jueves, mayo 28, 2015

Mi mundo privado

En Chile está quedando la cagada. Eso decimos todos tras ver cinco minutos las noticias. Es como si el mundo se estuviera cayendo a pedazos mientras yo estoy encerrada en una cabañita confortable y segura. Es decir, sé lo que pasa afuera, pero es como si no me tocara, no me afectara, porque en este momento hay una sola cosa que me importa más que nada. Después de vivir dos meses muy difíciles, por fin disfruto de paz y de una felicidad indescriptible. Mi vida ha cambiado por completo, a ratos es caótica, he dejado atrás a esa cabra chica egocéntrica, ambiciosa y soberbia, porque lo que antes me importaba tanto, ahora me da lo mismo. Y aunque sigo pendiente de lo que pasa afuera y criticando aquello que no me parece, ahora veo todo desde otra perspectiva. Menos combativa. Más "desde afuera". 
Mientras el mundo de allá afuera se tambalea, yo me encierro en mi cabaña y disfruto de un momento precioso. Costó mucho, sufrí mucho, porque hubo algunos problemas, pero la batalla terminó y nos fue bien. Quedan pequeños enfrentamientos por delante, pero estamos preparados para ello y sabemos que ya todo estará bien. Y soy feliz. Mi mundo privado ahora está en paz. En una paz caótica, pero maravillosa. Y yo que creí que me aburriría. Ya no hay tiempo para eso. Que me sentiría sola. Nunca me sentí más acompañada. Que perdería mi libertad. Yo libremente decidí esto y sin saberlo, me liberé de otras cosas. Como de mi ego. Es cierto que a veces me siento colapsada, que termino el día agotada y que casi no tengo tiempo para hacer nada...nada más que cuidar a mi preciosa hija de casi cuatro meses de edad.
Todos los clichés que se dicen de la maternidad son ciertos. Que son una bendición, que te cambian la vida, que  nunca pensaste que se podía querer de esa forma, que con suerte tienes tiempo para ducharte, que todo lo demás pasa a segundo plano...a mí que me encantaba mi trabajo, no lo echo de menos. Para nada. Porque en este momento nada es más importante que mi niña. A mí que me gustaba comprarme ropa, ya no pesco mucho lo que esté de moda. Porque mi cuerpo aún está recuperando su forma y además, prefiero comprarle ropa a ella, para que pase el invierno calentita. Yo ya tengo suficientes parkas y abrigos. Yo que me leía un libro a la semana, ahora tengo suerte si logro leer un capítulo diario. Pero no importa. Tengo toda la vida para trabajar, comprarme ropa o leer libros. Pero ella sólo será guagua un tiempito muy corto y no quiero perder un minuto de su primera sonrisa, sus balbuceos, su mirada de asombro al ver su juguete favorito y esa mirada tan tierna mientras toma su papa.
Eso es lo que me importa ahora. Por eso, aunque me preocupa lo que pasa en este país, con los estudiantes marchando cada vez más furiosos, los hospitales y aduanas en huelga, el norte inundado, el sur incendiado, la Araucanía viviendo una batalla campal, toda la clase política en la mira por corrupta y unos niveles económicos que comienzan a dar miedo, mientras aumenta la cesantía y los precios de los alimentos suben...yo veo todo eso como de lejos. Me tranquiliza que mi marido mantenga su trabajo, que mi licencia postnatal sea pagada puntualmente, y eso nos permita mantener nuestra casa, alimentar y vestir a nuestra hija, y costear sus gastos médicos, los que no han sido pocos, porque la pequeña tuvo algunos problemas que por suerte han tenido buena evolución médica. Gracias a Dios! Ese tema en Chile es heavy, la salud pública está tan mal, que quien puede, acude a las clínicas privadas, aunque mucho más caras, y, como es mi caso, se forra de planes de isapre y seguros complementarios que, cuando ocurren imprevistos, agradeces tenerlos. Con la educación pasa algo similar.
Pero, a nivel gobiernos, y aquí hablo de todos los gobiernos desde el 73 en adelante, nadie ha hecho nada por evitar y/o mejorar todos esos problemas. No caeré en la clásica de echarle la culpa de todo a Pinochet, porque sí, en su gobierno se implantó un modelo, que hoy muestra sus falencias, pero ningún gobierno lo ha cambiado y eso que las falencias de su modelo ya se vislumbraban claramente en los 90. Otros problemas, como el conflicto en la Araucanía, se arrastran desde mucho antes y ahi sí que nadie ha hecho nada y cuando se ha hecho, ha sido para reprimir y empeorar la situación. Así que la crisis generalizada que hoy vive el país es como una falla multisistémica que está viviendo un paciente con varias enfermedades crónicas y algunas de ellas se remontan al siglo XIX...por eso, este enfermo debe entrar a la UTI, someterse a transplantes y otros procedimientos. Ese es mi diagnóstico del Chile actual, al que observo desde lejos, desde la tranquilidad de mi cabañita, donde mi nuevo rol de mamá es el que manda en mi vida. La profesora llora por cómo está la educación en Chile, la historiadora analiza profundamente las raíces de esta crisus generalizada, y la bloggera a veces lanza un improperio...pero a la mamá, que es la que manda, sólo le importa que este Chile enfermo se sane, para que a su chiquitita le toque un mundo mejor. 

miércoles, mayo 27, 2015

Defendamos la vida, pero de verdad!

Me costó titular esta entrada. Es que el tema del que voy a hablar es complejo y titularlo como "el aborto", así, sin más, me parece fuerte. Porque es una palabra que, al menos para mí, suena muy fuerte y con una carga muy negativa. Y que no se malentienda: no juzgo a nadie que piense distinto a mí, cada uno tiene sus razones, aunque yo no las comparta...de eso, más o menos se trata este post. 
Partiré diciendo que soy contraria al aborto. Más desde que soy mamá. Desde la primera ecografía que vi, cuando mi hija no era más que un puntito con un gran corazón que latía muy fuerte, pensé que jamás podría pensar en "deshacerme" de esa vida que crecía dentro mío y me cuesta entender que alguien pueda hacerlo...lo pienso motivada por mi emoción y felicidad. Yo fui mamá a los 34 años, felizmente casada y quería tener un hijo. Pero, no a todos les pasa igual. Los embarazos no deseados son una realidad y no siempre son por irresponsabilidades, como han dicho algunos conservadores que se las dan de inquisidores. Así como los embarazos inviables. Una mujer violada o con un embarazo de alto riesgo o esperando un niño que al nacer morirá...yo no podría crucificarla por no querer seguir adelante con su embarazo. Como dije antes, yo no podría hacerme un aborto...aunque también es cierto que gracias a Dios nunca he estado en esa situación. Por algo se dice "otra cosa es con guitarra"...
Este tema tiene muchos matices, que quiero ir desmenuzando. En primer lugar, muchos apuntan a prevenir embarazos no deseados...eso para mí es de perogrullo. Si usted no quiere quedar embarazada, cuídese. Pero ojo! a veces los métodos fallan...qué haría yo en esa situación? Aperrar! Pero, mi realidad no es la misma de todo el mundo. Yo cuento con apoyo familiar y recursos. No todas tienen eso. Por otro lado, un embarazo no deseado producto de una situación de abuso...uff!!! Además del trauma del abuso...nueve meses de espera, recordando aquel horrible episodio? Porque sí, existe la adopción. Pero, en este país, el sistema está re complicado...el SENAME deja mucho que desear, aunque existen algunas fundaciones que dan apoyo a las futuras madres que quieren entregar sus hijos...debe ser heavy estar en esa situación!  
Un embarazo que pone en riesgo la vida de la madre es, en el papel, el tema menos polémico. Se supone. Porque, en un extremo, qué entendemos por poner en riesgo? Y en el otro, se han sabido casos de embarazos en que el óvulo fecundado se convierte en un carcinoma y médicos que se han negado a interrumpir ese embarazo, no sólo totalmente inviable, sino que pone en riesgo la vida de la madre. Otro ejemplo de ello, que en Chile sí se hace, porque si no sería asesinar a la madre, es en caso de embarazo ectópico.
Y llegamos a los embarazos inviables...estás embarazada y por la ecografía te enteras que tu guagüita tiene una malformación que hará imposible que viva fuera del útero. Uno comprende que esa mujer no quiera llevar a término un embarazo con tan triste final. Aunque yo no podría. Es mi hijo y lo querría igual, e intentaría tener mucho apoyo para enfrentar esa dolorosa situación. Pero...no toas pueden contar con ese apoyo ni se sienten con la fuerza para seguir adelante. Por eso, y aunque yo no soy partidaria del aborto, apoyo una ley que lo permitiera en esos casos. 
El problema es...la "letra chica" de la legislación. En muchos países, se acepta legalmente el aborto en estas circunstancias, pero lo que se entiende, por ejemplo, por embarazo inviable, contempla malformaciones que generan discapacidad, pero no son incompatibles con la vida. Entonces, son abortados niños con símdrome de Down, espina bífida o que les falta un brazo. Entonces, nos encontramos con una ley disfrazada de ser muy restrictiva, pero que no lo es realmente. 
Hace unos meses vi una encuesta que estudiaba las razones que llevaban a una mujer a hacerse un aborto. La mayoría tenían que ver con falta de apoyo, dificultades para seguir trabajando, problemas económicos y, en general, por falta de un apoyo real de la sociedad hacia las madres. Yo que acabo de ser mamá sé lo que significa tener una guagua, cuidarla, mantenerla, etc. Yo estoy feliz, pero agotada, y a veces creo que voy a colapsar. Pero yo quise ser mamá, adoro a mi hija y además, cuento con mucho apoyo. No siempre es así. Si como sociedad nos esforzáramos más para apoyar a las mamás, no discriminarlas, darles flexibilidad laboral y facilidades para el cuidado de sus hijos, acompañamiento para aquellas que pasan por situaciones difíciles, etc., bajarían los abortos. Y varias de esas situaciones también podrían solucionarse con leyes. Pero de eso, poco se habla. Porque es más difícil. Pero mucho más efectivo y ético. Yo estoy chata de escuchar de colegios católicos que echan a sus alumnas embarazadas, de gente ultra conservadora que crucifica a una madre soltera, pero que se llena la boca hablando en contra del aborto y diciendo que es provida.