Estoy furiosa. Hoy, como todos los días, revisé por Internet los diarios chilenos. Y me encuentro con la continuación de esa vergonzosa teleserie que fue el caso chiledeportes. Ahora no sólo resulta que ese organismo, cuyo objetivo es apoyar el deporte nacional, en realidad financiaba campañas políticas para engordar aún más a nuestros "honorables" políticos, dejando sin recursos a nuestros deportistas. Hoy nos hemos enterado que su presidenta tenía su currículum vitae adulterado. Y ella, por suerte decidió renunciar, alegando que era un "error pequeño".
¿Cómo va a ser un pequeño error MENTIR sobre sus logros profesionales, al dirigir un cargo público, que más encima se ha visto tan desprestigiado en los últimos meses?
A lo mejor ella considera que el hecho de no estar titulada no es impedimento para ejercer un cargo público y por eso tratan de bajarle el perfil a la situación. Y estoy de acuerdo: una persona puede estar en un puesto altísimo, haciendo su pega de forma excelente. Porque, para trabajar bien, más que un título, se necesitan conocimientos (que pueden adquirirse sin estudiar, el título es un simple certificado de que los posees), pero, más que nada, esfuerzo y talento.
Lo que a mí me molesta es la mentira, avalada por el Gobierno. No sé qué creer: si el Gobierno fue engañado (lo que los deja pésimo, ya que averiguar si el CV de una persona es falso o no, no cuesta mucho) o si apoyaron esta farsa. Porque estudiar un semestre de filosofía no es lo mismo que ser licenciada en filosofía. La diferencia "sólo" son 7 semestres más, y una tesis o examen de grado.
Cuando leí el titular que decía que los antecedentes de Depassier estaban cambiados, yo pensé que ella era egresada y se decía titulada. Eso habría sido más perdonable. Porque creo que la diferencia en conocimientos entre el egresado y el titulado no es mucha. Pero, cuando ví que sólo había cursado un semestre, lo encontré una soberana patudez. Es como que yo dijera que soy periodista, cuando sólo estudié un año de periodismo y se me eligiera editora de un medio, con referencias falsas. Talvez, podría hacerlo bien, porque algunas nociones de periodismo tengo, pero no podría ser tan fresca de inventarme un título que no saqué. Sobre todo, por respeto a los que sí hicieron la carrera entera y se titularon.
Eso me molesta de este caso: no que la funcionaria no esté titulada. Eso da lo mismo. Su cargo es de la exclusiva confianza de la presidenta y ella puede colocar ahí a quien le venga en gana, considerando lo mejor para el país. Ya hemos visto que en Brasil el presidente no tiene título universitario, lo mismo algunos ministros bolivianos. No hay ninguna ley que establezca que deban tenerlo. El título tampoco es una garantía de un buen o mal gobierno. Hasta hace unos siglos, era muy poca la gente con carrera universitaria y eso no impedía tener buenos gobernantes, muchos sin títulos.
Me molesta la mentira y que el gobierno se haya prestado, por complicidad o por falta de curiosidad (lo que me parece casi igual de grave) a un mentira. Porque eso es lo que no soporto. Recuerdo que el otro día Pepa Valenzuela habló en su excelente columna del LUN sobre los apitutados como uno de los males de nuestro país. Le encontré toda la razón: mucha gente llega a altos cargos por tener buenos contactos y no los méritos. Algo muchas veces injusto y peligroso, porque se corre el riesgo de contratar a ineptos. Pero, por último, si uno llega a un cargo por pituto, por lo menos hay que ser honesto y reconocerlo, dando a conocer cuáles son sus logros. Y si no tiene ninguno, esforzarse por demostrar que llegó con un currículum pobre, pero que su excelente gestión le hará mantenerse y ser el mejor. No inventarse títulos. Eso es último.
LITERATURA Y MÚSICA EN LA CORTE DE LUCRECIA BORGIA
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Hace 1 mes.