miércoles, enero 17, 2007

Mi País Inventado

En mi largo viaje de vuelta a España aproveche de leer. Uno de los libros que leí fue "Mi país inventado", de Isabel Allende. Un libro que, según recuerdo, pasó sin pena ni gloria por nuestras librerías, a diferencia de otras obras de esta simpática autora. Porque más allá de las críticas intelectuales que se le puedan hacer, como que si copia o no a García Márquez o si es una creadora de bestsellers en lugar de una gran literata; hay que reconocerle que es simpática y que su estilo narrativo es entretenido, algo irónico y ágil.
En este libro, Isabel Allende nos muestra su visión de nuestro país. Yo, como estoy viviendo fuera de Chile hace tres meses, cuando ví este libro en la librería de un aeropuerto, me bajó una especie de "nostalgia patriótica" y lo leí. Y me gustó, me entretuvo e hizo mi viaje más ameno. Me hizo reir y hallé en su prosa muchos aciertos. Aunque, no estoy de acuerdo con todo lo que ella dice y a veces se le nota que en los últimos 30 años sólo viene de visita. Porque creo que ciertas percepciones de nuestra sociedad corresponden al pasado. También hallé ciertas inexactitudes históricas, y obviamente, muchas de sus opiniones son muy distintas a las mías. Pero, el resultado final me gustó y por eso, le perdono esos errores. Sin duda, no es lo mejor que ha escrito, pero me hizo reír a carcajadas. Y eso siempre se agradece.
Leer ese libro hizo que me planteara la posibilidad de alguna vez escribir "mi" país inventado. Porque viviendo afuera, son muchos los que te preguntan por ese país tan angosto y tan largo, al sur de Sudamérica, ese país, como lo indica su nombre en quechua "donde se acaba el mundo". Un lugar que cada cierto tiempo aparece en los diarios, sobre todo por su "alocada política", a pesar de que nos jactamos de ser mucho más estables que varios de nuestros vecinos, bautizándonos como los "jaguares" o los "ingleses" de Sudamérica, epítetos que a mí, una acérrima patriota, me dan mucha risa. Porque está bien que seamos orgullosos de ser chilenos, que amemos nuestro país o que reconozcamos nuestras fortalezas. Pero, no hay para qué ser tan soberbios, menos cuando tomamos esa actitud tan despectiva hacia el resto de Latinoamérica.
Lo que sí puedo decirles es que viviendo en España me dí cuenta lo agradable que es vivir en Chile. Yo acá lo he pasado muy bien y no quiero caer en la melancolía del chileno en el extranjero, añorando las empanadas o el pastel de choclo. Pero, hubo algo del libro de Isabel Allende que llamó mucho mi atención: destacó esa mala costumbre que tenemos de quejarnos de todo. Y es así, lo reconozco y soy un gran ejemplo de ello, lamentablemente. Y estando afuera me dí cuenta que nos quejamos más de la cuenta. Nos falta ser más gozadores, como son los españoles o más alegres, como los brasileros. Porque con un país de clima bastante agradable, con una geografía espectacular y rico en recursos naturales, que nos hacen comer muy bien, deberíamos andar contentos por la vida, gozando lo que tenemos: un país precioso.

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