miércoles, julio 21, 2010

Alivio

Hoy, por fin, logré desahogarme. Hablé con mi madre, y la señora es tan chora e inteligente, tan perceptiva, que una vez más, dio en el clavo. El origen de mi estrés es uno y más que vacaciones, medicamentos o terapias, lo que necesito es dar vuelta la hoja. Y para ello, desgraciadamente, no basta con que yo la dé vuelta, sino también los involucrados. No saco nada con viajar por el mundo, tomarme vacaciones con cura de sueño (como ha sido esta DELICIOSA semana) y seguir tratamientos, si un día en un ambiente con malas vibras logra hacerme retroceder lo avanzado y "chuparme" toda la energía. Evitar las malas vibras o en su defecto, intentar neutralizarlas, es lo que debo hacer. Y como están las cosas, me temo que alejarme es lo más sensato. Al menos por ahora. Ya basta de jugar a ser Juana de Arco y querer salvar a todo el mundo. Primero, me debo salvar a mí misma. Ya ven cómo terminó Juana de Arco con su actitud heroica. Y ella era santa. Yo no. Estoy lejos de serlo.
Mi problema es que soy demasiado sensible. Y me basta una mirada para saber qué siente una persona. Y cuando veo que los sentimientos son de una pena tan profunda, me siento sobrepasada. Por eso, tuve que huir. Un minuto más allí y mi energía, que se vio disminuida, se iría a cero. Lo que percibí es lo más terrible que he percibido en mi vida. Ahora comprendo perfectamente a lo que se refería el autor de "La Historia Sin Fin" cuando describió el pantano de la tristeza. Me dí cuenta de que, ni en el momento más sombrío de mi vida, he experimentado una pena de ese modo. Ese sentir que la pena te hunde y ahoga. Eso fue lo que vi en los ojos de esa persona. Pero yo no tengo las armas para ayudarle a salir de ahí. Debo ser como Atreyu, seguir adelante, aunque Artax se hunda en el camino. Cuando la tristeza es tanta que mina la voluntad de una persona, un simple ser humano nada puede hacer. Es hora de recurrir a los profesionales. Una puede ser contenedora, escuchar a los demás, abrazarlos y talvez, proponer soluciones, pero no podemos creernos superhéroes. Sabemos que ese momento en que los escuchas o ese abrazo, es sólo un bálsamo: cura los síntomas, no la enfermedad.
Tal vez esta entrada parezca muy densa, pero debo sacar fuera de mí estos sentimientos. La vida sigue y es un regalo, por tanto hay que gozarla y disfrutarla. No sufrirla. Y está bien ayudar y acompañar a los demás, pero hay límites. Y sobre todo, yo no puedo ayudar a quien no quiere ser ayudado. Porque al sumirse de ese modo en la depresión, una persona pierde un poco la voluntad. Y creo que ésta es indispensable para salir adelante. Sé que muchos leen esto, talvez muchos que han sufrido este tipo de pena que envuelve y ahoga. Y estarán de acuerdo conmigo que la voluntad es la clave para sanarse y de que es muy peligroso ese sentimiento, ya que puede arrastrar a muchos consigo.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Me paso lo mismo pero el año pasado... y que quieres que te diga, tienes un 50% de descuento por darte cuenta.

MelyPaz dijo...

Yo creo que, para la persona que está en el pantano de la tristeza, quizás es mejor hundirse que recibir tirones hacia arriba (porque pucha que deben doler e irritar).

Aparte, no hay nada más latero que ver el aura de heroísmo en una persona que quiere salvar a otra. Muchas veces es porque se consideran capaces de hacerlo, porque será una victoria personal, porque creen que lo hacen "por el bien y la felicidad del otro"... o porque se sienten superiores. PUAJ.

No es que desprecie el sincero deseo de ayudar a los demás, lo que desprecio son las intenciones antes mencionadas.

Saludos!

Kuky Haindl dijo...

Ale: sí, yo estoy de acuerdo en que el darme cuenta ya me libera bastante.
Mely: entiendo tu punto de vista, y sí, yo también desconfío. En mi caso, yo nunca quise ser la heroína de esta historia. Sólo buscaba acompsñar a alguien triste. Pero me di cuenta que eso me hacía mal a mí. Y como dije, pa heroína no estoy.
Saludos a las dos!

Punto cono dijo...

Muy acertada decisión. Me parece muy sensato y sano definir tus limites, tanto físicos como psicológicos. Es bueno para ti y para los que te rodean! Fuerza

MelyPaz dijo...

Chuta, releí mi comentario y creo que me quedó agresivo. La verdad es que no me refería a ti porque, por lo que leí, no tenías esa actitud. Es solo que me puse a divagar.
A veces dan ganas de salvar a la gente, es cierto, pero qué bueno que no alcanzaste a hundirte con la otra persona =)

Saludos.

escorpiona dijo...

Hay que alejarse de las malas vibras, hay personas que se especializan en "chupar" la energía de las otras personas y las "cargan" con malas ondas...
Cuidate mucho

Saludos desde el norte

Joe dijo...

Como dicen los generales, "el perder una batalla no necesariamente te hace perder la guerra"

el ceder en algo no hace que el problema pierda la solución, sino que te permite ver como se desarrolla para re-armar tu estrategia, de forma directa o indirecta, y lidiar con el tema.

en mi caso, yo doy consejos de mi experiencia... hasta que me piden ayuda, por que quién pide la ayuda esta más abierto y con menos trabas a recibirla.

Flo dijo...

¡No había visto esta entrada! Pero me parece bien que "huyas", si aunque fueras psicóloga a veces es imposible ayudar a alguien si uno está involucrado emocionalmente con esa persona/situación.
Tu post de la foto (si eres tú) se ve más optimista, ojalá todo vaya mejor!!!
Un abrazo cariñoso

Kuky Haindl dijo...

Sí! la de la foto soy yo! con mi nueva actitud: tratar de tomarme la vida con más calma, tratando de desechar lo que me hace mal.