miércoles, julio 14, 2010

¿Y Boston?







A mediados de junio, tuve la oportunidad de huir del frío invernal y de la rutina laboral, e irme por dos semanas a las tierras del Tío Sam. Nuestra primera parada fue Boston, ciudad donde mi marido asistiría a un seminario en las mañanas, mientras yo me dedicaba a lo que más me gusta: gozar la ciudad. Y Boston es una ciudad ideal para ello. Simplemente ¡preciosa!, con mucha historia, al ser una de las ciudades más antiguas de Estados Unidos, con un clima ideal para pasear (ojo, estaba comenzando el verano, en invierno es otra cosa), unas librerías soñadas (la de Harvard tenía exactamente TODOS los libros que quiero).



Después de meses de mareos y mucha pega, por fin tenía tiempo para mí. Para levantarme a la hora que quisiera y, mapa en mano, tomar con toda paz el metro más agradable que he conocido en mi vida, para recorrer Cambridge, el Freedom Trail, siguiendo los pasos de Paul Revere, la Back Bay, el Faneuil Market place, Beacon Street, el North End y Harvard Square. Por las tardes, paseaba ya acompañada, y pude también apreciar la entretenida vida nocturna de la capital de Massachusets, con su deliciosa gastronomía (donde destacan las inolvidables langostas y la clam chowder) y sus Irish Pub. La ciudad tiene un aire británico muy elegante, y la primavera en retirada nos mostraba todavía sus flores, mientras el sol brillaba sobre el Charles River. La gente me pareció encantadora, con su acento suave y sus tenidas a la última moda. Muy chic, muy de estilo europeo, pero sin pedanterías.
Sé que en invierno el Charles se congela y se alcanzan casi 20 grados bajo cero. Pero a pesar de ello, Boston es una de esas ciudades que yo escogería para instalarme definitivamente o por un tiempo largo. La vida en esa preciosa ciudad es agradable y creo que jamás me aburriría.



Una semana maravillosa! Y lo mejor de todo, es que sólo era el comienzo de quince días inolvidables.



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