jueves, septiembre 16, 2010

Bicentenario

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La verdad, la palabra "Bicentenario" me tiene un poco cansadita, siento que ha sido excesivamente manoseada y desde hace cinco años, toda manifestación cultural en este país parece girar en torno a ese suceso. Pues bien, el evento del siglo es mañana y los medios no hablan de otra cosa. Pero, ¿la gente sabe qué está celebrando? "El cumpleaños de Chile", "Los 200 años de la Independencia" y otras falacias varias he tenido que oír durante tooodo este mes. Primero que nada, Chile NO nació el 18 de septiembre de 1810. Es MUCHO más antiguo. Segundo, la Independencia fue el 12 de febrero de 1818, es decir, 8 años después. Lo que se conmemora en Chile para el 18 de septiembre es la reunión de la Primera Junta de Gobierno. Es el bicentenario de ese acontecimiento. Lo mismo ocurre en los demás países de Latinoamérica, exceptuando Brasil y Cuba.
Las Juntas de Gobierno fueron una reacción de los cabildos latinoamericanos ante la invasión napoleónica en España y el arresto del rey Fernando VII. Los españoles se negaron a ser absorbidos dentro del Imperio Napoleónico y a pesar de que Pepe Botella tuvo algunos apoyos, sobre todo entre los "afrancesados" de Cataluña, organizaron guerrillas para frenar la invasión francesa y Juntas de Gobierno para gobernarse autónomamente. Pero, jurando fidelidad al rey en cautiverio, Fernando VII. Algo similar ocurrirá a este lado del charco: las Juntas españolas, lideradas por la de Cádiz, mandaron buscar representantes criollos. Y hubo representantes latinoamericanos en ellas, incluso chilenos. Pero, sin mucha resonancia, ya que los americanos se sienten parte del patrimonio real de Fernando VII, pero no parte de España. Y siguiendo ese mismo principio, organizan sus propias Juntas. Por lo tanto, lo que ocurre en Chile el 18 de septiembre de 1810 es una Junta en la que los criollos deciden gobernarse autónomamente de Napoleón y de las Juntas de Cádiz (es decir, de España), pero jurando fidelidad a Fernando VII. Eso no es Independencia, aunque...será el primer paso hacia un largo proceso de emancipación que culminará en 1818.
En todo caso, igual yo celebro el 18. Es una buena excusa para tener vacaciones y celebrar. Además, la primavera se acerca, hay más luz y un clima más propicio para fiestas. Y quien me diga que este año ha sido de mierda y que no hay nada qué celebrar, yo les digo que todo lo contrario. Mientras más golpeados estemos por la vida, más debemos agradecer y sonreír, por haber sobrevivido. El chileno es aperrado, precisamente porque es sufrido, golpeado. Por eso, se merece celebrar. Ahora, no se trata de despilfarrar y hacer festejos ultrasofisticados, al más puro estilo "yo quiero mis 15". Creo que no están los tiempos, económicamente hablando, para eso. Además, el exceso de lujo y parafernalia jamás ha garantizado la diversión. Se puede gozar con cosas simples. Lo más importante es la buena actitud, las ganas de pasarlo bien.
Por eso digo, de corazón: ¡Viva Chile, Mieeeerda!

miércoles, septiembre 01, 2010

I Love New York







Caos, gentío, luces por doquier...Times Square parece un árbol de Pascua. Caminando por sus calles es difícil saber si ya es de noche con toda esa luminosidad. Una ciudad maravillosa, agotadora, cosmopolita y llena de contrastes. Mientras sus altos rascacielos nos hacen pensar en una "selva de cemento", a pocas cuadras encontramos un parque que ya lo quisiéramos en Santiago, donde tanta falta nos hacen las áreas verdes: Central Park, ¡qué maravilla! Y más me gustó ver cómo la gente lo aprovecha: padres paseando a los niños, que contemplan maravillados a las ardillas masticando sus bellotas; gente de todas las edades paseando perros de todas las razas; mucho deporte, mucho pic nic, mucha vida al aire libre, aprovechando el clima delicioso de mediados de junio.
Un imperdible en Nueva York es ver, al menos una obra de las cientas (sí, cientas), que se exhiben diariamente en Broadway. Nuestra elegida fue "Mamma Mía" y realmente valió la pena: excelente montaje, buenas actuaciones, unas voces privilegiadas...un placer. También lo es, excepto para aquellos que temen las alturas, el subirse a lo alto de un rascacielo, como el Rockefeller Center o el Empire State, a contemplar la vista de NY...pero otra buena perspectiva de la Gran Manzana es desde el Puente de Brooklyn, barrio que está maravilloso y que se ha desarrollado mucho en los últimos años.
Las islas cercanas a Manhattan (Ellis Island, donde llegaban los inmigrantes, y Liberty, donde está la estatua), me hicieron pensar, como buena descendiente de inmigrantes que soy, en todos aquellos que deben haber llegado tras un largo viaje desde el Atlántico y veían ese imponente coloso femenino de cobre, saludándoles y dándoles la bienvenida. Sin ánimo de querer presentar a USA como "la tierra de las oportunidades" ni mucho menos, para quienes llegaban a fines del siglo XIX o principios del siglo XX, con una mano delante y otra detrás, y veían a Manhattan desde el mar, con sus (entonces) incipientes rascacielos y su estatua, debió dar esa impresión: el inicio de una nueva vida.
Estos cinco días en NY fueron, al igual que los de Boston, de ensueño. Lo pasamos increíble en esta ciudad que nunca duerme (y corroboramos que eso no es un mito ni una invención del gran Sinatra). Además, justo nos tocó allá el inicio del mundial, y fuimos a apoyar a la Roja desde un bar de Times Square, donde se creaba un ambiente mundialero muy entretenido cada vez que se enfrentaban dos equipos. A diferencia de Boston, donde feliz me radicaría, Nueva York es, para mí, un excelente destino para ir de paseo. Pero, no se sí podría vivir en ella: demasiado neurótica, aunque muy entretenida. Al menos, no en Manhattan. Pero, pretendo volver! ¡Algún día!