miércoles, enero 04, 2012

El pago de Chile

Cuando uno es joven y anda buscando su destino, el típico consejo que le dan es que, haga lo que haga, lo haga bien, procure ser el mejor, sea movido y todas esas cosas. Y uno hace caso, sigue su vocación, no escucha las voces heuonas que tratan de chaquetearte o de que vendas al sistema, y sigue adelante. A veces llora de frustración cuando las cosas no resultan, pero uno se levanta y sigue cateteando y peleando. Hasta que lo consigue. Pero cuando eso pasa, uno sigue luchando. Porque, se supone, uno se mantiene en una buena pega por méritos. Pero a veces, no basta con dar el 300% para poder mantenerse en un lugar. No basta con ser el mejor. A veces hay que saber quedarse calladita, ser sumisa, hacerse la tonta...en suma, "agachar el moño". Hasta ahí bien, es algo que se llama "prudencia". Pero, a veces, por razones que no entendemos, las pegas se acaban. Los proyectos fracasan, las lucas se acaban, las prioridades cambian. Todo eso lo puedo entender. Lo que no entiendo es cuando una persona pierde su pega, producto del capricho de otra persona. En toda empresa, existen personas que toman las decisiones. Y las razones antes mencionadas me parecen válidas. Pero a veces, hay decisiones tomadas por razones que a mí no me parecen válidas. Que son, o al menos, ante los ojos de cualquier persona con dos dedos de frente, parecen, meros caprichos. Se supone que en la educación existe la evaluación docente (en la educación superior chilena existe y en la educación escolar particular pagada también) y un profesor bien evaluado, debería tener continuidad. Si uno hace bien la pega, lo lógico es que siga haciéndola. Y en la educación, así como en cualquier otra profesión, "la práctica hace al maestro". Pero, cuando sacas a una persona que lleva años haciendo bien su clase, que está bien evaluada y no es conflictiva, ¡no lo entiendo! Me parece absurdo. Es el "pago de Chile", hiciste bien tu pega, te sacaste la cresta, todo resultó bien, a juzgar por las evaluaciones, pero te sacan. Así, de repente. Es como una puñalada. Y uno se queda con la sensación de que para qué tanto esfuerzo, si al final, quien "corta el queque" puede eliminarte cuando quiera. Y eso da rabia. ¡Cuidado! el peligro de mandar todo a la mierda y ser perfeccionista es muy fuerte. Aunque cueste, hay que seguir creyendo que el esfuerzo a la larga será recompensado. Y a pesar de que no comulgo con las ideas religiosas que me inculcaron mi Colegio benedictino y la Universidad Opus Dei en la que estudié mi magíster, sí creo que el trabajo dignifica y que no sólo honro a Dios a través del trabajo bien hecho, sino a mí misma, a mi familia y a mis padres que se esforzaron por darme una buena formación. Talvez hablo por muchos que han sentido que su esfuerzo no está llegando a ninguna parte o que sienten que se han cometido injusticias con ellos. Y les digo que al final, el esfuerzo es recompensado. Y que si alguna vez se los han cagado, eso se dará vuelta y que lo más probable, es que al final ustedes serán los más beneficiados por ese balde de agua fría. Pero paciencia, que no es inmediato. Y a veces, esas puñaladas nos obligan a no olvidar que somos unos luchadores.

3 comentarios:

M.Alejandra Belmar dijo...

Que cierto lo que dices, he aprendido con el tiempo que por hacer muy bien las cosas,aterrorizas a inseguros, mediocres y otros epitetos similares, los que amenazados por su sustento buscan todos los medios para sacar del camino al que los amenzaza. Lamentablemente, en la vida uno se topa con mucho mas gente que la quisiera asi. A la medida que pasen los años, los vas a oler a mil kilometros. Por hoy, solo ten pena por ellos.

M.Alejandra Belmar dijo...

Corrijo "lamentablemente uno se topa con mucho mas que NO quisiera asi"

Kuky Haindl dijo...

Es que uno puede terminar furioso, al no sentirse valorado, después de darlo todo...el pago de Chile...a veces los méritos y el esfuerzo no bastan. Sobre todo si trabajas con gente caprichosa y malagradecida.