domingo, marzo 13, 2011

Psicosis

María José conoció a Enrique en una linda tarde de primavera. Tras salir un par de semanas, formalizaron su relación y todos estábamos contentos. Nos caía bien Enrique: inteligente, muy cariñoso y preocupado por ella, atento con todos, en resumen, un caballero. Al menos, así nos parecía. Hasta que fue agarrando más confianza, a medida que pasaban los meses y que la relación iba consolidándose. Cuando Enrique no estaba de acuerdo con la opinión de otra persona se transformaba en un ser muy combativo e incluso agresivo. A pesar de que se presentaba como una persona liberal y muy abierta de mente, era un gran intolerante. Por otro lado, al ser tan exitoso en su trabajo y el haber sido siempre un excelente alumno, lo hacían adoptar en ocasiones una actitud pedante, prepotenta y despectiva contra aquellos que consideraba que "no cachaban nada". Seguía cayéndome bien, porque lo encontraba muy choro, esforzado y siento simpatía por quienes defienden sus ideas con pasión. Aunque, me daba lata discutir con él, porque no comprendía que se sulfurara tanto.
Poco después, cuando llevaban más de seis meses, tuvieron su primera ruptura. La Cote no dijo nada. Simplemente, llegó un día diciendo que había pedido un tiempo y anduvo tristona, pero a los pocos días ya habían vuelto. Eso ocurrió unas tres veces más. Ahí, decidí hablar con ella y me dijo que Enrique era demasiado intenso. Y ella, mucho más fría, a veces se sentía ahogada. Él quería verla todos los días, la llamaba diez veces al día, se ponía celoso sin motivo y se molestaba si la Cote defendía algo en lo cual él no creía. Me contó que su familia le había aconsejado terminar con él, porque les preocupaba una relación tan tormentosa, donde de siete días a la semana, cuatro eran con discusiones fuertes, con gritos y llantos.
María José terminó a principios de julio, un mes antes de irse a un viaje idílico con dos amigas por Asia y Australia. Venían planeándolo hace más de tres años y habían ahorrado para ello. Cuando conoció a Enrique, él sabía perfectamente que ella se iría. Pero, intentó manipularla para que no lo hiciera, sin resultado. Durante tres meses, Cote y sus amigas viajaron conociendo lugares increíbles. En esos tres meses, Enrique la atosigó diariamente con mails, mensajes de texto y frases románticas en facebook. Y un mes después de regresar, Cote sucumbió. Estábamos asustadas por nuestra amiga. Desde que volvió a Chile, él no la dejaba tranquila: la llamaba a cada rato, si ella no contestaba le dejaba miles de mensajes o le enviaba más emails. Pero, a ella le conmovió su "ternura", su preocupación y su amor por ella. Además, el prometió cambiar.
Después de su viaje, María José empezó a trabajar y ahí Enrique empezó a sugerir la idea de casarse. Cote se dio cuenta que no quería pasar el resto de su vida con él. Sobre todo, cuando él dio a entender que no quería que ella trabajara después de casarse. Ahí ella no quiso más, y lo mandó definitivamente a la cresta. Enrique volvió a atosigarla con llamadas y mensajes. Pero, Cote cerró su mail, su cuenta de facebook y cambió de celular. Y cuando se aventuró a visitarla, salieron a recibirlo el padre de Cote y sus dos robustos hermanos, amenazándole con llamar a Carabineros si seguía molestando. Eso fue hace dos años. Nunca más lo vi. Cote tampoco. Una amiga lo vio hace poco, más delgado y demacrado, junto a otra chica. Ojalá que en serio haya cambiado.

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