jueves, noviembre 25, 2010

Defendiendo a Clío


Es imposible abstraerse de las nuevas medidas que está imponiendo el Ministerio de Educación. Porque me afectan, de forma personal, además de afectar a todas las nuevas generaciones, al creer que unas horas más de Lenguaje en desmedro de Historia arreglarán las terribles falencias lingüísticas de nuestros estudiantes. Lo lógico habría sido aumentar las horas de Lenguaje en la enseñanza básica (de 1º a 4º), que es cuando se aprende a leer y a comprenderse lo que se lee.
En cambio, desde 5º básico, los profesores de Historia trabajamos muy de la mano con los de Lenguaje, al reforzar, por medio del trabajo con fuentes históricas, la comprensión de lectura y la redacción. Las lecturas, cuestionarios, ensayos y comentarios de texto, además de profundizar los conocimientos históricos expuestos en clase, contribuyen a reforzar las habilidades que la asignatura de Lenguaje y Comunicación busca desarrollar.
Además, la Historia es necesaria en el desarrollo intelectual de un adoslecente. Parece que quienes están diseñando este ajuste, olvidan que se está formando PERSONAS. Y las personas desarrollan su identidad a lo largo de los mismos años que pasan por el Colegio. Y algo fundamental para la identidad es el conocimiento del pasado. Tal como a un niño o adulto, le gusta saber acerca de su familia, qué ocurrió con ella en el pasado, cuál es su origen, etc, lo mismo ocurre con la historia de la sociedad en la cual está inserto, que no es más que una extensión de su propia familia. Reducir las horas de Historia reduce nuestras posibilidades como profesores para enseñar acerca del pasado. Y un pueblo que no conoce su pasado es un pueblo sin memoria. La falta de memoria nos llevo a una profunda crisis de identidad, que nos deja más vulnerables a malas influencias foráneas. Además, la falta de memoria nos conduce a la ignorancia , peligrosísima cuando nos hace caer en los mismos errores del pasado.
Estoy totalmente de acuerdo con que muchas veces se entrega una visión parcializada, incompleta y errónea de la Historia, y quienes enseñamos en las Universidades debemos hacer grandes esfuerzos por "reenseñar" la historia y derribar mitos (soy profesora de Historia medieval y me toca escuchar muchas barbaridades acerca del "oscurantismo" y todo eso). Creo que en los programas y en los textos hay muchos errores. También hay profesores que entregan visiones muy parciales de la historia o que sólo se quedan con la visión de un texto de estudio, deficiente en contenido, análisis y basado en una sola versión de los hechos.
Pero, creo que están equivocados aquellos que presentan a todos los profesores de historia que trabajan en los colegios como furibundos militantes de partidos de izquierda, que hacen de su aula una tribuna de concientización. Yo también trabajo en un colegio y no soy así. Mis compañeros de trabajo tampoco. Y así, podría mencionar a la inmensa mayoría de los profesores de Historia que he conocido, que tienen las más diversas tendencias políticas, votan como cualquier ciudadano y algunos (pocos) militan en partidos (y no todos de izquierda, precisamente), pero tienen la madurez y formación intelectual suficiente como para comprender que en una clase de Historia se debe buscar presentar los hechos de la forma más objetiva posible y, por supuesto, de forma completa.
Enseñar el desarrollo de un determinado régimen político, alabando sólamente sus cualidades o criticando sólo sus defectos, no sólo es difundir una ideología: también es enseñar mal e incluso, puede ser un acto de flojera.

1 comentario:

Joe dijo...

Con tristeza comparto tu opinión.
Las aulas de las universidades se vuelven un semillero de militantes que distorsionan las realidades y los enrielan mal. Eso, sumado a la carencia de comprensión de lo que se lee (por que hay gente que es incapaz de leer una linea completa y entender su significado [pregúntale a Alfonso respecto del Pájaro]) lo único que logra es que la mala información sea la única información que tienen las personas.

Lo que no me explico es la falta de voluntad de la gente que, al entrar en un debate, es incapaz de informarse posteriormente respecto del por que su opuesto pensaba de tal manera. Pero debe ser por la teoría de rebaño, todos seguidores, y el que piensa distinto es un lobo que viene a hacer daño.