martes, febrero 22, 2011

La Guerra y la Paz

Alguna vez expliqué, en aquél muy bélico año 2009, como la vida podía compararse a un campo de batalla. Y aunque ahora vivo momentos de paz absoluta, sigo afirmándolo. La vida es así: períodos de guerra y de paz. A veces los primeros son más largos de lo quisiéramos, pero es lo que nos toca,y como buenos soldados debemos enfrentarlo con valor y fuerza. Y luego, cuando llega la paz, gozarla. Gozarla al máximo y ser agradecidos. No sólo de Dios o de la suerte (depende en qué creamos, porque todos creen en Algo. aunque no quieran reconocerlo u otorgarle una identidad), sino de ese momento maravilloso de paz. Empañarlo enfracándose en batallas insignificantes o recordando los malos momentos sufridos es una forma de ingratitud. Porque es además el sufrimiento, es decir, la guerra, nuestro mejor profesor de vida. Es entonces cuando más crecemos, más maduramos, más aprendemos y más evolucionamos. Y todas esas lecciones las asimilamos y aplicamos en los períodos de paz.
Fueron tantas las lecciones que aprendí en mi última batalla, algunas a punta de lágrimas y mareos, que eso me llevó a celebrar en grande mis 30 años y a no llorar por sentirme "vieja". ¡Si me siento bien, tengo energía, tengo amor, mi familia está bien y hago lo que me gusta!¿de qué quejarme? ¿de no ser millonaria o no tener facha de modelo?¿de que siempre hay gente mala qu busca perjudicarte o gente envidiosa o rollera que no sabe ser feliz y trata de amargar al resto? ¡es lo que hay! y hay que aceptarlo. Luchar contra ello es lo que yo llamo batallas insignificantes que perjudican lo provechoso que es un momento de paz luego de una larga batalla. Perjudican nuestro aprendizaje y nuestro crecimiento personal.
En estos tiempos de paz aprendí a ser agradecida, más relajada y menos intensa. También aprendí que hay ciertas personas que es mejor evitar, porque no sólo no nos aportan nada, sino que nos hacen daño. Aprendí a distinguir las prioridades en diferentes categorías y a no pelear batallas perdidas ni ajenas. Y que el cumplir tres décadas en un momento como éste es un regalo más que me da la vida, no un tormento.

1 comentario:

Joe dijo...

Tremendo!!
Una verdadera enseñanza tus palabras. Detalles que uno no se fija hasta que alguien te los menciona.