
Cuando comencé a escribir este blog, mucha gente me preguntó el porqué del nombre. Porque soy una persona que, sin ser la reina de la fiesta, tiene "algo" de vida social. Y hace muchos años, que ya no vivo como ermitaña, a pesar de que hay días, como hoy, en que prefiero no salir de la casa y quedarme solita, escribiendo, leyendo o viendo televisión.
Pero, cuando tenía 16 años y soñaba con ser una gran escritora y sentía que el ambiente que me rodeaba era demasiado superficial, me encerré mucho. Me daba un poco de lata ir a las fiestas que hacían mis compañeras, porque sentía que era perder el tiempo con gente que no valía la pena. Era muy soberbia y muy pesada, yo creo que insoportable. No sé cómo tenía amigas, que me acompañan hasta el día de hoy.
En esa época, cuando vivía tan alejada de la vida social propia de la gente de 16 años, yo pensaba en el "futuro". Lo único que quería era que el tiempo pasara rápido, salir del colegio y entrar a la Universidad. Más grande,me daría cuenta que uno debe disfrutar cada momento de la vida (incluso los más malos, porque con ésos aprenden y después, cuando pasan, el alivio es gigantesco.) Uno de mis pasatiempos era escribir y leer poesía. Por ahí tengo guardadas mis creaciones de esa época. A lo mejor, algún día me animo y las subo. No son ninguna maravilla, en todo caso. Ya no escribo poesía y no sé si algún día volveré a hacerlo. Pero, en mi época ermitaña, mi fertilidad poética era enorme. Pensaba algún día, hacer una recopilación con ellas y publicarlas bajo el nombre "Confesiones de una ermitaña".
Con el tiempo, dejé de escribir poesía. Mia últimos intentos fueron antes de los 20 años y sentí que lo último que escribí fue demasiado forzado. Por un tiempo, pensé que, como a esa edad estaba pasando por un período muy feliz, no me inspiraba. Porque creí que sólo el sufrir podía hacerlo. Aunque, coincidió con que en esa época aprendí más literatura y me puse más autocrítica con lo que escribía. Ahora pienso, que mi producción literaria coincidió con una fase medio conflictiva de mi adolescencia y ella era mi válvula de escape, en medio de mi soberbia, mi desprecio por los que me rodeaban, mi rebeldía y mis ganas de cambiar el mundo.
Olvidando mi sueño de ser una gran escritora y preocupada por sacar mi carrera y ser una buena profesora y una excelente historiadora, nunca dejé de pensar en que, si algún día publicaba algo literario, lo titularía "Confesiones de una ermitaña". Creo que por eso titulé así mi blog. Porque, en rigor, es lo primero que "publico" (aunque publicar en un blog no es lo que yo soñaba, pero en fin...) Y lo hago como un tributo a la niña de 16 años que, aunque insoportable, tenía sueños de convertirse en una gran escritora. aunque suene egocéntrico hacerse un tributo a uno mismo, lo hago a la que fui.
Por eso, bauticé así este blog, aunque de ermitaña me queda poco (salvo en los días que hace mucho frío y en momentos en que prefiero no salir, para quedarme trabajando o flojeando). Pero, lo que sí tiene son confesiones. Hay veces que son tantas las cosas que estoy pensando, que me dan vueltas en la cabeza y necesito escribirlas, "confesarlas". Y de eso se trata esto.
Pero, cuando tenía 16 años y soñaba con ser una gran escritora y sentía que el ambiente que me rodeaba era demasiado superficial, me encerré mucho. Me daba un poco de lata ir a las fiestas que hacían mis compañeras, porque sentía que era perder el tiempo con gente que no valía la pena. Era muy soberbia y muy pesada, yo creo que insoportable. No sé cómo tenía amigas, que me acompañan hasta el día de hoy.
En esa época, cuando vivía tan alejada de la vida social propia de la gente de 16 años, yo pensaba en el "futuro". Lo único que quería era que el tiempo pasara rápido, salir del colegio y entrar a la Universidad. Más grande,me daría cuenta que uno debe disfrutar cada momento de la vida (incluso los más malos, porque con ésos aprenden y después, cuando pasan, el alivio es gigantesco.) Uno de mis pasatiempos era escribir y leer poesía. Por ahí tengo guardadas mis creaciones de esa época. A lo mejor, algún día me animo y las subo. No son ninguna maravilla, en todo caso. Ya no escribo poesía y no sé si algún día volveré a hacerlo. Pero, en mi época ermitaña, mi fertilidad poética era enorme. Pensaba algún día, hacer una recopilación con ellas y publicarlas bajo el nombre "Confesiones de una ermitaña".
Con el tiempo, dejé de escribir poesía. Mia últimos intentos fueron antes de los 20 años y sentí que lo último que escribí fue demasiado forzado. Por un tiempo, pensé que, como a esa edad estaba pasando por un período muy feliz, no me inspiraba. Porque creí que sólo el sufrir podía hacerlo. Aunque, coincidió con que en esa época aprendí más literatura y me puse más autocrítica con lo que escribía. Ahora pienso, que mi producción literaria coincidió con una fase medio conflictiva de mi adolescencia y ella era mi válvula de escape, en medio de mi soberbia, mi desprecio por los que me rodeaban, mi rebeldía y mis ganas de cambiar el mundo.
Olvidando mi sueño de ser una gran escritora y preocupada por sacar mi carrera y ser una buena profesora y una excelente historiadora, nunca dejé de pensar en que, si algún día publicaba algo literario, lo titularía "Confesiones de una ermitaña". Creo que por eso titulé así mi blog. Porque, en rigor, es lo primero que "publico" (aunque publicar en un blog no es lo que yo soñaba, pero en fin...) Y lo hago como un tributo a la niña de 16 años que, aunque insoportable, tenía sueños de convertirse en una gran escritora. aunque suene egocéntrico hacerse un tributo a uno mismo, lo hago a la que fui.
Por eso, bauticé así este blog, aunque de ermitaña me queda poco (salvo en los días que hace mucho frío y en momentos en que prefiero no salir, para quedarme trabajando o flojeando). Pero, lo que sí tiene son confesiones. Hay veces que son tantas las cosas que estoy pensando, que me dan vueltas en la cabeza y necesito escribirlas, "confesarlas". Y de eso se trata esto.