martes, febrero 23, 2010

"Desperate bachelorettes"

Hace unos años atrás, Claudia Aldana comenzó a escribir la columna "31" y a mí me parecía simplemente genial. En ese entonces, yo tenía unos 23 años, estaba terminando la uni y me daban risa las chicas con vestido de novia en la cartera. Hoy me dan pena y a veces un poco de rabia, porque creo que es precisamente su desesperación la que las va alejando, primero de posibles novios o maridos, y después, dada la amargura y envidia que desarrollan, sobre todo hacia la felicidad ajena, se alejan de todo el mundo. Por eso, la columna ya no la leo religiosamente como cuando tenía 23 años. Sólo de vez en cuando y hoy, al leerla, me corroboró esta teoría. Si yo tuviese 30 y tantos y fuese soltera, haría lo mismo que hago con 20 y muchos y casada: disfrutar la vida y agradecer lo que tengo. Sin pareja, sin hijos, talvez tendría más tiempo para desarrollar mi carrera, viajar y disfrutar con mis amigos y familia. No andaría llorando por un marido ni despotricando contra la felicidad ajena.
La columna sigue pareciéndome genial, pero ya no necesito leerla. El personaje de Consuelo Aldunate lo veo seguido en la vida real. Y me da pena, más que nada. Pero, cuando el objeto de envidia y críticas he sido yo o mis seres queridos, esa "creepy bachelorette" pasa a ser despreciable. Entonces, me da lata leer sus quejas. Todo esto pensaba hoy cuando leí la revista Ya y leí la famosa columna y me encontré con una cabra grande chillona, furiosa porque la amiga se casa antes que ella. Aunque tuve un pequeño deja vu, el tema no es ése. El problema es que esta periodista, que en su vida personal está muy feliz (creo que va a ser o fue mamá hace poco), es muuy certera a la hora de presentarnos un especímen muy común en nuestra sociedad. Y aunque la Aldunate es ficticia, existen muchas como ellas. Mezcla de quinceañera ilusionada con vieja maniática, con el vestido de novia puesto. Seres solitarios, de los que primero huyen los hombres, y luego las mujeres felices.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también leía su columna, era como una Carrie Bradshaw metepata.
Y más que rabia, las desesperadas por casarse me dan pena. Porque condicionan TODA su felicidad en una vil fiesta y vestido (nunca son muy profundas sus aspiraciones tampoco), sin pensar que lo mas importante es escoger bien, y aún así en el camino pueden pasar muchas cosas (desde quedarse viuda a tener una relación pésima y separarse, ser infértiles, etc.) Y claro, como el molde cerebral estaba tan bien horneado, ¿qué hacen ahí?
Las que me dan sencillamente rabia son las busca billetera. Son una lacra, y en su esfuerzo no perdonan a nadie (ni siquiera a los casados). Tengo muchos amigos tratados de cazar con todo tipo de artimañas (incluyendo guaguas). Argh! Las odio.