viernes, julio 18, 2008

The Tudors


Mi nueva serie favorita es The Tudors, que en el Cable la transmite People and Arts. Como historiadora, todas las series y películas que tratan temas históricos o de época me encantan, aunque a veces algunas tengan errores. Si es que éstos no son garrafales, me las gozo e intento hacer la vista gorda. Aunque también amo otras series, como la inolvidable Friends, Sex and the City, The Oc, y las más recientes Grey´s Anatomy, Doctor House y Roma.

The Tudors me tiene fascinada. Su elenco es de lujo y la ambientación insuperable. Los guiones, entretenidos, han logrado sacar lo mejor de una historia mil veces mejor que cualquier teleserie o dramón pasional del SQP. ¿Quién dijo que la Historia es aburrida? Obvio que si el narrador lo es, va a ser latero. Es igual que con los chistes: hay que saber contarlos. Y esta serie sabe narrar la historia de Enrique VIII, sus seis mujeres y su reforma religiosa, adornándola con las mil y una intrigas palaciegas y líos amorosos. Todo, en palacios e iglesias góticas, cuando no en bucólicos bosques y preciosos jardines.

Mención aparte merece el protagonista, el guapísimo irlandés Jonathan Rhys Meyer. No sólo por ese físico impresionante, que lo llevó a ser modelo de Hugo Boss, sino también por su talento. Los que vieron Match Point, recordarán su actuación como el perturbado profesor de tenis, al que la ambición y la infidelidad llevan a cometer el peor de los crímenes, logrando pasar inadvertido. Algo de eso hay en su Enrique VIII: esa personalidad cambiante, esa mezcla de ángel y demonio, capaz de asesinar a su mujer y después comulgar como si nada. Una muy buena elección este rey. Talvez sea mucho más agraciado que el original, pero lo ha sabido caracterizar muy bien.

miércoles, julio 09, 2008

Acerca de la Ordinariez

Últimamente, me ha llamado la atención una actitud muy ordinaria de alguna gente de la llamada "farándula". Ya he visto dos veces a hombres enrostrarle a los periodistas lo poco que ganan, en una actitud despectiva, burlesca y muy, pero muy rasca. Les sacan a relucir sus cinco años de estudio y sus extensas jornadas laborales a cambio de un sueldo más bien bajo. ¡Lo encuentro el colmo! A mí jamás se me ocurriría enrostrarle en la cara a una persona cuánto gana, por muy furiosa que que estuviera.
Entiendo que cualquiera pueda sulfurarse con la actitud cargante de algunos periodistas de farándula, que intrusean en la vida privada de la gente y hacen preguntas impertinentes. Puedo comprender que se enojen, que exijan respeto y sean cortantes y hasta pesados. Pero de ahí a insultar y a descalificar, me parece el colmo. Sé que los periodistas de farándula no son de lo más ético del mundo, pero no merecen ese trato vejatorio. Además, generalmente el mal trato va hacia los reporteros, los que están ahí porque reciben órdenes de estarlo. Y no los panelistas o editores, verdaderos responsables del acoso y de los comentarios malintencionados y envidiosos que engrosan páginas de papel couché, columnas virtuales o minutos eternos de telecisión.
Hoy solidarizo con los periodistas por dos cosas: primero, porque estudié dos años periodismo, y aunque dejé la carrera porque no me gustó, conservo muchos amigos periodistas y no dejo de pensar que yo podría ser uno de ellos. Por otro lado, solidarizo con ellos, porque yo también recibo un sueldo que no alcanza ni por si acaso las estratosféricas sumas de los reyes de farandulandia. Soy una persona común y corriente, que trabaja para pagar sus cuentas todos los meses, al igual que esos reporteros insultados.
Encuentro el colmo que los señores Zúñiga y Pinilla hayan tomado esa actitud tan rasca. Burlándose de gente profesional, que estudió y se saca la cresta trabajando. Mientras uno de ellos, se jacta de ganar millones sin hacer nada, y el otro está acusado de estafador. Eso me parece harto más vergonzoso que el trabajar honradamente por un sueldo, talvez bajo, pero digno, al estar ganado con trabajo honrado. Osea, estos señores piensan que la calidad de la persona se mide en sus millones. ¡Por favor! para eso, entonces santifiquemos a mafiosos y narcotraficantes o hagamos un monumento a todos los que pasaron por Capuchinos por estafa y se hicieron ricos.
La actitud de esos dos, es de lo más rasca que me ha tocado ver en el último tiempo. Espero no srguir escuchando comentarios así.

martes, julio 08, 2008

Gora San Fermín!!!


Un pequeño homenaje de una guiri nostálgica