sábado, septiembre 21, 2013

Es que te niegas a ser feliz..

No puedo entenderlo. Es que me esfuerzo por ser empática contigo y no me resulta. Y es porque simplemente no puedo comprenderte. Teniéndolo todo, te niegas a ser feliz. Siempre con mala cara, siempre quejándote o criticando a los demás. Derrochas amargura por todos los poros, teniendo una familia preciosa, una vida cómoda y tranquila...incluso tienes buena pinta. Pero parece que nada de eso es suficiente, y haces tempestades y huracanes en vasos de agua. 
¿Es que aún no entiendes que la vida es un regalo? Se nos entrega, como de milagro, y no sabemos hasta cuándo. Por eso, hay que aprovecharla. Y agradecer todo aquello que se nos ha dado. Obvio que es lícito esforzarse por más, y en ocasiones, quejarse hasta llorar cuando estamos disconformes. Pero al escucharte, cualquiera diría que lo pasas pésimo y que tu vida es una mierda. Y doy fe de que no es así. Tienes mucho más de lo que mucha gente jamás soñó. 
Y por otro lado, ¿no te has dado cuenta que la vida, aunque es un regalo, también es un campo de batalla? Nada es fácil. Hay que luchar, día a día, y jamás bajar la guardia. Nadie dijo que vivir era fácil. Y si bien, se nos regaló la posibilidad de estar vivos, todo lo demás corre por nuestra cuenta. Si te regalan un vestido, no puedes exigir que te regalen también los zapatos y accesorios que combinen...
No sé por qué no eres feliz. No lo entiendo. Es que tal vez no sabes serlo. Tal vez piensas que la felicidad sea tenerlo todo. O tal vez, crees que ser feliz es no tener problemas. O jamás sentir dolor. Eso no es felicidad. Ese es un concepto infantil de felicidad. Ser feliz es aceptar lo que nos tocó y saber vivir con eso. No necesariamente con alegría constante. Es vivir los problemas con resignación, aunque jamás conformista. Es luchar cada día por salir adelante y estar orgulloso. Agradecido. Eso es ser feliz. Es mirar a tu familia y a tus amigos y dar gracias. Porque están o estuvieron ahí. 
Nunca olvidaré una noche, hace más de diez años,  en  que estaba muy triste por la muerte de mi abuelo. Y le dije a una muy buena amiga, que lo echaba de menos y lamentaba tanto haberlo perdido. Y ella me dijo "No. No debes pensar que lo perdiste. Debes dar gracias por los 21 años que lo tuviste". Es el mejor consuelo que alguien me haya dado jamás. Desde entonces, enfrentar cada pérdida de un ser querido se me ha hecho más llevadero. No más fácil, jamás lo será perder a alguien. 
Por otro lado, cuando algo no resulta, a veces es porque es mejor que no resulte. A veces la vida nos prepara algo mucho mejor. A mí siempre me ha pasado eso. Yo soy bastante mal genio, alegona e impaciente, y con los años he ido aprendiendo. Y cada costalazo me ha traído tanto aprendizaje, que después agradezco. Soy una convencida de que a esta vida venimos a aprender. Y uno de nuestros aprendizajes, es a ser feliz. Y yo me siento feliz. Aunque la vida jamás sea perfecta ni fácil. Mejor así. Más por aprender y por luchar. Lo que cuesta, se valora más. Y yo valoro mucho este regalo que es la vida. Ojalá tú, algún día, te des cuenta de eso, dejes tu amargura de lado y aprendas a ser feliz. 

No hay comentarios.: