miércoles, febrero 24, 2010

Más de cuatro años por aquí

Comencé este blog en diciembre del 2006. Antes había hecho uno en el MSN My Space y luego un primer blogger en el que comentaba actualidad. Luego vino el viaje a Pamplona y por problemas de conexión y configuración, esos blogs quedaron en el olvido. Pero la necesidad de escribir siempre estuvo. Por eso volví con este rincón que ya ha cumplido cuatro años. Testigo de un montón de vivencias. Siento que sigo siendo la misma, aunque por todo lo que he vivido, sé que de esa "niñita" de 26 años que cruzó el Oceáno para ir a estudiar Historia Medieval a la tierra de sus ancestros, quedan algunas cosas, pero muchas cosas han cambiado.
Al estar sola en tierras extrañas, pasaba mucho tiempo en la blogósfera, sobre todo en las noches (mis compañeras de piso se acostaban temprano, yo soy una gran noctámbula y no se puede carretear de lunes a viernes, porque no hay organismo ni bolsillo que aguante). Visitaba cantidades de blogs, que a su vez venían acá y comentaban. Verdaderas "amistades virtuales", aún mantengo contactos (siempre vía blog) con algunos. Es que a diferencia de otras personas, nunca me ha interesado conocerlos en persona. Tengo amigos, a ambos lados del océano, pocos pero buenos, y con ellos comparto la vida real. Mis conversaciones por medio de post en blogs tienen la gracia de ser un modo de compartir experiencias con gente que no conoces de nada. Es como hablar con quien va a nuestro lado en la micro. Por eso, jamás participaría en ningún tipo de reunión de blogeros chilenos. Me gusta este pseudo-anonimato y no necesito conocer más gente.
Aunque ya no paso tanto tiempo conectada, a pesar de que escribo frecuentemente, ya no hago tantas visitas, me da pena ver cómo cada día se cierran más blogs. La gente deja de describir, de un día para otro, mejor dicho, de compartir sus experiencias. Las razones son muchas y todas muy respetables. Pero es una pena, porque muchos de esos sitios eran para mí un gran aporte. En algunos, había palabras de dolor profundo, tanto que llegué a temer por sus autores; en otros, situaciones muy cómicas o bien, gente que sabe tomarse los problemas con humor; recuerdo muchos "diarios de vida", de temas diversos: felicidad, quejas, comentario a noticias o situaciones, etc., muy parecidos a éste; consejos, datos y recetas de cocina; poesía y cuentos (había una niña que hizo una verdadera "teleserie" por capítulos, ¡genial!); otra que contaba sus aventuras de todo tipo; una ejecutiva joven y exitosa en busca del amor; adolescentes llevando vidas extremas; madres ultraaperradas; intelectuales. Leí y comenté, incluso aconsejé de mil temas. Polémicas, peleas, malentendidos, debates políticos, celebraciones, humor, drama...la vida misma, expresada en estas pequeñas columnitas. ¡Lástima que muchas ya no estén!
Para todos los que pasan o han pasado por aquí, un gran abrazo. Para todos los que alguna vez leí y ya no escriben, y para todos los que siguen compartiendo sus pensamientos con el que caiga por ahí, va dedicada esta entrada. Por mi parte, espero perseverar en este medio hasta cuando pueda. No quiero abandonar mi rincón.

martes, febrero 23, 2010

"Desperate bachelorettes"

Hace unos años atrás, Claudia Aldana comenzó a escribir la columna "31" y a mí me parecía simplemente genial. En ese entonces, yo tenía unos 23 años, estaba terminando la uni y me daban risa las chicas con vestido de novia en la cartera. Hoy me dan pena y a veces un poco de rabia, porque creo que es precisamente su desesperación la que las va alejando, primero de posibles novios o maridos, y después, dada la amargura y envidia que desarrollan, sobre todo hacia la felicidad ajena, se alejan de todo el mundo. Por eso, la columna ya no la leo religiosamente como cuando tenía 23 años. Sólo de vez en cuando y hoy, al leerla, me corroboró esta teoría. Si yo tuviese 30 y tantos y fuese soltera, haría lo mismo que hago con 20 y muchos y casada: disfrutar la vida y agradecer lo que tengo. Sin pareja, sin hijos, talvez tendría más tiempo para desarrollar mi carrera, viajar y disfrutar con mis amigos y familia. No andaría llorando por un marido ni despotricando contra la felicidad ajena.
La columna sigue pareciéndome genial, pero ya no necesito leerla. El personaje de Consuelo Aldunate lo veo seguido en la vida real. Y me da pena, más que nada. Pero, cuando el objeto de envidia y críticas he sido yo o mis seres queridos, esa "creepy bachelorette" pasa a ser despreciable. Entonces, me da lata leer sus quejas. Todo esto pensaba hoy cuando leí la revista Ya y leí la famosa columna y me encontré con una cabra grande chillona, furiosa porque la amiga se casa antes que ella. Aunque tuve un pequeño deja vu, el tema no es ése. El problema es que esta periodista, que en su vida personal está muy feliz (creo que va a ser o fue mamá hace poco), es muuy certera a la hora de presentarnos un especímen muy común en nuestra sociedad. Y aunque la Aldunate es ficticia, existen muchas como ellas. Mezcla de quinceañera ilusionada con vieja maniática, con el vestido de novia puesto. Seres solitarios, de los que primero huyen los hombres, y luego las mujeres felices.

jueves, febrero 11, 2010

Cometas en el Cielo




En junio de 2007, en plena temporada de exámenes de mi magíster, ese libro llegó a mis manos. Prácticamente me lo puso en las manos alguien que acababa de leerlo y que se lo habían recomendado del mismo modo. Acababa de ser traducido al castellano. Prometí leerlo, apenas acabara los exámenes, pero en realidad lo leí en dos días, entre un examen y otro, para descansar del estudio. No podía creer lo que estaba leyendo. Creo que el director que la llevó al cine acertó al describirla como "una épica íntima". Porque es la historia de Amir, un pashtun de Afganistán, un niño adinerado en el Kabul de los años '70, cuya vida cambia para siempre tras los cambios políticos que vive su país. Él huirá junto a su padre, un próspero abogado, tras la invasión soviética, a Estados Unidos. Pero esta historia no se centra en la sufrida evolución política de Afganistán en los últimos 30 años, sino en Amir, su amistad con su sirviente hazzara, y cómo su cobardía y sus celos infantiles le hacen cometer un terrible error que deberá compensar 20 años después, cuando le digan que "aún es tiempo de redimirse".


Para quienes no lo saben, los hazzara o jázaros, son un pueblo de origen mongoloide que llegó a Medio Oriente hacia el siglo VII, formando un reino a orillas del Mar Caspio y en lugar de convertirse al Islam, se hicieron judíos. Al ser de un origen étnico diferente y profesar otra religión, se convertirán en una minoría muy discriminada y perseguida en países como Afganistán. Mientras Amir representa la elite afgana: pashtún, musulmán y rico; Hassan es mongol, pobre, judío e hijo de un sirviente. Pero mientras Amir es un niño intelectualmente muy despierto, es incapaz de defenderse de quienes le molestan. En cambio el analfabeto Hassan es un niño valiente y servicial.


No sé por qué la crítica que leí de la película fue devastadora, cuando a mí me pareció que captó muy bien la esencia del libro y el mismo autor quedó muy contento. Es cierto: el libro es poesía pura, que no el cine no siempre es capaz de expresar. Decir que el libro es mejor que la película, más que un cliché es casi siempre una obviedad. Pero la película me gustó, me encantó lo bien ambientada que está y por sobre todo, los actores. Están muy bien escogidos, sobre todo los niños: Amir, el protagonista, el "antihéroe" de niño, que de adulto, para redimirse, será capaz de un acto de gran valentía, es un niño afgano, cuyas expresiones demuestran toda la complejidad de sentimientos que experimenta Amir: amor, odio, celos, inocencia, miedo, remordimientos...Hassan en cambio es pura bondad, una persona de ésas que se entrega por entero a quienes quiere (dice otra frase preciosa: "yo por tí lo haría mil veces") y el niño que lo interpreta proyecta precisamente eso. Por otro lado, Sorab es el niño triste, porque la vida lo ha golpeado cien veces. Sólo esbozará sonrisas cuando ya esté seguro de que su terrible pasado ha quedado atrás.


El personaje del padre de Amir es mi favorito: un hombre admirado, exitoso, valiente y bondadoso. Pero que guarda un gran secreto que al develarse, nos hará cuestionar su honorabilidad, pero sólo por unos momentos. Se le perdona, porque dentro de todo el contexto, se le comprende, aunque no se le justifica. Un hombre de gran fortaleza, que sufrirá malgenio y en silencio el revés de su fortuna, pero sin dejar de luchar, en pos del bienestar de su hijo. Un ejemplo de superación y esfuerzo. Durante sus años prósperos, nos regalará otra de las frases maravillosas de este libro: "No existe más pecado que el robo, ya que al matar, estamos robando al hombre su derecho a la vida y al mentir, robamos su derecho a conocer la verdad". Precioso.


La historia es fuerte, no recomendable para niños ni para gente extremadamente sensible, pero vale la pena leer el libro o, en su defecto, ver la película. Es cierto que hay escenas donde se sufre mucho, se llora de pena y rabia, pero el resultado final es provechoso. Es un libro que nos hace pensar y cuestionarnos muchas cosas. La primera y más simple: me hizo considerarme una persona tremendamente afortunada, por mi infancia cómoda y tranquila, en contraste a lo que sufren los pobres niños afganos. Y aunque en principio, uno quiere pegarle a Amir, por su cobardía y su crueldad inconsciente, después se da cuenta de que Amir es como todos hemos sido alguna vez: sin la valentía suficiente para defender lo que queremos. Pero, al igual que él, "todavía es tiempo de redimirse".


miércoles, febrero 03, 2010

¿Que pasa con la tele?

Me confieso una persona muuy televita. Y cuando estoy en casa, necesito algún "ruido" que me haga sentir acompañada. Radio o televisión. Ahora, por ejemplo, escucho la Play, que nunca me defrauda. Pero muchas veces mientras preparo clases o corrijo trabajos o pruebas, lo hago viendo tele. Leer, obviamente no, eso se hace con música o sintiendo el ruido del mar, el viento o el cantar de los pájaros.
En este mes de vacaciones, he podido dedicarme más al ocio y me tiene impresionada el mal nivel de algunos supuestos animadores de la televisión. Es cierto que ésta es un medio que difunde entretención, pero también puede ser un medio de ayuda, de educación, de cultura...y no puedo creer que un canal tan importante como TVN pueda tener gente tan rasca en el panel de su matinal, que yo creo que es un programa muy visto. Sí, me refiero al condoro de la Tondreau. Como historiadora no puedo quedarme callada. Además, lo de Rodríguez no es el primer desatino que se manda. A ver, no despotrico contra que la gente no sepa Historia de Chile, aunque el error de ella fue bastante escolar. No tengo idea si ella es periodista o tiene algún título, pero Manuel Rodríguez es un tema que se enseña en el colegio. Me molestó su actitud poco humilde, si cualquiera puede equivocarse, pero ella no se retractñó e insistió en su error, agravándolo.
A mí ella me cae mal. La encuentro rasca y mala animadora. Habla tonteras sintiéndose dueña de la verdad y es muuy chamullenta. La otra vez comentó "Luna Nueva" y se notaba que ni siquiera había visto Crepúsculo. Eso es poco profesional. Ni me voy a referir a su show chabacano en "Así Somos". Creo que no es un buen elemento para la televisión. Como tampoco lo es el exceso de farándula y el tenerme que enterar de los devaneos amorosos de Pablito Schilling a cada rato o que hay un nuevo par de siliconas caminando por Santiago, las mochas discotequeras de algunas señoritas de dudosa reputación, ni ver como los periodistas recitan de memoria los amantes de Kenita Larraín, pero no tienen idea quién fue realmente Manuel Rodríguez. Porque parece que Kenita, Carlita Jara o Pablo Schilling son mucho más importantes. Ahí, estas viboritas televisivas son implacables y sacarían un 7 en su examen de farandulogía, cátedra que espero nunca exista en ninguna facultad de periodismo. ¡Es que desprestigian a los periodistas de verdad! Y yo tengo muchos amigos periodistas y siento que ese tipo de gente los desprestigia e insulta.
Ahora le dieron con que Camiruaga no saca a sus novias ni para los temblores. ¡Dejen a ese hombre tranquilo, por favor! Si es obvio que él se mantiene piola, porque le da terror que sus intimidades estén ventiladas del modo en que lo están las de los personajes que nombré. Porque a lo mejor él también ha sido infiel, le han sido infiel, o tiene peleas atroces con sus parejas. ¡Como casi todo el mundo! Pero nadie tiene que enterarse, así como nadie se entera de que Juan Pérez ayer no llegó a su casa a dormir o que Pepa González dejó a su pololo porque se enamoró de otro. Porque eso es lo otro: los opinólogos viven haciendo juicios de valor acerca de las relaciones amorosas de otros, cual inquisidores, cuando talvez muchos, sino la mayoría, han pasado por las mismas cosas. ¡Si en todos lados se cuecen habas! Y el que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Si esa maravillosa frase se hiciera caso, no habría opinólogos....
Pero se supone que en el matinal de TVN no se habla de farándula (eso es lo que ellos defendían), entonces porqué traen a esa ¿señorita o señora?, si de lo único que sabe es de farándula. Porque Ricarte se maneja bastante en cultura, actualidad, música y cine, y además tiene un humor negro que me fascina. Gozo con sus ironías, aunque me intriga su acento franchute, si es chileno...al pobre se le nota su cara de desesperación cuando esta peliteñida habla. Talvez la pusieron para "adornar", porque muchos la encuentran guapa. Si es así, hay que decirle que callada se ve más bonita. Porque tontas lindas en la tele hay muchas. Pero algunas no me molestan, porque son simpáticas o me causan risa. Ésta me da rabia. Creo que no le haría mal leer un poco más de cultura general. Hasta prefiero al dandy, que sí tiene un buen nivel intelectual, aunque está agotadoramente chalado. Al menos, me hace reír.
Mi idea no es criticar porque sí ningún programa en particular, porque aunque soy historiadora, yo veo de todo. Porque si me pasara todo el día entre los libros y clases, para luego sumergirme en el History Chanel sin salir de ahí, no me soportaría ni yo. Sería una "cuadrada de la historia". Obvio que veo ese canal y otros similares, además de muchas pelis y series históricas. ¡Me encantan! Pero no hay que ser monotemático. Lo que me molesta de la tele chilena es su poca variedad: todos dan lo mismo a la misma hora y compiten en rating por hablar la misma tontera con distintos matices. Rercuerdo que la tele abierta española era mucho mejor: cada canal daba un tipo programa distinto: en uno farándula, en otro una peli, una serie en el de al lado, en otro un programa de concursos, otro con algo más infantil, etc. Había muchas opciones. Yo pasé bastante tiempo sin cable y ahí me di cuenta lo homogénea que es la programación. Es una tontera que sea así. Y no entiendo cómo, habiendo tanto periodista talentoso, se empecinan en poner gente tóxica en la tele. Como la Panchita Merino. A esa parece que la golpean antes de entrar al aire o se levanta todos los días con el pie izquierdo, porque anda como toro en el ruedo. ¡Qué peleadora y criticona, Dios mío!
Es chistoso. Uno en las mañanas asiste a un carnaval de neuronas. Pero después, el mismo canal da noticias y ahí el nivel claramente sube. En los noticiarios hay muucho talento. Por ejemplo, me encanta como TVN ha incorporado mucha periodista joven y bueno. Aunque, lo que no me gusta de las noticias chilenas es que son demasiado localistas. No hay para qué poner tooodos los santos días de enero y febrero una nota sobre las vacaciones. Ya todos sabemos que la mitad del país veranea por estos días.

martes, febrero 02, 2010

Contra los amargados

Siguiendo mi costumbre de analizar los especímenes más peligrosos de la población, hoy hablaré acerca de aquellos que siempre andan con una cara como si se hubiesen tragado al seco medio litro de vinagre o como si tuviesen hemorroides: los amargados. Gente que siempre ve el lado malo de la vida y las personas, gente incapaz de disfrutar de lo simple. Por años, mi malgenio e inconformismo hizo que la gente que no se molestaba en conocerme me tachara como tal. Y al saberlo, me propuse ser menos rezongona, aunque lo alegona no se me ha quitado, pero trato de cambiar o lo que me molesta, cuando se puede, claro. Pero por lo menos yo, me enfurezco, pego 4 gritos y luego ando feliz de la vida. Yo me refiero con amargada a aquella gente que NUNCA está contenta, siempre se hace problemas, y sobre todo, le fascina pelar y criticar a los exitosos (¿por qué será? ¿acaso la envidia y la amargura son hermanas?).
En mi familia hay un ser de esos. Horroroso. Una persona que además, parece odiar la belleza (para mí la búsqueda de la felicidad, la armonía y la belleza son inherentes al ser humano. He conocido gente pobre como las ratas, moribunda o llena de problemas, y siempre se dan un tiempo para arreglarse, verse lo mejor posible o mantener un entorno armónico). A pesar de tenerlo todo para ser feliz, anda vestida como penitente (por que además es avara patológica), siempre con un rictus amargo en la boca, dA e la que no hay velada donde no le brote un comentario desagradable. Un ser difícil de tragar, que estoy obligada a tolerar.
Aún no entiendo el origen de tanta negatividad. No me vengan con que tuvo una vida difícil, porque no es excusa para tanta mala onda. Conozco gente que lo ha pasado diez mil veces peor y no anda tratando de hacerle la vida miserable a los demás. Este especimen se especializa en ello: pesadeces y descalificaciones a la orden del día, incluso con sus hijos. Además, a pesar de adolecer de una ignorancia que a mí me da pena (si yo fuese tan ignorante andaría muda por la vida), se cree dueño de la verdad, hablando de lo que se le viene en gana, como si lo hiciese ex cáthedra. A varios nos ha tocado refutarle sus tonteras (porque el 80% de lo que habla son tonteras) y dejarlo calladito por un rato (¡qué triunfo!)
Su actitud es tóxica y carbonera. De los que no pierden oportunidad en cagarte la onda cuando todos lo pasan bien. De los que cuando te felicitan por algo, detrasito viene el comentario ácido. Lo que no entiendo es qué lleva a una persona a de la nada odiar la felicidad y la belleza, tanto ajena como propia (porque el primer paso para ser feliz es cambiar la cara larga). Me da náuseas, ¡es despreciable! La vida es un regalo, ¿para qué contaminarlo con malas ondas, si además es corta? ¡Qué diferencia con los grandes referentes de mi vida, hombres y mujeres luchadores, que a pesar de la adversidad siempre tienen tiempo para una palabra amable, un gesto solidario o la disposición a pasar un buen momento o hacerle la vida más agradable a los demás!
Desde acá, le digo a esa persona que se vaya al lugar de donde salen sus malas vibras. Y que se quede allá. Acá no la queremos. La próxima vez que la vea, le hago un sahumerio, a ver si no se derrite.