domingo, abril 12, 2015

Zona de confort

Ya lo decía una canción de Goo goo dolls en los noventa: "when everything feels like the movies...you bleed just to know you are alive". Y este 2015 parece ser el momento en que sangramos para saber que estamos vivos, después de varios años en que todo se sentía como de película. Y no sólo por mí, que atravieso un momento duro en lo familiar, que afortunadamente está pasando. También lo digo por lo que me rodea. Este país vive un momento bastante turbulento. Y en mi entorno, se están viviendo tiempos de cambio. De alguna manera, la zona de confort en la que me mantuve por cinco años,  está tambaleando. Varias cosas están cambiando este 2015. Como todos los cambios, hay buenas nuevas, pero también crisis, incertidumbre, rupturas, miedos, momentos de colapso...es el inicio de una nueva etapa en mi vida, pero también mi entorno está cambiando. 
Pero creo que cada cierto tiempo, esto ocurre precisamente para saber que seguimos vivos y para no quedarnos estáticos. Para seguir evolucionando. Para aprender y crecer. Siempre he creido que todo pasa por algo y que, aunque uno no lo entienda en el minuto, muchas veces es para mejor o porque teníamos que aprender una lección. Sin esa lección, pasar a la etapa siguiente sería imposible y uno no puede quedarse pegado. La vida es así: cambios y evolución continua. Nunca dejamos de crecer, de aprender, de luchar y de soñar. Pero, la forma en que lo hacemos, va cambiando. Porque no siempre vivimos lo mismo, no podemos enfrentarlo todo de la misma manera. No podemos pensar siempre igual. No podemos responder a todo de forma mecánica. Por eso, mi lema en este momento es "a cada día su afán". 
Cuidado con las zonas de confort, porque son muy cómodas y gratas, pero no eternas. A mi edad, todavía creemos que ciertas cosas durarán para siempre y a veces incluso nos engañamos creyendo que somos inmortales. Los mayores nos recuerdan que no es así, porque han vivido. Y nosotros no siempre pescamos, solemos tratar de no pensar en cambios ni zonas de turbulencias y solemos teorizar mucho sobre todo...hasta que llega "la hora de los quiubos" y toda nuestra teoría y nuestra actitud de "general después de la batalla" se va a la mierda. Y son los mismos mayores a los que antes no pescabas tanto los que te ayudan a salir a flote, asegurándote que ahora todo se ve oscuro, pero ya encontrarás la luz. Y ahora sí los tomas en cuenta. Porque en sus palabras hallas consuelo y con el paso de los días, te das cuenta que tenían razón. Y que aunque suene cliché ( talvez para algunos todo este post esté lleno de clichés, pero me da lo mismo), así es la vida. Un sinfín de cambios, con algunos momentos de paz a los que aquí llamamos la zona de confort. 
Otro peligro de la zona de confort es que te puede hacer caer en la rutina y aburrirte. Y talvez, tú mismo decides salir de ella. Aunque el resto no lo entienda y te tilde de loco o de estúpido. Si no te sentías feliz o pleno, es lo que debes hacer. No es tontera ni estupidez. Es valentía. La vida hay que vivirla, no cumplirla como un recetario. Me carga esa actitud de vivir la vida como siguiendo un modelo y pasando etapas como por cumplir. Si bien, el exceso de ambición me parece insano, no tener ambición me parece latero y mediocre. Y con ambición no sólo me refiero a ambición de dinero, poder o fama. La ambición desmedida de esos tres suele llevar a la gente a perder cosas mucho más importantes. Porque también, uno debe anhelar felicidad, salud, amor, amistades, tranquilidad y desafíos. La necesidad de desafíos y aventuras es la que a veces lleva a algunos a salir de su zona de confort, porque ya no se sienten realizados en ella. Les falta algo, aunque, visto desde fuera, "lo tengan todo".
Y cuando sales o te sacan de esa zona de confort, al principio no es fácil...los aterrizajes forzosos existen y sueles experimentarlos en esta etapa. A veces colapsas y te preguntas por qué o para qué...pero es normal colapsar, patalear y gritar. Pero más importantes es seguir adelante, porque para atrás no cunde. A lo mejor, te das cuenta que la cagaste, y a veces decides reingresar a tu zona de confort...puede que resulte, puede que no. Ánimo. A veces, la decisión te llevó a un punto sin retorno, así que a apechugar nomás, a adaptarse y tal vez, a construir de a poco una nueva zona de confort. Eso se llama reinvertarse. Y puede ser muy bueno. Cuando logras eso es porque aprendiste, aunque sea a porrazos, y creciste. Y eso te hace sentir orgulloso. Y no te arrepientes. Y eres feliz. Y el pasar de nuevo por algo así  no te parece tan terrible. Viva la evolucion!