domingo, diciembre 06, 2009

El hombre ante la muerte

Eso de que Dios escribe con reglones torcidos es muy cierto. Uno a veces no entiende por qué pasan las cosas y lo que es peor, por qué actúa de una determinada manera, tomando ciertas decisiones. Muchas veces me han preguntado qué mer motivó a investigar acerca de la actitud ante la muerte en la Edad Media. Y la verdad, mi respuesta siempre fue que me asombraba y admirada de la naturalidad y tranquilidad con que el hombre enfrentaba ese trance o al menos, ésa era la actitud fomentada. Nada que ver con el mundo actual, cuando rehuímos hablar de ese momento y actuamos como si fuésemos inmortales.
Hasta que, pasa algo y nos damos cuenta de que no. Y, en lugar de actuar como el hombre medieval e intentar vivir cada día como si fuese el último (no sólo desde el punto de vista hedonista y de aprovechar a los seres queridos, sino, sobre todo, el aprovechar el cultivar los dones y virtudes y estar, desde el punto de vista religioso, siempre preparados, para procurar la salvación del alma), nos aterramos, talvez nos preocupamos unos días, pero luego volvemos a actuar ignorando la muerte. Quien no la ignora, es considerado fatalista o depresivo en este mundo moderno, cuando yo considero que quienes alcanzan esa conciencia real de su mortandad, gozan de una lucidez extraordinaria. Yo aún no lo consigo e intentando encontrar una respuesta y un consuelo ante mi gran temor a la muerte, me acerqué a la Edad Media.
Había tenido sólo dos pérdidas a mis 25 años, cuando mi tema de tesis "me encontró": una, la primera, me desangró, la enfrenté con temor, desconsuelo, rebeldía, !terrible! en cambio, la segunda fue triste, pero serena. es cierto que uno va curtiéndose y hay diferentes circunstancias. Pero durante la segunda muerte importante que presencié, comprendí ese momento como un trance hacia algo mejor. Y que la gran tristeza es para los que se quedan. Para quien se va, ojalá no dejar nada inconcluso, para poder descansar en paz. Siempre lo supe, si estuve en un colegio católico y esos temas salían a cada rato, pero con estos temas en los que la emoción está tan involucrada, una cosa es saberlo, y otra muy distinta, asimilarlo de corazón.
Ya había dado un paso: enfrentar con serenidad la muerte de un ser querido (aunque, ojo: no sé como reaccionaría ante la muerte de un hijo, la pérdida más enorme para un ser humano, porque es la más antinatural: se supone que los hijos entierran a sus padres). Ahora me falta más serenidad, para apoyar a quienes se van a irse con tranquilidad, y más para quienes dejan atrás, y también asimilar el hecho de que algún día seré yo y no quiero que ocurra aterradoramente, sino con tranquilidad.
Me gusta el tema de la muerte en la Edad Media, porque me da la impresión de que ellos lo tenían más resuelto, más incorporado. Sabían cómo actuar y se cuestionaban menos. A pesar de la violencia, a pesar de los abusos (de los que nuestro siglo tampoco es carente), me parece una época más simple, ordenada e inocente. Desde el punto de vista de mentalidad, claro está. Blancos y negros más definidos, pocas medias tintas. eso simplifica las decisiones. Más similar a la mente de un niño. Más intenso, sobre todo en época de crisis. Y muchos entonces, mueren con la inocencia de los niños, con todo resuelto y los que no, son ayudados a morir por su fe, que les recuerda la misericordia.
¡Ojalá los Ars Moriendi tuviesen más difusión hoy en día! Serían de gran ayuda para quienes no tienen idea de cómo actuar frente a un moribundo. Porque aunque es un libro católico, hecho, lo más probable, que por dominicos, sus ideas son transversales culturalmente y todas las culturas poseen una filosofía de la muerte, exhortando ciertas actitudes y la asistencia a quien va a realizar este último viaje. Recuerden que en la Edad Media, la vida se concibe como un peregrinar por un mundo de penas, pruebas y alegrías, hasta llegar al destino final, la vida eterna. La muerte es, por lo tanto, el último viaje, la última transición.
Me queda entonces, mucho por investigar, mucho por aprender y lo más importante, muchísimo por asimilar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vuelvo por estos lados... Me gustço tu reflexión... estar conciente de que toda la humanidad vive unos pocos días nada más... que esto algún día se acaba y por eso hay que vivir bien... sí, te apoyo, y muy interesante lo de tu tema de tesis, no se me hubiera ocurrido nunca, excelente tema, de verdad.