domingo, septiembre 08, 2013

"Los Nuevos Niños"


Advertencia: Uno de los posts más "mala onda" que se ha escrito jamás en este blog. Si es padre, tal vez acabe odiándome y tratándome de "solterona amargada". No lo soy, aunque aún no tengo hijos. Pero, me encantan los niños y soy la "tía buena onda" de mis sobrinos. Espero, señor lector, que cuando tenga hijos, mi postura no cambie. Por el bien de mis niños. Este es un país libre y democrático. Si quiere criticarme, hágalo. Pero sin insultar, por favor. 

Tal vez, en unos años más, cambie de opinión. Porque, como todo en la vida, "otra cosa es con guitarra". Pero, como la idea de los blogs es decir lo que pensamos aquí y ahora, voy a reflexionar en contra de una frase que leí hace unos días: "el nuevo tipo de educación que entregan los nuevos padres a los nuevos niños". Todo partió por un comentario que una conocida hizo en facebook, comentando un enlace que decía que hoy ya no hay que obligar a los niños a saludar de beso a los adultos, como hacían nuestros padres antaño, so pena de ser castigados por "maleducados". Aunque ese punto, en concreto, y en un mundo tan depravado como el de hoy, pueda discutirse, además de que está muy en boga el desarrollo de la personalidad, voluntad e identidad propia del niño. (Curioso: a los adultos se les incita a uniformarse y actuar como ovejas, pero al niño se le permite ser un rebelde sin causa desde que usa pañales...en fin). 

Lo que me llamó la atención fueron los comentarios de mamás de mi edad, muchas bastante nuevas en esto (con niños de no más de seis años), que destacaban las bondades de la "nueva crianza", mucho menos estricta de la que tuvimos nosotros. Eso no me gustó. Para nada. aunque sí me gusta que los padres actuales  traten de pasar más tiempo con sus niños, vayan a todos sus actos del Colegio,  que hoy la comunicación sea más fluida, que el deporte al aire libre se promueva como actividad familiar de fin de semana, y que el padre cambie pañales, bañe y dé de comer a la par con la madre, no me gusta esa crianza donde parece que es el niño el que manda. Si no quiere hacer algo,  no lo hace;  si llora, el mundo debe revolucionarse en torno suyo; sus pataletas tienen más poder que un Decreto-Ley y el menú semanal lo elige él. Esas tiranías infantiles me apestan. El cabro necesita límites. Y si no se les ponen desde chiquititos, de grandes son un desastre. Lo digo yo, que que debo lidiar diariamente con adolescentes. Y por Dios que se nota cuando detrás de estos pequeños adultos en potencia hay padres comprometidos, cariñosos y que han EDUCADO a sus hijos, sin darles chipe libre para que hagan lo que quieran. Me facilitan bastante la pega y eso se agradece. Por que yo NO soy la responsable de educarlos ni criarlos. Yo ENSEÑO y entrego un apoyo a la educación recibida en casa. 

Me da la impresión de que hay un mucho treintón traumatizado por la estricta educación que recibió en los años '80 (Ojo: antes era AÚN PEOR), y por eso, busca ser liberal y "buena onda" con sus retoños. Si a eso sumamos que a veces el poder adquisitivo (o la capacidad de endeudamiento) es mayor que la que tuvieron sus padres, el escenario puede ser peor. Porque, a veces, los padres, queriendo enmendar lo que hicieron sus propios progenitores, o "darles a sus hijos lo que ellos nunca tuvieron", les dicen que sí a todo. ¿Resultado? Niños mimados y tiranos. Que no conocen la palabra NO y que creen que el mundo gira a su alrededor. Y les digo: con la adolescencia se ponen peor. Si usted tiene temas no resueltos con la educación espartana que recibió, hable con sus padres o vaya al psiquiatra. No trate de convertirse en un paladín de la justicia infantil malcriando a sus hijos. Esa tarea déjela para los abuelos (sí, los mismos padres estrictos de su infancia, hoy son abuelos chochos) o en los tíos. Usted, edúquelos. Con cariño, preocupación, regaloneos, pero también con límites y valores. 

Espero que, en unos años más, mi visión no cambie. Sé que "otra cosa es con guitarra", pero al escribirlo, me estoy obligando a tratar de cumplir. No me interesa tener un "nuevo niño", quiero niños que sean buenas personas, educados y conscientes de que viven en un mundo, rodeados de personas, que deben ser respetadas. Que valoren el esfuerzo y sean esforzados. Que sean libres, pero que conozcan sus límites y limitaciones. Que sean felices, pero que respeten la libertad de los demás. No quiero niños egoístas, taimados, pataleteros, maleducados ni tiranos. Sé que me espera una ardua tarea, pero...¿quién dijo que la vida es fácil? Mejor así. Lo que es muy fácil no se valora. 

2 comentarios:

Irantzu dijo...

Querida Kuki, es que no es lo mismo Educar y Criar (con mayúscula) que -queriendo o sin querer, porque hay de los dos casos-, Malcriar (con mayúscula también).

Educar en la empatía, respeto, diálogo, no tiene nada de malo. A mí me educaron así, y no salí tan torcida, ¿no? ;)

Por el contrario, al criar así, fomentas el locus interno de control, es decir, saber *porqué* haces las cosas, cuáles son sus *consecuencias* y saber tomar tus decisiones en base a eso, y no en base a un posible castigo o a si te están vigilando o no.

Yo he criado así a Unai, y es un niño que no miente, que respeta, que empatiza, que reconoce sus errores, que sabe tomar decisiones.

Una palabra es clave dentro de lo que dijiste: límites.

Todos necesitamos conocer los límites que nos rodean. Si yo voy a otro país, requiero conocer las normas dentro de las cuales se mueve la gente en ese país. Del mismo modo, un niño que está descubriendo el mundo, requiere de adultos que "le traduzcan" su entorno y le indiquen lo que está bien y mal, prohibido y permitido.

Pero ojo: no basta conocer dichos límites, también es esencial entenderlos. ¿Por qué? Porque si un niño internaliza la norma comprendiendo sus causas, la va a aprender a respetar siempre, no sólo por evitar un reto.

Lamentablemente mucha gente cae en lo que tú comentas: confunden criar en el diálogo, respeto y empatía, con dejar que el niño "se críe solo".

Un niño no puede criarse solo. Un niño no sabe las consecuencias de dormir poco, comer mal, no tomarse un medicamento, ir sin cinturón de seguridad en el aula, salir desabrigado a la lluvia, etc., etc.

Los adultos debemos mostrarle a los niños los límites, explicarles el porqué, y -algo muy importante- ser siempre muy consecuentes: si le digo que "no" a algo, debe ser por alguna razón de peso, lo que hará que ese "no" sea inamovible.

En realidad, hay "no" inamovibles, y "no" negociables. Negociar no es malo, les enseña a ceder en parte y a cumplir un compromiso también.

No hace falta decirles que "no" por "demostrar autoridad", para finalmente ceder y decirles que "sí" con tal de no escuchar más sus gritos. Con ese comportamiento estamos enseñándoles que "si gritas, cambio de opinión y cedo".

Mi hijo lloraba mucho cuando lo ponía en su sillita del auto, y jamás dejé de usarla. Ése era un "no" no negociable.

Los niños necesitan una guía para construir su ética, necesitan un adulto que les enseñe los límites, con cariño, con paciencia (porque este camino toma más tiempo que el de "educar a punta de castigos"), y no hay nada peor para mí que esos niños a los que se les nota que nadie les dice nada, que están al lado de su madre o padre o cuidador, haciendo una barbaridad, sin que los corrijan ni enseñen que eso no está bien.

Entiendo al tipo de padres al que te refieres, pero espero que con este mamotreto haya podido explicar que no es lo mismo educar con respeto, que no educar o "dejar ser".

Te recomiendo www.criarconelcorazon.org para saber más del tema de la crianza con apego, y también el blog de una "antigua" blogger chilena que acaba de volver a las pistas justamente con el tema de la maternidad "clásica", versus esta nueva visión. Pero me refiero a la *real* nueva visión, no a su malformación mal aplicada. ;)

El blog: http://macoquebueno.blogspot.com

Irantzu dijo...

Donde digo "aula", quise decir "auto"... debería leer antes de enviar. ;)