miércoles, marzo 03, 2010

27 de marzo de 2010

Mi última entrada fueron sólo dos líneas, no podía escribir nada más. No me salían las palabras, sólo quería gritar lo feliz que me hace el estar bien, a salvo, y poder decir lo mismo de mi familia y amigos. Igual, el nervio, el miedo y la pena están ahí. Hasta ayer dormí muy mal, y estaba como angustiada, nerviosa, incluso mareada (mi presión me juega malas pasadas en momentos de tensión extrema), del resfrío que me aquejaba la semana pasada, ya ni me acuerdo. La adrenalina me lo quitó en dos segundos. Poco a poco, he ido relajándome y he hecho mi vida normal. Las circunstancias han querido prolongar mis vacaciones otro poco, pero igual hay mucho que preparar y planificar. La vida sigue. Y si bien, podemos detenernos a ayudar, con nuestro tiempo, nuestras donaciones o nuestras oraciones, tampoco debemos paralizarnos, eso produce más angustia.
Me da gusto ver que casi todos mis amigos bloggeros estén bien, de algunos aún no he sabido nada, pero dadas sus coordenadas geográficas, imagino que aún están incomunicados. Me siento afortunada: mi depto es una roca, sólo se me quebraron un par de adornos y sólo estuve cuatro horas sin luz y cuatro días sin Internet. ¡Nada! En cambio otra gente lo perdió todo. Y lo que me da rabia es que hay mucho de negligencia: de parte de constructoras inescrupulosas, de algunas autoridades, de la ONEMI y la SHOA...creo que mucho sufrimiento podría haberse evitado, con una mejor organización, con mayor preocupación por el trabajo bien hecho, ¡en fin! No es momento de críticas, para eso habrá tiempo después, para mejorar esas cosas. Ahora es el tiempo de la ayuda y las soluciones.
¡Lo de los saqueos me parece algo tan tan vergonzoso! ¡Aprovecharse así de la desgracia ajena! ¡Qué rabia! Entiendo a una madre que, desesperada, vaya a un supermercado y robe dos cajas de leche, si lo perdió todo y tiene sus niños con hambre y frío. Pero, ¡robarse una tele!, o cantidades de ropa gigantescas, uniformes de colegio, y peor aún, ¡las casas de los damnificados que por miedo a morir aplastados tuvieron que evacuarlas! Eso no tiene nombre. Creo que en este país la cantidad de ordinarios es demasiado grande. Entre los que estafan gente, vendiéndoles precarias construcciones a altos precios y los que se aprovechan del pánico para robar...ufff!

1 comentario:

Flo dijo...

Ufff..me leíste la mente respecto de todo lo que me ha hecho sentir y pensar este terremoto.
Ojalá que podamos levantar de nuevo a nuestro país y a nuestra gente.
Ánimo y muchos saludos.