes francos. Y a mis hijastros, los hijos de Leovigildo, también les busqué mujeres nobles, dignas de ellos. Jamás habría consentido que se unieran a una campesina o a una actriz, como hizo Justiniano, emperador de Oriente. Eso me parece horroroso. Teodora no sólo era plebeya, sino que además tenía un pasado muy oscuro. Sin embargo, a pesar de mis esfuerzos de casamentera, he cometido errores, que me han costado muy caros.

Con mi pobre Gelesuinta nos equivocamos, al casarla con Chilperico I de Rouen, rey de Neustria. Antes de que cumplieran un año de casados, este mal hombre, instigado por una de sus concubinas, la pérfida Fredegunda, la hizo asesinar. Ha sido el más grande dolor que he tenido en mi vida. Ese maldito rey católico no supo respetar y amar a mi niña como ella lo merecía.

Mi otra hija, Brunequilda, tuvo más suerte con Sigeberto de Austrasia. Pero ahora pienso que, de volver atrás, jamás habría casado a mis hijas con reyes católicos. Mi Brunequilda tuvo varios hijos, entre ellos Childeberto, que heredó el trono de su padre, y esa terca Ingundia, que años después se convertiría en la esposa de mi hijastro Hermenegildo, y en la causante de toda esa revuelta que casi divide nuestro reino.

Cuando mi marido Atanagildo murió, como es habitual en este reino, muchos bandos se disputaron su poder. Fueron cinco meses sin rey, donde muchas veces los magnates me consultaron qué hacer. Ellos acudieron a mí, porque sabían que yo les aconsejaría, basándome en lo que Atanagildo hubiese hecho. Sin embargo, ese período ha sido muy incomprendido por mis enemigos, que con muy malas intenciones han dicho que yo ejercí una especie de regencia o interregno. Nada más alejado de la realidad. ¿Cómo podría yo, una simple princesa germana, osar gobernar al pueblo visigodo? Distinto es el hecho de que mis dos maridos y muchos magnates hayan considerado mis opiniones al momento de tomar decisiones.

Finalmente se decidió que el nuevo rey sería Liuva, el duque de la Septimania. Pero éste no contaba con el apoyo de todos los nuestros, por ser señor de un territorio galo, más allá de los Pirineos. Entonces, éste decidió asociar al trono a su hermano Leovigildo, quien por ese entonces pidió mi mano. La decisión del nuevo rey fue doblemente acertada, ya que Leovigildo no sólo residía en Hispania, sino que además se convirtió en mi esposo. Y yo, como viuda del rey anterior, tenía gran influencia entre los godos partidarios de Atanagildo. Eran otros tiempos…ahora sólo un reducido círculo me apoya, en contra de las desafortunadas decisiones de mi hijastro.

Leovigildo fue el gran amor de mi vida. A Atanagildo lo quise mucho, pero con Leovigildo todo fue distinto. A mi primer marido lo conocí siendo casi una niña, crecimos juntos y tuvimos dos hijas preciosas. Fuimos muy felices juntos, a pesar de los problemas que afrontamos al ser reyes de los visigodos y del dolor que nos causó el cruel asesinato de nuestra hija.

A Leovigildo lo conocí siendo una mujer adulta, madura, con hijas casadas y nietos. La primera vez que lo vi, mi Atanagildo aún vivía y él había quedado viudo hacía poco tiempo. Me pareció un hombre muy atractivo. Participaba activamente en el Aula Regia cuando Atanagildo era el rey. Yo lo veía llegar y a veces conversaba con él. Me parecía un hombre muy interesante, muy inteligente. Atanagildo siempre tomaba en cuenta sus opiniones.

Cuando quedé viuda, fue uno de los primeros en presentar sus condolencias. Aunque me parecía un hombre guapo e inteligente, yo aún no sentía nada por él. En ese momento lo vi como un amigo, que me acompañaba en mi dolor. Como él había pasado por lo mismo, supo confortarme con sus palabras y así, en un primer momento, empezó una linda amistad. Comenzó a visitarme con frecuencia y, no sé en qué momento, me di cuenta de que sentía algo por él. Si pasaban varios días en que no lo veía, comenzaba a echarlo de menos y cuando anunciaba su visita, corría a arreglarme y a cambiarme de ropa.

Cuando Liuva comenzó a perfilarse como el posible sucesor de mi difunto Atanagildo, Leovigildo y yo ya estábamos juntos. Nadie lo sabía, porque temíamos que se nos reprocharía, porque había pasado menos de un año de la muerte de mi esposo. Por eso, cuando Leovigildo se presentó como asociado al trono y comprometido con la viuda del rey anterior, todos creyeron que se trataba de una treta política. Pero, en realidad, estábamos muy enamorados. Aunque, debo confesar que yo ayudé mucho a Leovigildo y a Liuva para que fuesen reyes.

Siempre he sabido cómo convencer a los hombres. Y cuando Atanagildo era rey, yo siempre le di mi opinión y consejo. Por eso, sus hombres me respetaban y cuando él murió, siguieron consultándome las decisiones. Desde el principio, me parecía que Liuva y Leovigildo eran la mejor opción. No quise mover mis influencias de tal manera de que Leovigildo fuera el sucesor inmediato de Atanagildo.

A pesar de que es conocido mi poder de persuasión, nunca hay que hacerlo notar demasiado. Y que el nuevo rey fuera el futuro esposo de la viuda del anterior, me habría hecho ver como la gran responsable. Por eso, ocultando todavía mi relación con Leovigildo, convencí a los magnates de que eligieran a Liuva. Después de que éste fue coronado, hicimos público nuestro compromiso. Y como a algunos visigodos les pareció mal que el nuevo rey fuera duque de la Septimania, él anunció que su hermano, residente en Hispania y muy popular, sería asociado al trono.

Obviamente, hubo gente que se dio cuenta de que yo había movido mis influencias y algunos mal intencionados osaron decir que yo era la que realmente gobernaba. Pero, no fue así. Yo siempre fui la consorte del rey. Talvez, mucho más tomada en cuenta que muchas de las mujeres de los reyes anteriores, pero nunca fui más que una simple mujer que daba su opinión y consejo a su esposo. Y lo habría hecho, aunque mi esposo hubiese sido un campesino o un mercader. Tocó la casualidad de que mis dos esposos fueron reyes y entonces, mis opiniones y consejos maritales afectaron a toda Hispania.

Cuando murió mi cuñado Liuva, Leovigildo, al ser asociado al trono, se convirtió en su sucesor. Esto sucedió dos años después de la elección de su hermano, en el 569. Desde el principio y para evitar los desórdenes que provocan las sucesiones, asoció a sus dos hijos; Hermenegildo y Recaredo. Nunca me llevé muy bien con Hermenegildo, siempre me pareció un joven obstinado y rebelde. Nunca tuve una pelea con él hasta que se casó con Ingundia. Ahí nuestra relación se hizo insostenible. Antes de su matrimonio con mi nieta, habíamos discutido un par de veces, pero no había pasado a mayores.

Con Recaredo la relación siempre fue distinta. Mucho más parecido a su padre, inteligente como él, sabía escuchar la opinión de los demás. Desde el principio, nos llevamos muy bien y por eso él me considera su madre adoptiva. Jamás pretendí reemplazar a su difunta madre, pero cuando me casé con Leovigildo, traté de que sus hijos, entonces unos adolescentes, me vieran como una amiga. Con Hermenegildo logramos tener una relación cordial, aunque fría, que después empeoró por mi mala relación con su esposa. Pero para Recaredo yo fui su mejor amiga, su confidente y consejera, llegando a ser para él su segunda madre.

Estoy orgullosa de todo lo que hizo mi muy querido esposo Leovigildo por este reino. Él tenía el sueño de hacer de Hispania un gran reino godo, que incluyera tanto a germanos como a los romanos. Todos bajo el mismo rey, la misma ley, la misma lengua y fieles a la fe verdadera, aquella en la que nuestros ancestros fueron bautizados por Ulfilas.

Su primer logro fue acabar con ese odioso reino católico que tenían los suevos en el occidente de nuestra península. Mi muy inteligente rey logró aislarlos, evitando que se comunicaran con dos de nuestros grandes enemigos, que profesaban su misma fe equivocada: los francos en las Galias, lo que significó evitar que sus navíos salieran al Océano; y los romanos de la Bética, para lo que tuvo que cortar los caminos. En el norte se enfrentó a los rebeldes astures y vascones. No logró acabar con ellos, aunque sí logró contenerlos, estableciendo contingentes militares en León y Vitoria. Eso le dio mayor seguridad a nuestro reino. En el sur no tuvo tanta suerte, ya que aún siguen ahí esos bizantinos, a pesar de que logró reprimir una revuelta que provocaron y les confiscó sus bienes.

Leovigildo fue brillante al darse cuenta de que necesitaba consolidar su imagen de rey, imponiendo respeto entre sus súbditos, tal como lo hace el Basileus de Constantinopla. Era necesario empaparse de algo de esa pompa que rodea al emperador oriental. Por eso, Leovigildo incorporó el uso del cetro, de la corona, el manto real y el trono. Como nuestra monarquía es electiva, el rey necesita destacarse por sobre los demás, necesita ser amado y temido al mismo tiempo, para no sucumbir ante las conspiraciones o rebeliones. Yo disfruté con su idea de introducir la ceremonia de la coronación, en reemplazo de nuestra antigua costumbre de alzar en el escudo al nuevo rey. Es más bonita, más solemne y además, sirve para que romanos y bizantinos se den cuenta de que no somos tan bárbaros.

Otro acierto de mi rey fue en lo legal. Leovigildo decidió crear el Codex Revisus, una legislación única, válida para todos los súbditos del reino. Y para lograr que todos los habitantes de Hispania se identifiquen como parte de un mismo reino, derogó esa absurda prohibición de los matrimonios mixtos, entre godos e hispano romanos.

Sin duda, el mayor disgusto que enfrentó mi pobre Leovigildo fue esa horrible traición protagonizada por su propio hijo, Hermenegildo. Su padre lo comprometió con mi nieta Ingundia. Mi esposo cometió un error casando a su hijo con una princesa católica. Como la novia tenía apenas doce años, ingenuamente creímos que su marido lograría hacerla entrar en razón y convertirse al arrianismo.

A pesar de que fue un matrimonio arreglado, Hermenegildo e Ingundia se enamoraron de inmediato. Hermenegildo era un joven apuesto, muy parecido a su padre, alto, de pelo castaño y ojos azules. A Ingundia, una jovencita aparentemente ingenua y cándida, la deslumbró. Él se sintió profundamente conmovido por la frágil belleza de Ingundia. A pesar de que no me caía bien, debo reconocer que era una joven preciosa, muy parecida a su madre, mi hija Brunequilda, con su largo cabello rubio, sus ojos oscuros, pequeña y delgada. Talvez demasiado delgada. Eso la hacía parecer muy frágil.

Tan pequeñita y bella, cautivó a toda la corte de Toledo. El único problema era su negativa a abandonar su religión. Yo misma traté, inútilmente, de convencerla del error en que estaba al profesar el catolicismo. De hecho, la obligué a bautizarse en la fe arriana. Pero, su conversión era sólo en apariencia y se notaba que seguía fiel a su antigua creencia. Su obstinación, insólita en alguien tan joven, terminó acabando con mi paciencia. Sé que fui muy dura con ella. Pero es que para mí, el catolicismo es algo intolerable. No sólo es irracional pensar que Jesús sea tan Dios como su Padre, algo que carece de toda lógica; además no puedo dejar de recordar que fue un católico quien mató a mi otra hija.

La situación se hizo insoportable; cada vez que nos veíamos, Ingundia y yo terminábamos discutiendo y como yo soy más enérgica, ante los demás parecía que yo la maltrataba. Mi hijastro empezó a mirarme con odio y hasta mi esposo me reprochaba la forma en que trataba a la niña. Pero no podía evitarlo, ¡me sacaba de quicio su actitud desafiante disfrazada de piedad cristiana! A pesar de ello, Hermenegildo estaba loco por ella y sufría con la situación. Un día, entró furioso en mis aposentos, me gritó e insultó, furioso por la forma en que yo trataba a la joven. Incluso me culpó de que por mi culpa, ella no se había embarazado aún, porque estaba nerviosa y deprimida. Me dijo que si ella no le daba hijos, Leovigildo me dejaría, en castigo por dejarlo sin nietos. Por eso, su padre decidió enviarlos al sur, lejos de mí.

En Sevilla, Ingundia y Hermenegildo fueron felices, según lo que me cuentan. Dicen que se los veía frecuentemente pasear juntos de la mano por la ribera del Guadalquivir. Además, finalmente, la joven princesa quedó embarazada y tuvo un niño, al que llamaron Atanagildo, como su bisabuelo.

Pero, nuevamente, mi esposo se equivocó: su objetivo era afianzar su dominio en la Bética, zona donde contaba con muchos enemigos. Por eso envió a su hijo a ese lugar. Sin embargo, Sevilla no sólo sería el lugar donde Hermenegildo e Ingundia pudieron ser felices, sin las presiones de esta abuela arriana. También fue el lugar donde ese niño rebelde traicionó a su padre de la forma más vil.

Hermenegildo, lejos de la influencia de su padre, fue convencido por su tío, el obispo Leandro y por esa niña intrigante, a recibir un bautizo católico, olvidando su nombre godo y haciéndose llamar Juan. Debo reconocer que Ingundia era más hábil de lo que yo pensaba. Al principio, creí que era una niñita ingenua. Después, descubrí su porfía y obstinación. Pero en Sevilla, cuando su marido se vio lejos de la influencia de hombres sensatos como su padre o su hermano, ella pudo manipularlo a su antojo y para ello contó con la ayuda del detestable obispo de Sevilla.

Esta noticia nos dio un disgusto terrible, ya que el ideal de mi Leovigildo, que yo compartía, suponía una unificación de nuestro reino bajo la fe arriana. Sin embargo, lo peor estaba por venir: aprovechándose de que su padre luchaba contra los rebeldes del norte, el traidor de Hermenegildo decidió romper la unidad por la que su padre tanto se había esforzado, declarándose rey de la Bética en el 579, estableciendo su corte en Sevilla, imitando el boato del que se rodeó su padre, para afianzar su poder.

Como la Bética está llena de romanos, éstos obviamente apoyaron al advenedizo. También lo hicieron los bizantinos y los francos. Nuestro disgusto aumentó: a Hermenegildo no le bastó con bautizarse católico y romper la unidad de nuestro reino; además buscó el apoyo de nuestros enemigos. No me extraña que su pobre padre haya muerto poco después de estos sucesos.

Leovigildo tuvo que enfrentarse a su propio hijo, usando a su hermano Recaredo como mediador. El traidor fue apresado y exiliado en Valencia. Inútilmente, su padre lo exhortó a retractarse de sus actos y volver al arrianismo. Como se negó a hacerlo, finalmente mi pobre esposo perdió la paciencia y le dimos al traidor el castigo que se merecía: fue ejecutado por un verdugo.

En cuanto a Ingundia, no sabemos bien qué pasó con ella. Huyó con su pequeño hijo, al que tuvo la osadía de llamar Atanagildo, hacia el sur, pidiendo ayuda a los griegos, a pesar de que Leovigildo trató de evitarlo. Dicen que murió mientras viajaba a Constantinopla y que el niño quedó como rehén de los bizantinos. Eso es lo que se rumorea, aunque no lo sabemos con certeza.

Mi hija Brunequilda junto a su marido e hijo, desde Austrasia enviaron emisarios a Constantinopla, buscando al pobre niño. Pero todo ha sido en vano, no sabemos dónde está. Me da pena, porque a pesar de que sus padres no fuesen santos de mi devoción, no puedo olvidar que es mi bisnieto. Además, temo que se haya convertido en esclavo. Y esa idea es humillante: que un príncipe visigodo, descendiente de reyes de Francia e Hispania, sea siervo de los griegos.

¡Alguien de mi estirpe convertido en esclavo! La idea es demasiado horrorosa. Prefiero no imaginármelo y pensar que el niño murió. Pobre, él no tuvo la culpa de tener unos padres tan estúpidos. Porque lo que ocurrió con sus padres fue algo que ellos, con su actitud obstinada y su ambición, provocaron. Hermenegildo fue la persona más malagradecida que he conocido en mi vida. Traicionar de ese modo a su padre, poniendo en peligro la unidad de su reino. Con su ambición, estuvo a punto de arruinar el proyecto de Leovigildo.

Me da mucha rabia recordar esa época. Algunos se escandalizaron mucho cuando supieron que Hermenegildo era condenado a muerte por su propio padre. Temo que los católicos algún día lo consideren un mártir y consideren a Leovigildo un villano por ordenar la ejecución de su hijo. La verdad, es que el verdugo que entró en la celda y asesinó a mi hijastro no fue enviado por su padre ni por su hermano: yo lo envié. Leovigildo amaba a su hijo y jamás habría podido dar esa orden.

Contacté a Sisberto, a través de mis sirvientes. Era hijo de campesinos, muy pobre y aficionado a la bebida. Les exigí buscar a alguien que fuera godo, arriano, que estuviese dispuesto a todo por unos cuantos solidus y que no fuera muy inteligente. Este hombre ya había tenido algunos problemas y había sido encerrado un par de veces. Era un hombre tranquilo en apariencia, pero muy vicioso. Robaba para poder comprar vino y cuando se emborrachaba, se transformaba en un hombre muy violento.

Jamás hablé directamente con él. Siempre a través de amigos de mis sirvientes. No era bueno que a la reina de Hispania ni a nadie de su círculo se le viera con el asesino de su hijastro. Me aseguré además de que este hombre supiera cómo funcionaba el sistema de guardias de la prisión donde estaba Hermenegildo en Tarragona. Así, él burló a los vigías y cumplió mis órdenes.

Leovigildo no se enteró hasta que el hecho ya estuvo consumado. Cuando Hermenegildo fue apresado, su padre no sabía qué hacer con él. Sabía que su hijo merecía la muerte, porque ése es el castigo de los traidores. Pero, no podía dar la orden. Tan agobiado estaba, que le dije que no se preocupara, que yo me encargaría de todo. Él jamás supo la identidad del verdugo y fue mejor así.

Después de este doloroso episodio, nada fue igual para nosotros. Mi pobre Leovigildo parecía cada día más triste y desganado. A pesar de eso, insistió siempre en su proyecto de una Hispania visigoda, unida en una única fe. Como el arrianismo parecía ser tan impopular entre una mayoría católica, mi esposo tomó una decisión que a mí no me gustó nada: intentó fusionar ambas creencias, tratando de que así todos, hispanos y godos, creyéramos en lo mismo. Afortunadamente, esta idea no prosperó, porque además de descontento, trajo gran confusión en toda la población.

Finalmente sólo un año después de la ejecución de su hijo, mi pobre Leovigildo murió. Fue entonces cuando mi hijo Recaredo, en su calidad de asociado al trono, fue coronado rey. Me sentí muy orgullosa de convertirme en la madre del soberano de Hispania. Una de las primeras medidas que él tomo fue buscar al verdugo de su hermano y ejecutarlo. No sabe quién le dio la orden y jamás lo sabrá, porque he silenciado a todos los testigos. En el fondo, Recaredo sabe que la actitud de su hermano es el verdadero verdugo. Pero era mejor acabar con el autor material.

Demasiado pronto, mi orgullo se convirtió en un disgusto horrible, del que aún no me recupero, al enterarme de que mi hijo imitó la locura de su hermano, convirtiéndose al catolicismo. Y no contento con eso, ha decidido dar una unidad religiosa a su reino, al igual que su padre, pero bajo la fe de Roma.

Mi hijo convocó a un Concilio en Toledo a todos los obispos de Hispania y Galia. Allí condenará el arrianismo, llamándolo herejía y demostrará públicamente su adhesión a la fe católica. Recaredo leerá su profesión de fe, frente a los eclesiásticos y la nobleza, destacando la creencia en ese absurdo de la Trinidad. Luego, los presentes harán lo mismo, firmando un horrible documento al que han llamado “Los 23 Anatemas contra la Herejía Arriana”. Lloro al imaginar ese episodio, porque para mí es muy duro que mi adorado hijo llame herejía a mi religión.

En cuanto al pueblo que profesaba el arrianismo, no le exigirá un nuevo bautismo, pero sí confirmarse como católicos. A los clérigos arrianos sí les puso mayores imposiciones, como ordenarse nuevamente y practicar el celibato. Así, nuestra fides gótica va quedando en el olvido. He sido obligada a abjurar públicamente de ella, a comulgar según el rito ortodoxo y a fingir que creo en Jesucristo como un Dios igual a su Padre. ¡Qué cosa tan absurda! ¿Cómo un ser que es creado por otro puede ser igual en naturaleza a su creador? ¿Cómo esta gente puede ser tan ingenua? ¿Acaso no analizan la locura en la que creen?

Afortunadamente, no todos están de acuerdo con Recaredo. Además de mi círculo de amigos más íntimos, quienes comparten mi devoción por el arrianismo, como mi fiel obispo Uldila, mi hijo se ha encontrado con otros opositores en la Septimania y en Emérita. Sin embargo, somos una minoría. Porque los visigodos siempre hemos sido menos que los hispano romanos y finalmente es su fe la que ha triunfado.

Pero hemos sido obligados a abjurar del arrianismo y a profesar el catolicismo. Ya no aguanto más esta farsa. Soy una persona mayor y ya he vivido mucho, he afrontado con valentía la muerte de mis dos maridos y he enterrado a una de mis hijas. No quiero presenciar ahora cómo mi fe, la religión de mis padres, de mis abuelos y de los dos amores de mi vida, muere. Por eso, no quiero seguir viviendo. No quiero estar presente en el concilio que va a celebrarse esta primavera en Toledo. Es algo demasiado duro.

Siento que he perdido todo mi poder. Siempre fui escuchada y respetada en la corte. Primero con Atanagildo, luego por su círculo cuando éste murió y después aconsejé a Leovigildo en cada una de sus decisiones. Cuando éste murió, Recaredo, mi hijastro, que siempre me ha considerado como una madre para él, también me consultaba. De hecho, gracias a mí ahora tenemos buenas relaciones con los francos. Nunca he simpatizado con el catolicismo, pero jamás pensé que éste me arrebataría todo mi poder. Cuando Hermenegildo fue derrotado y ejecutado, pensé que la influencia del rito romano moriría con él. Pero, es la fides gótica la que muere y yo no estoy dispuesta a sobrevivirla.

Tengo miedo, porque me persiguen. Han descubierto que mi conversión no es sincera. ¿Cómo podría serlo? Junto a otros amigos como Uldila, aparentamos una ferviente conversión al catolicismo, junto a toda la corte de Recaredo. Pero, en privado, hemos continuado nuestros antiguos ritos y, para manifestar nuestro descontento, hemos profanado las hostias consagradas en el rito católico y algunos de sus templos. Lo hacíamos para desahogar nuestra rabia y también para divertirnos. Nos reíamos al imaginar cómo se escandalizarían los católicos si nos vieran.

Pero, nos han descubierto. Al parecer, alguien nos traicionó y nos delató ante el obispo de Toledo. Alguien muy listo, sin duda, ya que, sabiendo lo mucho que me estima el rey, ha preferido acudir a quien me odia, para asegurarse de que sea castigada. Mi fiel obispo Uldila ha sido desterrado. No sé que piensan hacer conmigo. He huido de Toledo, estoy lejos de la corte, pero no sé adónde ir. En todas partes tengo enemigos. No puedo ir al sur, porque los griegos me odian por ser arriana y visigoda. Más me odian los romanos de la Bética. Ni qué decir de los rebeldes del norte. Y en Francia, donde mi nieto es el rey, no soy bien recibida. Ese niño me culpa a mí de la desgracia de su hermana. Y en Italia, mis primos godos cayeron en desgracia. Su reino ha caído y ahora griegos y lombardos se disputan la península.

No tengo adónde ir. He perdido el favor de mi familia, el respeto de mi pueblo y todos mis amigos son perseguidos como yo. Me niego a rendirme o someterme. No es algo digno de una mujer como yo. Por eso, he decidido acabar con mi vida. Sé que el cristianismo condena lo que voy a hacer, pero no tengo otra opción. Ahora entiendo a los paganos que lo hacían, cuando perdían el apoyo de su emperador.

domingo, abril 22, 2007

Bowling for Virginia

Esta semana, a pesar de que mi caecita anduvo llena de pajaritos, construyendo castillos en el aire para el futuro, no pude dejar de asombrarse por el horroroso episodio que ocurrió en Virginia. No es primera vez que escuchamos algo parecido desde Estados Unidos. Creo que todos recordamos lo ocurrido en la secundaria de Columbine en 1999.
Son episodios similares, porque en ambos, los protagonistas de la horrorosa masacre fueron estudiantes que se sentían rechazados por sus compañeros. No quiero caer en una interpretación roussoniana de lo ocurrido y culpar a la sociedad corrupta de que estos pobres jóvenes hayan caído en la psicosis. Más aún, porque eso es lo que ellos quieren que pensemos. Porque muchos, alguna vez en la vida nos hemos sentido discriminados y no por eso agarramos una metralleta y disparamos contra esos crueles compañeros que nos hacían la vida imposible, como el protagonista del videoclip de Jeremy, de Pearl Jam.
Está claro que la discriminación y el rechazo puede minar la psiquis de cualquiera. A mí, como adolescente, me tocó vivirlo en carne propia y también presenciarlo de cerca. Y como profesora, pude darme cuenta de cómo pueden sufrir los alumnos con ello, repercutiendo no sólo en su estado de ánimo y su autoestima: también en su rendimiento académico y su salud física, además de mental. El rechazo y la discriminación es, por lo tanto, un tema que me preocupa como persona, como profesional y como mujer, porque algún día me gustaría tener hijos y no quisiera que ellos sufriesen aquello.
Porque para mí, en estos casos de violencia extrema producida por estudiantes, el tema principal no es la posesión de armas. Aunque, estoy de acuerdo con que ese asunto debe controlarse y no cualquiera puede portar armas, ya que como dice el dicho, a éstas las carga el diablo. Para mí, en el fondo de la cuestión está cómo, el rechazo, la actitud burlesca o despectiva hacia una persona puede minar su estabilidad mental de esa forma.
Eso es lo que me preocupa. porque creo que el maltrato, en todas sus formas, nos afecta mentalmente. Afortunadamente, no todos caemos en lo que los niños del Columbine o el estudiante de Virginia Tech, sino que generalmente, caemos en manifestaciones más "suaves", como depresión, baja autoestima, malgenio, estrés, etc. Digo afortunadamente, no porque considere que no sean graves, a mí me parecen gravísimas y dignas de observación, tratamiento y ayuda, pero obviamente no tienen la magnitud de los acontecimientos que hemos presenciado.
Lo que más me preocupa es que todos, de alguna forma, así como hemos sido maltratados, hemos maltratado o hemos sido cómplices del maltrato. Y creo que casos como éste nos hacen reflexionar en lo mal que estamos cuando molestamos frecuentemente al nerd del curso o nos reímos cuando los "choritos" lo hacen.
Me llama también la atención de que casos como éstos abunden en Estados Unidos. En eso se inspiró Michael Moore cuando hizo su documental "Bowling for Columbine", centrándose en el tema de la posesión de armas y lo fácil que es adquirir una en su país. Sin embargo, él se da cuenta de que en otros países, como Canadá, hay mayor posesión de armas entre la población civil y esto no ocurre. ¿Qué pasa entonces? Cuando ví ese documental, me pareció que estaba incompleto, porque me habría gustado más investigación psicológica y menos crítica social contra las autoridades.
Sí me llamó la atención su exposición sobre las familias disfuncionales y la incidencia de éstas en las expresiones de violencia. Pero, creo que debió indagar más en el rechazo escolar, la discriminación, lo encasilladora que es la sociedad norteamericana, con sus grupitos de los "nerds", los populares, los deportistas y las porristas. Algo que vemos constantemente reflejado en sus películas y series. Una situación que nos refleja lo superficial que puede llegar a ser alguna gente. Nadie ha pensado aún en la denuncia implícita que nos hacen los cinestas y directores de su realidad con esas series.
Creo, que en ese estilo de vida puede estar la respuesta a los problemas que les aquejan. Pero insisto: no justifico al estudiante surcoreano, como una especie de kamikaze contra la discriminación y la superficialidad, sino como un ejemplo de lo que ese ambiente, combinado con un desequilibrio mental puede provocar.

sábado, abril 21, 2007

Bieenvenida Realidad

Esta semana pasó algo que me ha tenido con la cabeza llena de pajaritos, imaginando que se cumplen todas las fantasías que tengo desde los 19 años. No puedo dejar de pensar que el final de mi viaje significará el inicio de esa temida etapa que es la adultez. Pero, aunque mi síndrome de Peter Pan hace que me resista a crecer, muchas de mis fantasías están necesariamente relacionadas con el pasar a esa etapa.
Recuerdo que cuando escribí sobre la nostalgia, Marilú explicó que ella no sólo siente nostalgia del pasado; también del futuro. Ella se excusó diciendo que aquello podía sonar rarísimo. Pero, no para mí. No puedo evitar soñar con un futuro precioso, en el que me veo súper realizada como persona y como mujer. Creo que no necesito dar detalles, ya se imaginarán de qué hablo.
No tengo apuro por vivir ese momento, pero sí muchas ganas de que cuando ese momento llegue, sea cuando deba llegar, ni antes ni después. Porque creo que una adultez prematura, así como una muy retardada, es pésimo. Me da miedo hacerme demasiadas expectativas. Por eso, cuando me enfrento a algún cambio, trato de no pensar mucho en cómo será. Y hasta el momento, me ha dado resultados.
Creo que estoy hecha un mar de contradicciones. Por un lado, he pregonado constantemente el disfrutar de la juventud y el postergar lo más posible el casarse, tener hijos y entregarse por completo a la vida adulta. Pero, por otro lado, me pasa que estoy tan enamorada que siento que ese momento se me acerca a pasos agigantados. Y ya no me da miedo. Creo que mi "reloj biológico" se está activando. porque cada vez que veo guaguas, me imagino lo lindo que debe ser tener una. Claro que cuando veo adolescentes, las ganas se me quitan, jiji. Pero, bueno, todo a su tiempo. Espero que cuando me llegue el momento, esté preparada para pasar por todas esas etapas, aunque sé que en la maternidad, así como en la vida "se hace camino al andar".

viernes, abril 20, 2007

¿Qué es el amor?

Hace poco, un amigo me hizo la siguiente pregunta: define en una sola frase qué es el amor. Mi amigo es muy joven, sólo tiene 19 años y bastante poca experiencia en esas cuestiones. Me pilló de sorpresa y al principio no supe responderle. Finalmente, le dije que el amor es lo mejor que puede pasarte si eres correspondido, y lo peor si es que no. Al parecer, mi respuesta le satisfizo.
Sin embargo, no he podido dejar de pensar en ello, a mí mi respuesta no me conformó. Porque el amor es mucho más que eso. cuando me lo preguntó, estuve tentada a darle una respuesta muy del romanticismo y decirle que el amor es todo. Pero esas definiciones tan radicales no me gustan, porque son extremadamente abstractas. Y el amor no me parece que sea algo tan abstracto. Porque es algo que sentimos. Cuando nos sentimos enamorados, todo nuestro cuerpo y nuestra mente experimentan esa sensación.
Y no estoy hablando sólo de las mariposas en el estómago. Porque ése es sólo un síntoma, que tiene más que ver con la atracción. Yo he sentido las mariposas muchas veces, porque muchas veces me he sentido atraída hacia alguien. En mis 26 años, me han gustado muchos. Pero, pocas veces me he enamorado.
Creo que alguna vez expliqué qué es lo que a mí me hace darme cuenta de que estoy enamorada. Es algo que tiene que ver con querer a la persona tal cual es, el disfrutar con ella de los pequeños detalles, etc. Es querer pasar con ella el resto de mi vida, pase lo que pase. Pero esa vez, cuando hablé de la nostalgia, lo expliqué mucho mejor. Sin embargo, cuando mi amigo me lo preguntó, no fui capaz de decírselo, porque él me proponía decirlo en una frase y yo había ocupado al menos cinco líneas en describirlo. Por eso, preferí usar una frase más "publicitaria". Es que me cuesta mucho hacer definiciones cortas.

domingo, abril 15, 2007

Ireland











Estuve cinco días en la isla verde. Un lugar que me sorprendió gratamente. Olvídense de la imagen de pobreza e incultura que nos muestran las películas. Esa Irlanda ya no existe. La Irlanda de hoy es un país próspero, desde que ingresaron a la Unión Europea. A diferencia de otros países europeos, que no quieren más inmigrantes, Irlanda los necesita, porque requieren de mano de obra para sus obras públicas. Además, están fomentando el turismo, ya que tiene mucho potencial.

Dublín y Galway son dos ciudades preciosas, arquitectónicamente parecidas a los irish pub. También tienen casitas con puertas georgianas, como las londinenses. Precioso. Y la gente es muy simpática, físicamente no son muy agraciados (tienen cara de gnomo) y muy borrachines (de hecho, lo reconocen), pero encantadores. Gente muy amable, y aunque no siempre se les entiende (su acento es más difícil de entender que el británico), se esfuerzan por que les entiendas.



La fama de isla verde es absolutamente merecida. Los paisajes de Irlanda son espectaculares. Todo muy verde, kilómetros de praderas. Realmente precioso. Tara, la colina sagrada de los celtas, no es más que una lomita, para nosotros que somos andinos. Pero desde ahí, los reyes celtas controlaban toda la isla. La cultura celta todavía es importante en Irlanda. De hecho, en la zona rural aún se conserva el gaelico. Dublín está más influída por Inglaterra. De heco, sus catedrales e iglesias históricas más importantes, como San Patricio, son anglicanas. Recordemos que recién en 1916 se gestó su independencia, un proceso muy duro y sangriento. Todavía se siente el resentimiento hacia ellos. En cambio, aman a Estados Unidos, país que acogió a muchos irlandeses que huyeron de la pobreza.

La personalidad del irlandés es más parecida a la del gringo que a la del inglés. Culturalmente, Estados Unidos le debe mucho a Irlanda. Y ésta le debe mucho también al tío Sam. Muchas ideas de la independencia se gestaron en Estados Unidos y económicamente, las remesas que enviaron por décadas los inmigrantes, fueron de gran ayuda. Hoy, Irlanda vive un proceso inverso: ya no es el país que exporta personas en busca de riqueza; hoy fomenta que venga gente a su país, porque necesitan mano de obras. Un llamado que los filipinos y europeos del este han contestado.